Desde el Área de Mujeres de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se difundió un informe sobre el perfil de Argentina en cuanto a igualdad de género, marcando una notoria desigualdad entre hombres y mujeres, más las personas de la comunidad LFBT+. El relevamiento analiza diversas aristas como la pobreza, la educación y el acceso a la salud. En todos los parámetros hay una marcada discriminación a favor del hombre.
La ONU alertó sobre la vulnerabilidad social y económica de las mujeres
En un perfil que elaboró el organismo internacional sobre la situación en Argentina se aseguró que, junto con el colectivo LGBTIQ+, padecen la mayor cantidad de limitantes y que son víctimas de discriminación en el acceso al trabajo, al estudio y a la salud
El objetivo del informe, tal como señalan desde la ONU, es “colaborar en el trabajo que llevan adelante desde los distintos sectores promoviendo e implementando medidas conducentes a la igualdad”, y sostienen que, en cuanto a lo cualitativo y cuantitativo, estudian la desigualdad “como pieza clave en el diseño de iniciativas, tanto a nivel de política pública como diferentes planes y proyectos que promuevan la igualdad sustantiva y el pleno ejercicio de los derechos humanos por parte de las mujeres y las personas LGBTIQ+”.
Junto con la ONU, trabajaron en el desarrollo del informe varias agencias del Sistema de Naciones Unidas, el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, instituciones académicas y organizaciones de la sociedad civil.
“Las mujeres y personas LGBTIQ+ son quienes se encuentran en situación más crítica y tienen más probabilidades de caer en la pobreza o en la pobreza extrema”, indica el informe publicado ayer en el sitio del organismo internacional, y señala que “existe una serie de causas estructurales que llevan a que las mujeres e identidades feminizadas estén expuestas a un mayor riesgo de caer en la pobreza y la pobreza extrema: les dedican mayor cantidad de tiempo a los trabajos domésticos y de cuidados que los varones, están en una situación de desventaja en el mercado laboral, son quienes acceden a los trabajos más precarizados, son afectadas más fuertemente por las crisis económicas -así como por las políticas económicas contractivas-, padecen violencia por razones de género, acceso desigual a la seguridad social y cobertura de salud, entre otras”.
En relación con la pobreza, lo que señala el informe es que, según la Cepal, “la incidencia de la pobreza en los hogares encabezados por mujeres en 2018 fue de 28,1%, superando el porcentaje total. En los hogares encabezados por varones el índice fue de 22,1%. Por otra parte, el 4% de los hogares encabezados por mujeres son pobres extremos, mientras que en el caso de los encabezados por varones el porcentaje es del 3,3%”.
En este sentido, lo relacionan directamente a lo que es el trabajo doméstico y de cuidados no remunerados, en tanto que “la distribución de los trabajos domésticos y de cuidados es profundamente desigual entre varones y mujeres y es uno de los principales determinantes económicos en las desigualdades en las trayectorias educativas, la participación en el mercado de trabajo, pobreza y la participación política y social de las mujeres”.
Sostienen que estas desigualdades se agudizan entre las mujeres, de acuerdo con algunos factores como: cantidad de hijos, nivel socioeconómico, lugar de residencia, entre otras interseccionalidades.
“Las mujeres le dedican 6,4 horas diarias, mientras que los varones 3,4 horas diarias al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado”, señalan, y aseguran que “esto implica un total de 96 millones de horas diarias de trabajo gratis de las mujeres dedicadas a tareas del hogar y de los cuidados”.
Del mismo modo, sostienen que tanto mujeres como la comunidad LGBT+ se encuentra en desventaja con los hombres en el mercado laboral: “están más expuestas a la subocupación, desocupación y están sobre representadas en las ramas de actividad más precarizadas y en las que presentan mayores porcentajes de informalidad”, dice el relevamiento, y agrega: “Las mujeres se encuentran segregadas horizontalmente en las actividades consideradas como típicamente femeninas, vinculadas con los trabajos domésticos y de cuidado”.
En la educación y la salud
Si bien el acceso a la educación es universal y gratuito en todos los niveles en Argentina, el estudio dio cuenta de que las mujeres terminan en un 4,5% menos que los varones la escuela secundaria, aunque en el caso del nivel universitario, son las mujeres la mayor cantidad de graduadas. “Las personas LGTBIQ+ tienen tasa de abanodono escolar muy altas y están expuestas a situaciones de discriminación y violencia en las escuelas”, señala el informe, en tanto que alerta sobre la segregación horizontal: “la menor presencia de mujeres en las carreras de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), limitan y condicionan -posteriormente- el acceso al mercado de trabajo, así como las condiciones y las oportunidades laborales”, dicen desde la ONU.
