Las víctimas del sexagenario, cuyas siglas son B.E.B. (este medio se reserva su nombre con el fin de salvaguardar la identidad de las damnificadas), resultaron ser su dos nietas menores de edad, quienes fueron abusadas en octubre y noviembre del 2022, según los datos aportados por la Justicia.
Ante la presidenta de la Cámara del Crimen, Edith Lezama de Pereyra, el encartado confesó la autoría de dos hechos de abuso sexual gravemente ultrajante, episodios que estuvieron agravados por el vínculo que tenía el victimario con las víctimas y por la situación de convivencia preexistente. A la calificación penal también se le sumó la carátula de promoción a la corrupción de menores.
Durante la audiencia, el incoado fue declarado reincidente, en virtud de que ya había sido juzgado y condenado a nueve años de prisión por otro hecho de abuso sexual; en aquella ocasión, en perjuicio de su propia hija.
Resta aclarar que el fiscal de Cámara Francisco Márquez representó al Ministerio Público, mientras que el abogado penalista Jorge Bustos fue el defensor ad hoc del imputado.