“Ascendimos a la quinta categoría. El Bocale es un equipo de la región de Calabria y lo único que tengo para decir son palabras de elogio, porque me cumplieron en todo lo me prometieron. Incluso quieren que vuelva, pero aparecieron algunas ofertas que hay que analizar. Por ahora dejo todo en manos de mi representante (Leo Secondi). El se encargará en estos días de ir viendo lo más conveniente para mi futuro”.
Son los primeros conceptos de Matías Barbuio, antes del reencuentro con sus afectos en Villa María, desde donde partió en septiembre del año pasado con sus maletas cargadas de ilusiones.
“No me puedo quejar, por lo que decía antes, del cumplimiento, pero además porque quería tener una experiencia así. Esto fue algo que esperé mucho tiempo, quería que el fútbol me brindase una chance fuera de mi país. No soy un pibe y ahora quiero aprovechar para poder crecer, en todo sentido. En lo futbolístico, incursionando en un nivel superior y también en lo económico. Pero ya habrá tiempo para eso, ahora lo prioritario es reencontrarme con toda mi familia”, comentó Barbuio en el regreso a la ciudad.
Antes de abandonar la península y a través de las redes sociales (Instagram), Barbuio dejó sintetizado su agradecimiento al club que lo cobijó durante ocho meses con este mensaje:
“Terminó el campeonato. Y sólo me queda agradecer a todo el A.S.D. BOCALE ADMO. (Compañeros, cuerpo técnico, dirigencia, utileros y la gente que siempre apoyó). Sinceramente me hicieron sentir uno de ustedes desde el primer día.
Logramos un hermoso campeonato en lo colectivo, porque fuimos los mejores y quedó demostrado tres fechas antes. En lo personal tuve la suerte de jugar 17 partidos (16 triunfos, 1 empate y 12 goles). Forza bocale”.
Barbuio tuvo en la ciudad destacadas actuaciones que lo llevaron a ser campeón con Universitario en los primeros años de la década y también fue goleador del Provincial de Selecciones en la temporada 2011.
Entonces resultó subcampeón con ese equipo en el que conformó una sociedad de ataque temible con Lucas Barengo, siendo luego compañeros de equipo en el conjunto dirigido por Joselito Bernadó.
También tuvo un paso por Alumni y una experiencia en Central Norte de Salta, donde jugó con su amigo Renzo Grasso.
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