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Escándalo por manipulación de datos en Brasil y malestar por represalias

En medio del escándalo por la manipulación de datos de las víctimas del coronavirus, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, reconoció ayer que las protestas que piden su renuncia le “preocupan”, pero afirmó que ganará “la guerra” y que el país no girará “a la izquierda”, al tiempo que reiteró que su gobierno no es el responsable por los más de 35.000 muertos y el desempleo causados por la pandemia.

El domingo, el Ministerio de Salud envió un link de su página web en la que informaba de 1.382 muertos registrados en las últimas 24 horas, con más de 35.000 muertos desde el inicio de la pandemia, pero media hora después alteró esa cifra a 525, una diferencia de 857 fallecimientos.

El escándalo generado por la alteración de datos del Ministerio de Salud -que lo atribuye a un error- abrió la semana de Bolsonaro, que por primera vez aceptó que las protestas opositoras del domingo pueden erosionar al gobierno.

En paralelo, la mitad de los shoppings del país comenzó a funcionar con restricciones.

San Pablo, el epicentro del brote en el país, dijo que espera haber llegado a la “meseta” de contagios, mientras que Fortaleza, capital de Ceará, tercer estado más perjudicado por el coronavirus, abrió el comercio callejero y se generaron aglomeraciones de clientes en sus calles peatonales de comercio popular.

Bolsonaro no se refirió directamente a la omisión de datos del Ministerio de Salud, que institucionalmente generó una reacción de los estados y, principalmente, del presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia.

"Jugar con la muerte es perverso. Al alterar los números, el Ministerio de Salud tapa el sol con la mano. Hay que recuperar la credibilidad de la estadística. Un ministerio que tortura números crea un mundo paralelo para no enfrentar la realidad de los hechos", denunció Maia.