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Perón y Evita en Río Cuarto: a 70 años de una visita única

Fue el sábado 21 de febrero de 1948. La pareja encabezó un acto ante una multitud en Plaza Roca

El 21 de febrero de 1948, el entonces presidente de la Nación, Juan Domingo Perón, y su esposa, María Eva Duarte, arribaron cerca del mediodía a Río Cuarto, luego de haber viajado durante varias horas desde Buenos Aires. La histórica visita de la pareja presidencial se concretó días antes de las elecciones legislativas de ese año, por lo que la presencia en la ciudad tuvo un fuerte contenido político.

Según las crónicas de los diarios de la época, y de acuerdo a los relatos de quienes conocen los detalles del inédito acontecimiento, Perón y Evita fueron recibidos por una multitud en las calles. Los números difieren bastante entre las diferentes fuentes, ya que para algunos hubo alrededor de 30 mil personas y para otros exactamente el doble o incluso más. No obstante, más allá de esa discrepancia, los documentos fotográficos dan cuenta de que fueron decenas de miles los que siguieron con devoción la presencia de la pareja en el Imperio. 

El presidente y la primera dama llegaron a bordo de un automóvil por la ruta nacional 8, ingresaron por la que hoy es la calle Fray Quírico Porreca, tomaron por Marcelo T. de Alvear, cruzaron el Puente Carretero y se detuvieron ante la primera parada: la Plaza San Martín. 

Allí fueron recibidos por el interventor federal de la provincia de Córdoba, el generar Aristóbulo Vargas Belmonte, el comisionado municipal, Alfredo Nolasco Ferreira, quien pronunció las palabras de bienvenida, y por el obispo de Río Cuarto, monseñor Leopoldo Buteler. 

“Como buen militar que era, Perón le rindió homenaje a San Martín”, contó a PUNTAL el director del Archivo Histórico Municipal, Omar Isaguirre. 

Tras la breve ceremonia, la pareja se trasladó por calle Constitución hasta la Plaza Roca. Frente a la Catedral, en un palco montado especialmente, la masiva concurrencia vivó una y otra vez a Perón y Evita, quienes fueron los máximos referentes del acto en el que cada uno de ellos pronunció su propio discurso (ver página 18). 

“El efecto movilizador fue lo más llamativo porque se utilizó lo que hoy vulgarmente se denomina aparato. Por supuesto que no era tan sofisticado como lo es ahora, pero sí hubo fuertes contingentes de la región que llegaron a través del tren, por lo que en aquel tiempo se transformó en la manifestación política más importante de la historia de Río Cuarto”, sostuvo Isaguirre. 

Una vez concluido el evento, el presidente y su esposa ingresaron al templo. Evita rezó una breve oración y juntos escucharon la interpretación del Ave María por parte de la Asociación Coral Sinfónica, dirigida por el notable Delfino Quirici. 

“Después caminaron por la nave derecha de la Catedral y, en la zona de la sacristía, tenían una puerta abierta en el muro de la iglesia para que pudieran salir por la calle San Martín, frente al edificio en el que funcionó el viejo diario El Pueblo. La apertura del muro generó fuertes críticas por parte de los sectores ultracatólicos no peronistas, quienes sostenían que se había profanado el templo”, apuntó el director del archivo. 

Poco antes de que oscureciera, Perón y Evita subieron nuevamente a un coche y se dirigieron al predio del Área de Material Río Cuarto (por aquel entonces Taller Regional) para ubicarse en la habitación que les habían reservado en el casino de oficiales. 

“Después de las 20 horas de ese sábado arribaron a la base militar. Perón y Evita cenaron en el lugar, firmaron el libro de visitas y pasaron la noche. Al día siguiente, se levantaron y salieron desde la zona del casino de oficiales para continuar con su viaje (se dirigieron a Córdoba capital)”, recordó Isaguirre. 

-¿No hubo inauguración de obras?

-La presencia de Perón en ese momento, en el pináculo de su carrera, no requería de la inauguración de obras ni de nada por el estilo. La gente estaba dispuesta a ir a donde sea para conocerlo. Río Cuarto tuvo el gran privilegio de que el presidente venga con su esposa, cosa que no sucedió en todos lados. Por ejemplo, en Villa María, en el marco de la misma campaña electoral, Perón acudió solo, sin Evita.  



La salud de Evita



Aunque por el año 1948 nadie hablaba de la salud de Evita y el cáncer que terminó con su vida años más tarde, en 1952, ni siquiera era una posibilidad para sus fervorosos seguidores, hay datos que revelan que cuando la primera dama estuvo en Río Cuarto ya existía el temor de que pudiera descomponerse. Por eso, los organizadores de la visita de la pareja presidencial pidieron que un equipo médico estuviera preparado ante cualquier eventualidad. 

“Se pensaba que la enfermedad de Evita apareció allá por el año 1950 (dos años después de su paso por Río Cuarto). Sin embargo, un médico de la Clínica de Sud había sido convocado y se le había pedido que estuviera preparado junto a su equipo ante la posibilidad de que pudiera darse algún pequeño suceso. Es decir, tenía que estar listo para actuar si Evita se descomponía”, relató Isaguirre. 



Nicolás Cheetham

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