En el caso de los egresados de las universidades nacionales, indican que se estima que el 61% son mujeres y el 39% son varones, pero que en el área de conocimiento “las mujeres representan la mayoría de las inscriptas en las áreas de humanidades y artes (60%), ciencias sociales (59,6%) ciencias médicas y de la salud (74,6%); mientras que los varones en las áreas de ingenierías y tecnologías (66,5%), ciencias naturales y exactas (59,8%)”.
En lo que respecta a salud, desde el organismo internacional sostienen que el acceso y cobertura también es desigual: “Existen diferencias según la jurisdicción sanitaria, el subsistema de salud (público, obras sociales y privado), la orientación sexual e identidad de género, la edad, así como para las personas con discapacidad o personas indígenas o migrantes”, indican y hacen referencia a lo que -durante el transcurso de la redacción de esta nota- se trataba en el Senado, respecto a la Interrupción Voluntaria del Embarazo.
“El embarazo no intencional es una manifestación de la inequidad y exclusión social ya que afecta, principalmente, a las adolescentes de los estratos más vulnerables, a las mujeres que viven en áreas rurales, mujeres migrantes y de pueblos indígenas”, sostiene el informe, y agrega: “A menor edad de la adolescente, mayor es la probabilidad de que el embarazo sea producto de abuso sexual, relaciones forzadas y/o explotación sexual y vulnerabilidad por falta de acceso a servicios de salud y protección de derechos efectivos”.
Entre otros datos, señalan que el 69,8% de las mujeres tienen cobertura de salud en los subsistemas de obras sociales privadas, mientras que el 30,1% accede al sistema de salud en el sistema público. “En el caso de los varones, la proporción es del 66,9% y el 33%, respectivamente”, dicen, y destacan que “el 80% de las personas trans y travestis no tiene obra social, prepaga o plan estatal”.
Violencia y discriminación
Otro de los puntos en los que la ONU enfocó su análisis tiene que ver con los hechos de violencia y discriminación a los que se ven expuestas las mujeres y las personas de la comunidad LGBT+. “Argentina dispone de un marco normativo robusto en relación con la protección integral frente a la violencia contra las mujeres (Ley Nro. 26.485), que ha sido recientemente modificado, incluyendo nuevos tipos y modalidades de violencias. Asimismo, dispone de regulación sobre capacitaciones obligatorias para la totalidad de agentes estatales nacionales, a la que han adherido las jurisdicciones (Ley Micaela) y un Cuerpo de Abogadas y Abogados para Víctimas de Violencia de Género”.
Sin embargo, son conscientes de que la prevención, la atención y la erradicación de las violencias por razones de género “es aún una asignatura pendiente. Esto se visualiza en las tasas de femicidios, trasvesticidios y transvesticidios”, señala el estudio, que recuerda que las mujeres víctimas de estos hechos no consiguen frenar las situaciones de violencia con sus denuncias.
Finalmente, el informe presenta una desigual participación política y social. Por más que Argentina haya sido pionera en la región y en el mundo con la implementación de la Ley de Cupo Femenino y la de Paridad de Género, “aún resta mucho camino por recorrer en los cargos de decisión en el Poder Ejecutivo y en el Poder Judicial”, sostienen desde la ONU, y agregan: “Quedan pendientes la eliminación de otras barreras legales y también obstáculos informales basados en los estereotipos y rolestradicionales de género y arraigados en la cultura política machista y patriarcal”.
Para ejemplificar esta realidad, el organismo presenta una serie de datos actuales:
• En la actualidad el 42% de los diputados y el 39% de los senadores del Congreso Nacional son mujeres (HCDN y HCSN, 2020).
• En las legislaturas provinciales las mujeres ocupan en promedio el 33% de las bancas.
• La vicepresidenta de la Nación es mujer y hay 2 gobernadoras mujeres de 24 provincias.
• Sólo el 21% del gabinete nacional (ministros) son mujeres; (en 2019 se creó el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad).
• A nivel local, se estima que el 10% de las intendencias de todo el país son ejercidas por mujeres (118).