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“Procuramos que se convierta en el supermercado del mundo”

Lo afirmó Marcelo Terzo, coordinador de Políticas de Agregado de Valor del Ministerio de Agroindustria de la Nación. Resaltó la conformación de mesas de competitividad y defendió la reducción de personal en el área

La necesidad de agregar valor a la producción está en la agenda económica desde hace muchos años. Pero eso no implica que se logren avances contundentes, independientemente de los colores políticos del gobierno de turno. En este último período la búsqueda pasa por la competitividad y Marcelo Terzo, coordinador de Políticas de Agregado de Valor del Ministerio de Agroindustria de la Nación, defendió ante PUNTAL VILLA MARÍA las distintas mesas conformadas a tal fin por la administración de Mauricio Macri. Reconoció que muchos factores juegan en contra, como infraestructura, presión impositiva y logística, aunque resaltó que con la Ley Pyme el gobierno nacional está bajando impuestos para el sector. Graficó el camino a recorrer afirmando que “todos los frentes están abiertos”.

- ¿En qué ejes están trabajando para impulsar el agregado de valor?

La obsesión del presidente y la nuestra es procurar que Argentina deje de ser el granero y se convierta en el supermercado del mundo. Para ello necesitamos agregar valor a la producción primaria; somos grandes productores de granos, pero se van sin elaborar por el puerto. En ese marco estamos trabajando, algo que no es sencillo ni se hace por arte de magia. Son procesos y estamos obsesionados en construirlos y ayudar a los emprendedores, que son los que tienen excelentes ideas, para que generen industria y mercados. En ese esquema desde el Ministerio de Agroindustria procuramos contribuir de distintas maneras, con sellos de identificación de calidad, protocolos de trabajo que marquen la trazabilidad y cada uno de los procesos, como el envasado. El desafío es ser competitivos.  

- ¿Qué áreas son prioritarias para llegar a ser un supermercado del mundo? 

Los frentes están todos abiertos. Cada ministerio y funcionario buscan el mismo objetivo. Hay varios problemas. De infraestructura, porque al que quiere producir le falta gas, energía o no tiene los caminos en condiciones. También está la presión impositiva, costos de logística y carga salarial. Todo impacta y hace que la rueda demore en girar. Para eso nosotros armamos las mesas de competitividad, muchas de ellas presididas directamente por Mauricio Macri. Hay algunas muy vinculadas con la región, como la lechera y la cárnica, en donde los actores, o sea, industria, producción y Estado, están trabajando juntos para solucionar cuestiones de corto, mediano y largo plazo. 

- Nombró algunos problemas muy serios que apuntan a la competitividad. ¿Hay avances?

El Estado va avanzando en lo que puede. No es simplemente un discurso querer tener más transporte por vías férreas; se están haciendo obras e invirtiendo millones en eso. No es una ilusión lograr mejores aeropuertos para que nuestros productos salgan del país, sino que se está trabajando en los aeropuertos de Córdoba, Salta y Jujuy; o los puertos a lo largo del Río Paraná. Tampoco es casual que existan cada vez más kilómetros de autovía, para que las rutas sean más seguras y los costos de fletes disminuyan. Los frentes están todos abiertos. Desde nuestro ministerio hacemos la parte que nos compete, por ejemplo con la eliminación de trámites. Nosotros queremos que los empresarios de agroindustria hagan lo que mejor saben hacer, que es producir, y no que estén haciendo trámites por todos lados. Trabajamos fuertemente sobre la simplificación y desburocratización. 

- Ahí se anotan un punto.

Sí, porque solamente en el SENASA eliminamos más de 700 aranceles.  Bajamos 1200 trámites en distintos organismos de nuestro propio ministerio. Armamos más de 20 mesas de competitividad. En esta región la lechera y la cárnica son muy fuertes, pero también contemplamos a frutos secos, que es una economía regional y pequeña; o los productos orgánicos, destinados a un mercado específico. Vamos de a poco contribuyendo con distintas acciones; es algo que se construye día a día. Queremos que nuestros productos lleguen al resto del mundo y para eso en los últimos 2 años abrimos más de 120 mercados; algunos los habíamos perdido y ahora pudimos recuperar; otros son nuevos. Estamos llegando incluso con productos que ni pensábamos, como semen equino que exportamos a algunos países del mundo.

- ¿Por dónde pasan las demandas de los empresarios de la región?

Las demandas son lógicas. Financiamiento, porque todavía está alto para las pymes. Se busca que baje, aunque eso está vinculado con la macroeconomía y no es sencillo. El reclamo más fuerte pasa por ahí. También están cuestiones relacionadas con lo impositivo, pero hay que decir que a través de la Ley Pyme y de distintas simplificaciones de trámites, es la primera vez en muchos años que en nuestro país se bajan impuestos. Obviamente no es todo lo que queremos ni en el momento que necesita cada empresario en particular porque si no desfinanciaríamos al Estado, que también está haciendo un esfuerzo. No son casuales las reducciones que existen en muchos ámbitos tratando de optimizar al máximo nuestros recursos, que salen de los impuestos. Y también hay que enfrentar algunas cuestiones que estuvieron desconectados en el tiempo y hoy tienen repercusiones, como las tarifas. Es cierto que pueden llevar a una situación de enojo, pero durante muchos años no se transparentaron. Y a eso lo pagamos todos. 

- ¿Cómo impactan las reducciones en el Ministerio de Agroindustria? 

En primer lugar quiero salvaguardar la situación personal de cada uno porque a nadie le cae bien quedarse sin trabajo; pero también es cierto que no se trata de una ocurrencia ni de algo que se armó de un día para otro. Se hizo un estudio pormenorizado de cada área y de la dotación de recursos humanos que debía tener. Los que quedaron vacantes son puestos que no tienen necesidad de contar con una dotación porque ya están cubiertos o se tratan de tareas que actualmente no son necesarias por la modernización del Estado. Durante más de dos años se analizó la racionalidad de cada puesto. Y la realidad es que no podemos cambiar si el Estado es deficitario. Hay que tener un Estado más barato si queremos tener menos impuestos. 

Pablo Correa.  Colaborador

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