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Para el guardia del Golf, en la casa de Nora Dalmasso "no hubo una lucha"

Santiago Ramón Gattica trabajaba en la garita de control y fue el primer policía en llegar al lugar donde cometieron el crimen. Dijo que lo que más lo sorprendió fue que todo estuviera "demasiado" ordenado. La víctima no habría tenido ocasión de defenderse

El primer policía en llegar al primer piso del chalet de la Villa Golf donde yacía Nora Dalmasso fue Santiago Ramón Gattica. Aquel domingo lluvioso del 26 de noviembre de 2006 Gattica era el guardia del puesto número 1.

El primer testigo citado ayer ya no viste uniforme. Renunció muy poco tiempo después de esa jornada desapacible y hoy está desocupado.

Apenas recibió el llamado en la garita salió presuroso hacia la Calle 5 porque la voz del hombre mayor que lo llamó le avisaba que había una mujer descompuesta.

Cuando Gattica llegó a la vivienda de la familia Macarrón lo recibió Pablo Radaelli, el vecino que había encontrado a Nora sin vida. “Este hombre me hablaba mucho, pero yo lo escuchaba como en un segundo plano porque lo que quería era subir rápido para asistir a la persona. Pensé que estaba descompuesta, pero cuando subimos me topé con un olor fuerte y un cuerpo sin vida, boca arriba”.

De hablar tranquilo y campechano, Gattica lució ayer como un testigo colaborativo y veraz.

La primera idea que se le cruzó por la cabeza cuando vio la escena del crimen fue que, pese a la violencia sufrida por la mujer, la habitación estaba en completo orden. “El cuerpo tenía la parte superior desnuda y una sábana verde le cubría las partes íntimas. Esa sábana estaba bien acomodada. Estaba todo muy bien ordenado, eso me llamó mucho la atención porque no parecía que hubiera habido una lucha ahí”, comentó el expolicía.

Además del cinto de una bata con el que Nora había sido ahorcada, Gattica observó moretones en el cuello -producto de la presión del cinto- y también en el rostro.

De su testimonio puede inferirse que Nora Dalmasso fue sorprendida mientras descansaba y la atacaron a traición. “La escena con la que yo me encontré estaba por de más ordenada”, insistió.

Después de comunicarse con la Policía para que enviaran más efectivos y, una vez que fue desocupado, Gattica regresó a la garita y empezó a escribir en el libro de novedades cada uno de los detalles que vio en la vivienda de la Calle 5, a la altura del 627. “Lo hice porque pensé que luego eso podía servir de prueba, después no sé si a ese libro se lo incorporó al expediente o qué sucedió”, comentó.

El siguiente testigo convocado fue Néstor Alfredo Suárez (57), excuñado de Marcelo Macarrón.

Al acercarse al estrado le hizo un gesto amistoso y lo primero que dijo frente a los jueces fue que creía que Macarrón era inocente. “Lo conozco de hace años, a ambos los conocía, y me parece imposible que haga una cosa así”.

Al igual que el de Gattica, su testimonio resultó minucioso y claro.

El teléfono de su casa sonó la trágica tarde del domingo. Suárez descansaba pero le avisaron que se preparara porque “algo le había pasado a Nora” y su suegro, el Cholo, lo pasaría a buscar para que fueran juntos hacia la Villa Golf.

Cuando arribaron, Suárez y el padre de Marcelo Macarrón subieron a la habitación. Dijo que en cuestión de minutos advirtió que la gente iba y venía por el lugar. “Algunos cumplían sus funciones, otros no sé”.

Suárez contó que por pudor se quedó a un costado del ingreso a la habitación donde yacía Nora y allí tuvo que quedarse por largos minutos porque la Policía le pidió que actuara como testigo de las actas de secuestro y de inspección ocular.

Confió que en todo momento se preocupó en no tocar ninguna evidencia, incluso cuando el médico policial -el ya fallecido Juan Ribecky- se acercó al cadáver y retiró la sábana que cubría el cuerpo de Nora, le advirtió: “¡No toques!”.

Sobre el final de su testimonio, se refirió a los Macarrón como un matrimonio “normal” y de buen trato. “Nunca escuché infidelidades, ella era de carácter más fuerte. Te decía las cosas de frente y por eso por ahí iba al choque, pero nunca tuve problemas con ninguno de los dos”.

De la situación económica de la familia el testigo comentó que “tenían un buen pasar económico, pero tampoco tenían muchísimo dinero, ni les sobraba: vivían bien, pero al día”.

Después de cuatro jornadas cargadas de adrenalina, el juicio por la causa Dalmasso retomará el martes con la presencia de Juan Dalmasso, el hermano de Nora.

Alejandro Fara