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De qué se acusa a Macarrón: convocan a 50 testigos para desentrañar un enigma que lleva 15 años

El traumatólogo de 62 años está imputado de planear el crimen de su esposa Nora Dalmasso y ofrecer dinero a una o varias personas para asesinarla en su casa de Villa Golf. Desde mañana, arranca una maratónica ronda de testimoniales en busca de la verdad

Medio centenar de mujeres y hombres desfilarán por la sala de juzgamiento de los tribunales de Río Cuarto en el juicio por el asesinato de Nora Dalmasso que dará comienzo mañana, en medio de una creciente expectativa en la ciudad y en los medios de prensa de todo el país.

Desde la recordada mañana en la sala de conferencias del Hotel Ópera, cuando el traumatólogo riocuartense Marcelo Macarrón -de entonces 47 años- decidió convocar por primera y única vez a una conferencia de prensa para expresar su dolor, pero también para hacer público que perdonaba la infidelidad de su esposa. Desde esa mañana de estupor al próximo lunes 14 de marzo, fecha marcada a fuego para el comienzo del juicio por el cruento asesinato de Nora Dalmasso, habrán transcurrido más de 15 años sin que la truculenta escena que mostraba a la mujer de 51 años ahorcada por el lazo de su bata, en la coqueta vivienda de la Calle 5 numeración 627 de Villa Golf, encontrara justicia.

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A la vuelta de los años, el hombre de traje impoluto y rostro desencajado acabó en el centro de las sospechas y llevado al banquillo de los acusados.

Así se lo verá desde mañana a Marcelo Macarrón, acusado de homicidio triplemente calificado: por el vínculo (la víctima era su esposa), por alevosía (es la figura que se aplica cuando el autor procede “sobre seguro”, es decir, sin riesgo de que la víctima pueda defenderse) y por precio o promesa remuneratoria (se trata del “crimen por encargo” que se concreta cuando alguien contrata a un tercero para que cometa el asesinato).

La figura penal por la que se decantó el fiscal de instrucción Luis Pizarro se diferenció claramente de la que había propiciado el anterior fiscal de la causa, Daniel Miralles.

Miralles había señalado a Macarrón como presunto autor material del crimen de Nora Dalmasso. Para eso, se había basado en la prueba genética obtenida en la escena del delito, una muestra de semen que los expertos del FBI atribuyeron al traumatólogo.

Esa huella genética que podía ser interpretada como un fuerte indicio de presencia, queda relativizada ahora con la acusación que deberá afrontar desde mañana el viudo. ¿La reflotará el fiscal Julio Rivero durante el juicio? Es uno de los enigmas reservados a este proceso.

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7.00 son las fojas que fue acumulando la kilométrica causa que busca esclarecer el crimen de Nora Dalmasso. 24 serán los jurados populares que intervendrán en esta ocasión. Ocho de ellos serán los titulares con derecho a voto. 300 es la cantidad de testigos que fue acumulando la causa. Una parte de ellos -se estima que 50- volverán a declarar en este juicio. A ellos se les podrían sumar los nuevos testigos que surjan durante la dinámica de las audiencias. 7.00 son las fojas que fue acumulando la kilométrica causa que busca esclarecer el crimen de Nora Dalmasso. 24 serán los jurados populares que intervendrán en esta ocasión. Ocho de ellos serán los titulares con derecho a voto. 300 es la cantidad de testigos que fue acumulando la causa. Una parte de ellos -se estima que 50- volverán a declarar en este juicio. A ellos se les podrían sumar los nuevos testigos que surjan durante la dinámica de las audiencias.

La nueva figura penal

En noviembre de 2018, Luis Pizarro, por entonces fiscal de Lucha contra el Narcotráfico y fiscal ad hoc en la causa más candente de la provincia, sorprendió a todos cuando anunció a través del sitio de prensa oficial del Tribunal Superior que el caso Dalmasso finalmente era enviado a juicio con un único acusado: el esposo de la víctima, Marcelo Macarrón.

La sorpresa no estuvo en el nombre propio sino en el delito que le atribuía. Macarrón -el conocido médico, popular entre los planteles de rugby de la ciudad- pasaba de ser sospechoso de matar a su esposa a transformarse en el presunto instigador del crimen.

En el escrito de elevación a juicio, Pizarro sostiene que Macarrón mantenía “desavenencias” con su esposa y, unos meses antes del 25 de noviembre de 2006, habría planificado el crimen, junto a personas que no pudieron ser identificadas por la investigación.

Señaló el fiscal que el plan buscaba obtener alguna ventaja política o económica y, para llevarlo adelante, se valió de una coartada cuidadosamente organizada.

Para Pizarro, Macarrón tenía la certeza de que los demás integrantes de la familia no iban a estar en su casa y Nora se encontraría sola. Con esa perspectiva, habría contratado a una o varias personas para dar muerte a su esposa, a cambio de una “promesa remuneratoria”.

