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Martín Novaretti, el restaurador de autos antiguos de Villa María

Su pasión fierrera comenzó a los 14 años en el taller de su padre. Abrió su propio espacio haciendo la mecánica tradicional de los autos de calle. Reformó un Ford A 1931 y eso le permitió dedicarse por completo a lo que ama

Un apasionado y soñador. Creador, mecánico y artista. Cada auto que sale de su taller de la calle San Juan en barrio Ameghino es una autentica obra de arte.

Martín Novaretti tiene 40 años y es restaurador y reformador de autos antiguos.

Su espacio de trabajo es retroceder el tiempo. Más allá de los autos de película que hay en el lugar, también llaman la atención las cabinas teléfonicas, una moto, heladeras, televisores. La prolijidad y la pasión son las banderas del lugar.

Novaretti trabaja solo: “No tengo empleados. Si me equivoco, el error es mío y no de otra persona (risas)”.

Mientras trabaja en el nuevo proyecto -una camioneta Chevrolet que será descapotable- cuenta acerca de su historia de amor con los autos y sobre todo con la restauración.

“De los 14 años que me dedico a la mecánica. Comencé trabajando con mi papá que tenía un taller donde preparaba autos de competición para Gerardo Cerquetti en Turismo Carretera y TC 2000. También restauraba autos”, dice Martín.

-¿Cómo te iniciaste en la restauración y reforma de autos?

-Cuando arranqué mi propio taller, lo hice con los autos de calle porque no era conocido. Siempre me gustaron las antiguedades y de a poco me fui metiendo. Compré un Ford A del año 1931 que solo tenía el casco y comencé a restaurarlo. Me llevó tres años de trabajo porque lo hacía después de hora.

“Una vez que estuvo listo, empecé a ir a los encuentros de autos antiguos y ahí se abrió el mercado porque mi propio auto fue un cartel de lo que hacía. Me llegaron varios vehículos clásicos para trabajar como originales, hasta ese entonces sin reformas”, cuenta Novaretti.

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Esa presentación en un evento fue un punto de inflección en la vida de Martín: “El abanico se empezó a abrir cada vez más y llegaron propuestas para hacer reformas junto a la restauración. Y estoy en eso que me apasiona y por suerte hay una buena cantidad de clientes”.

-¿Cómo conseguís las piezas de autos tan particulares?

-Las piezas las consigo en internet o en desarmaderos y lo que no se consigue, lo fabrico yo.

-¿Cuánto tiempo te lleva realizar un proyecto?

-Nueve meses aproximadamente. Hay otros que son más tranquilos y en ese sentido voy sí sumando otros trabajos paralelos. También, estoy restaurando una heladera antigua y otros productos. Me gustan todas las antiguedades.

-¿Cómo es el paso a paso del vehículo cuando llega al taller?

-Cuando lo voy fabricando ya lo tengo en la mente, lo voy viendo. Por ahí viene el cliente y me dice “esto no da o cómo va a hacer”, pero ya lo tengo diseñado. No dibujo nada, de la cabeza va directamente al proyecto.

-Después de tanto tiempo trabajando, a la hora de desprenderse del auto, ¿qué te genera?

-Una vez que está terminado y se entrega siento que se te va una parte de tu vida. Es mucho tiempo y sacrificio. A algunos autos los vuelvo a ver y a otros no los vi nunca más, pero sé que hay parte de mi vida recorriendo lugares.

Para Martín el apoyo de su familia es fundamental en la tarea que lleva adelante. “Es mucho tiempo, dedicación y trabajo llegar a la finalización de cada vehículo. Sin el apoyo de mi familia no sería posible. Mi mujer y mis hijos (tienen dos) también tienen muchas horas haciéndome compañía en el taller”.

Martín agrega que: “Adriana, mi mujer, me acompaña, me conoció con esta pasión y se fue interesando. Me ayuda a comprar repuestos, elige los colores de los tapizados y tiene muy buena óptica dede la estética. Somos un equipo”.

Para finalizar, el mecánico y artesano motor dice: “Es un sentimiento fuerte entegar el proyecto finalizado, pero estoy muy orgulloso porque es increíble lo que se puede lograr”.

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