En la Argentina, el 96,3 por ciento de los adultos piensa que los chicos y las chicas no deben ser castigados físicamente. Sin embargo, al preguntar por las prácticas, los mismos encuestados dan cuenta del frecuente uso del castigo físico en la crianza (40,5 por ciento). Esta tensión entre la creencia y la práctica presenta un desafío: trabajar para que las madres, los padres y otros cuidadores reconozcan y desnaturalicen las prácticas violentas y desarrollen nuevas habilidades.
Maltrato es “cualquier omisión o acción, intencional o no, por parte de las personas a cargo del niño, niña o adolescente que comprometan la satisfacción sus necesidades primarias (alimentación, abrigo y protección contra el peligro) y socioemocionales (interacción, afecto, atención, estimulación y juego) por las que se vea afectado su desarrollo físico y emocional, su integridad y que implique una vulneración de sus derechos” (según la definición de Unicef, 2012).
Con o sin marcas
El maltrato físico es la forma más evidente, pero el maltrato emocional o psicológico es la modalidad más común y al mismo tiempo más difícil de reconocer. Los gritos, las amenazas, los insultos y las descalificaciones son formas de maltrato que no dejan marcas tan visibles, pero también afectan el desarrollo integral de las niñas y niños.
El marco normativo de nuestro país brinda un contexto adecuado para la erradicación del maltrato y la violencia contra niñas, niños y adolescentes. El castigo corporal está prohibido desde la sanción del nuevo Código Civil y Comercial de la Nación (artículo 647) y la Ley de Protección Integral de la Niñez (26.061).
La Convención sobre los Derechos del Niño es taxativa en este aspecto: establece que el Estado tiene la responsabilidad de asegurar políticas, recursos y asistencia apropiados para que la familia pueda asumir adecuadamente sus funciones en la crianza.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) apoya iniciativas y políticas públicas que tienen por objeto generar espacios de reflexión y capacitación de madres y padres para una crianza no violenta, basada en la equidad. En ese sentido, desarrollamos la “Guía práctica para evitar gritos, chirlos y estereotipos” que incluye consejos para la crianza sin violencia.
Entre otras cosas, este manual sugiere fortalecer el diálogo para la resolución de conflictos; establecer límites claros para que el niño sepa lo que puede hacer; hábitos saludables y una rutina que permitan anticipar lo que ocurrirá; y la aceptación de la niña/o tal y como es, evitando exigir que respondan a estereotipos y sin discriminación.
A criar se aprende: todas las familias enfrentan desafíos en torno de la crianza. Desde Unicef proponemos recursos innovadores para que las chicas y los chicos aprendan y se desarrollen como personas plenas, seguras de sí mismas, y se conviertan en adultos responsables que no recurran a la violencia ante las dificultades.
Líneas de acción
La protección de la infancia frente al maltrato es responsabilidad de toda la sociedad.
Ante el conocimiento o la sospecha de una situación de violencia contra un niño o una niña, es importante dar intervención a los organismos de niñez especializados a través de las líneas #102, disponibles en 15 provincias, o el Servicio Local de Protección de Derechos de niños, niñas y adolescentes más cercano, según el distrito del que se trate.
Estos organismos deben facilitar el apoyo a las familias para que puedan cumplir adecuadamente su rol. En casos gravísimos de vulneración de derechos, pueden tomar una medida de protección excepcional que resguarde al niño o a la niña bajo el cuidado temporario de un familiar o una institución.
Ninguna forma de violencia es justificable. Toda forma de violencia es prevenible. Un mundo libre de violencias para los niños y las niñas también depende de cada uno de nosotros.
* Representante Adjunta de Unicef Argentina.
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Con o sin marcas
El maltrato físico es la forma más evidente, pero el maltrato emocional o psicológico es la modalidad más común y al mismo tiempo más difícil de reconocer. Los gritos, las amenazas, los insultos y las descalificaciones son formas de maltrato que no dejan marcas tan visibles, pero también afectan el desarrollo integral de las niñas y niños.
El marco normativo de nuestro país brinda un contexto adecuado para la erradicación del maltrato y la violencia contra niñas, niños y adolescentes. El castigo corporal está prohibido desde la sanción del nuevo Código Civil y Comercial de la Nación (artículo 647) y la Ley de Protección Integral de la Niñez (26.061).
La Convención sobre los Derechos del Niño es taxativa en este aspecto: establece que el Estado tiene la responsabilidad de asegurar políticas, recursos y asistencia apropiados para que la familia pueda asumir adecuadamente sus funciones en la crianza.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) apoya iniciativas y políticas públicas que tienen por objeto generar espacios de reflexión y capacitación de madres y padres para una crianza no violenta, basada en la equidad. En ese sentido, desarrollamos la “Guía práctica para evitar gritos, chirlos y estereotipos” que incluye consejos para la crianza sin violencia.
Entre otras cosas, este manual sugiere fortalecer el diálogo para la resolución de conflictos; establecer límites claros para que el niño sepa lo que puede hacer; hábitos saludables y una rutina que permitan anticipar lo que ocurrirá; y la aceptación de la niña/o tal y como es, evitando exigir que respondan a estereotipos y sin discriminación.
A criar se aprende: todas las familias enfrentan desafíos en torno de la crianza. Desde Unicef proponemos recursos innovadores para que las chicas y los chicos aprendan y se desarrollen como personas plenas, seguras de sí mismas, y se conviertan en adultos responsables que no recurran a la violencia ante las dificultades.
Líneas de acción
La protección de la infancia frente al maltrato es responsabilidad de toda la sociedad.
Ante el conocimiento o la sospecha de una situación de violencia contra un niño o una niña, es importante dar intervención a los organismos de niñez especializados a través de las líneas #102, disponibles en 15 provincias, o el Servicio Local de Protección de Derechos de niños, niñas y adolescentes más cercano, según el distrito del que se trate.
Estos organismos deben facilitar el apoyo a las familias para que puedan cumplir adecuadamente su rol. En casos gravísimos de vulneración de derechos, pueden tomar una medida de protección excepcional que resguarde al niño o a la niña bajo el cuidado temporario de un familiar o una institución.
Ninguna forma de violencia es justificable. Toda forma de violencia es prevenible. Un mundo libre de violencias para los niños y las niñas también depende de cada uno de nosotros.
* Representante Adjunta de Unicef Argentina.