Para asegurarse ese fin, le habría dado un juego de llaves de la casa, y en la fecha elegida Macarrón viajó a Punta del Este a disputar un torneo de golf, “para despejar cualquier posibilidad de sospecha sobre su persona”, afirmó Pizarro.

“Así, mientras Marcelo Macarrón se encontraba en Uruguay entre las 20 del día 24 de noviembre de 2006 y antes de las 3.15 del 25 de noviembre, al menos una persona se hizo presente en el domicilio de calle 5 número 627 de Villa Golf, ingresó con una de las llaves de acceso y se escondió en el interior a la espera de que llegue Nora Dalmasso”, describió Pizarro.

Y agregó: “Alrededor de las 3.15, el homicida aprovechó la indefensión de la víctima, aguardó que hiciera la rutina previa a su descanso y la abordó cuando dormía en la habitación de su hija, ubicada en la planta alta de la vivienda”.

Una vez ahí, “cumpliendo con el plan delictivo acordado previamente con Macarrón y sus adláteres, la tomó del cuello, ejerciendo una fuerte presión con sus manos, anulando así toda posibilidad de defensa. Acto seguido, utilizó el cinto de toalla de la bata y realizó un doble lazo alrededor del cuello, ocasionando la muerte por asfixia mecánica”.

Concluyó la acusación de Pizarro sosteniendo que “probablemente como parte del plan criminal, ordenó la escena con la finalidad de simular un hecho de índole sexual, tras lo cual se retiró sin dejar rastro”.

Cuando Macarrón fue notificado de la nueva imputación se limitó a reiterar que era inocente. “Niego totalmente el hecho que se me imputa en esta causa, soy totalmente inocente, como ya lo he dicho en varias oportunidades y, por asesoramiento de mis abogados, me voy a abstener de declarar”, fueron las únicas palabras que pronunció frente al fiscal de instrucción.

Este mismo hecho será el que leerá mañana la secretaria de la Cámara Primera del Crimen frente al acusado. Cuando los jueces le pregunten a Macarrón si declarará, ¿se mantendrá en esa respuesta lacónica o se explayará?

No estarán sólo los magistrados, habrá 24 ciudadanos comunes que estarán atentos a ese momento, ocho de ellos al final del juicio tendrán derecho a votar por la culpabilidad o la inocencia de Macarrón.

Los testigos serán multitud

Para intentar echar algo de luz a un hecho que todos estos años se mantuvo en la nebulosa, los tres jueces de la causa -Daniel Vaudagna, Natacha García y Gustavo Echenique Esteve- convocarán a medio centenar de hombres y mujeres para que declaren como testigos.

La cifra de testimoniales, inusual desde que el 22 de septiembre de 2004 se habilitara la modalidad de los juicios por jurados en el territorio cordobés, es apenas una parte de los casi 300 testigos que tiene la causa judicial de 7 mil folios.

Esa lista preliminar podrá ampliarse durante el curso de las audiencias si algún testigo menciona a otra persona que el fiscal de Cámara o la defensa crean oportuno citar. Tampoco incluye a los peritos que serán convocados por las partes.

El resto de los testimonios recogidos por los sucesivos fiscales que tuvieron a su cargo la causa Dalmasso serán incorporados por su lectura, es decir, tendrán validez sin necesidad de que esos dichos sean refrendados oralmente.

Semejante desfile de personas por los tribunales de Río Cuarto hace presumir que el juicio pueda prolongarse durante meses. Previendo esa situación, en la Cámara Primera del Crimen despejaron la agenda de los jueces Vaudagna y García hasta avanzada la temporada otoñal. Ambos vocales, junto al juez de Ejecución Penal que integra la cámara, estarán abocados exclusivamente a una causa que desde el cruento hallazgo del 26 de noviembre de 2006 -cuando hallaron el cadáver de Nora Dalmasso en la habitación de su hija- interpela a la Justicia cordobesa.

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Jueces sin toga, pero con sentido común

La repentina decisión de la familia de Nora de retirarse de la querella dejó exclusivamente en manos del fiscal de Cámara Julio Rivero la posibilidad de acusar a Marcelo Macarrón.

Unicamente en ese caso los jurados populares se encontrarán en condiciones de emitir su voto. Si por algún motivo Rivero desiste de acusar, el juicio concluirá con la absolución del viudo.

En caso de que se dé lo contrario, el rol de los jurados populares pasará a ser decisivo, pues ellos cuentan con 8 de los diez votos que deciden la sentencia.

La selección de los ciudadanos comunes que integran el tribunal llevó tres maratónicas jornadas que iniciaron por la mañana y se prolongaron hasta entrada la tarde. Tanto el fiscal como la defensa objetaron al menos a una persona cada uno. Otros pidieron ser relevados por cuestiones laborales.