En la parte final de su trayecto académico, la joven ingeniera puso en marcha una investigación que consistió en pensar otra forma de comercializar la carne de llama, proyecto que avanzó a paso lento y que terminó dando forma a su trabajo final de grado, con el que consiguió su ansiado título universitario.
“Normalmente en la provincia de Jujuy la carne de llama se comercializa sin ningún tipo de valor agregado. Es decir que los productores la venden en mercados locales o regionales sin ser procesada y por lo tanto a un mismo precio”, manifestó la ingeniera.
Según indicó, el proyecto que ella moldeó apunta al reaprovechamiento de la carne de llama a partir de la producción de mortadela con quínoa a nivel artesanal.
“El cambio que propongo con este proyecto es que ese productor que se dedica a la cría de llama tenga una alternativa para su comercialización y pueda a su vez generar un nuevo producto que le habilite otros ingresos a su sistema predial”, argumentó.
La profesional, oriunda de la ciudad de La Quiaca, comentó que actualmente el desarrollo ya está en funcionamiento y que fue posible a partir del montaje de una sala de producción de derivados cárnicos, instalada en la Escuela Provincial Agrotécnica de Cieneguillas, donde ella misma se desempeña como profesora.
“Gracias al proyecto desarrollado para mi trabajo final logramos montar las instalaciones en la escuela y, con la carne que nos acercan los productores, elaboramos esta mortadela siguiendo todos los pasos que demandan este tipo de producciones alimenticias y después ese producto es comercializado en ferias”, relató y sumó: “Además, también lo que hacemos es capacitar comunidades para que quienes quieran puedan incorporar esta alternativa y así tener su propia producción”.
Una propuesta bien valorada
La egresada de la UNVM reconoció que su proyecto fue sumamente valorado por la pequeña comunidad de Cieneguillas, ya que pone énfasis en un producto local y en una práctica ancestral. “No sólo se trata de colocar algo nuevo en las comunidades sino también rescatar todos los saberes que han hecho sobrevivir a estas personas en sus localidades”, mencionó la especialista.
“Lo que este proyecto también busca es que, a partir de este pequeño valor agregado, los jóvenes no se vean obligados a migrar y puedan permanecer en sus localidades incorporando una producción propia y novedosa”, completó.
Por último, Vaquera puso en valor su estadía en Villa María: “Recordaré siempre mi paso por esta Universidad y la ciudad con profunda nostalgia. Hoy lo más satisfactorio para mí, además del título, es haber podido poner un granito de arena en el lugar de donde uno es”.