Intendentes del Departamento San Martín mantuvieron un encuentro con el objetivo de fijar pautas en común de cara al abordaje de la pandemia por coronavirus y de aplicar todos los métodos disponibles para bajar la cantidad de casos positivos.
Es que el mayor temor de los mandatarios, encuadrados dentro de la Comunidad Regional, es que el territorio se encuentra en zona media, muy próxima a ingresar a la calificación alta, que es la más grave y demanda la aplicación de restricciones mucho más severas.
Pero además, el interés de los intendentes pasa también por evitar que la zona continúe aportando pacientes al Hospital Pasteur, que en la actualidad ya recibe también contagiados de otras localidades más alejadas.
Mauricio Pajón, en su carácter de presidente de la Comunidad Regional, explicó a este medio que en el encuentro –del que participaron representantes de 9 de los 15 municipios que la integran- se coincidió en la preocupación que genera que el centro asistencial regional reciba pacientes de una amplia zona, motivo por el cual es necesario “tratar de frenar los contagios para evitar la ocupación de camas, pero además para que no sigan en alza”.
Y graficó que en la actualidad la zona del Departamento San Martín “está considerada dentro del grupo medio de contagio, pero con porcentajes rayando la zona crítica. La idea de actuar en conjunto y frenar los contagios para no caer en esa zona alta, ya que las restricciones serán más severas”.
Es que saltar de grupo traerá connotaciones de diferente índole, ya sea con restricciones de circulación y su consecuente impacto económico, tal como lo viven diferentes sectores del territorio nacional que se encuentran en la franja “crítica” o “alta”.
“Mientras nos mantengamos en zona media, las limitaciones son menores. Ante ello, se apunta a concientizar y acompañar en ese sentido para que los casos se frenen y tiendan a bajar, porque si seguimos en aumento es cuestión de 15 o 20 días para que pasemos a zona alta, con restricciones ya impuestas por Provincia y Nación”.
En la reunión se dispuso además abordar las decisiones en conjunto, a razón de las experiencias desarrolladas el último año, en las que dentro del mismo departamento había poblaciones “más flexibles que otras. La idea fue aunar criterio y ver cómo está la situación en cada localidad, y además ponernos a disposición de la departamental –de Policía-, respetando las pautas nacionales y provinciales. Y si hay restricciones más rigurosas, la intención es hacerlas en bloque”.
Igualmente, Pajón entendió que existe una diferenciación en la hora del control, principalmente, en ciudades como Villa María y poblaciones más pequeñas. “En los pueblos sabemos dónde se juntan y quiénes, y podemos actuar cara a cara”, sentenció.
Contagios
Sobre cómo atraviesan los contagios y el crecimiento de casos, principalmente hacia el interior departamental, Pajón entendió que la situación en los pueblos “hay veces que está controlada, y a veces se dispara”, a razón de que dos o tres positivos que no alertaron los síntomas a tiempo a las autoridades desencadenan un incremento de positivos que se agrava mucho más en poblaciones pequeñas.
De igual manera, entendió que la mejor prevención es el cuidado personal y que no hay “acción, multa o castigo que podamos poner como funcionario que vaya a suplantar el sentido común de las personas”.
Consideró que hay situaciones que se producen fuera de los límites departamentales que terminan incidiendo hacia adentro: “Hubo quejas por dos boliches que funcionan como en las mejores épocas, de Ordóñez y Hernando. Y por eso varias poblaciones tuvieron problemas con chicos que van a esas localidades y regresan. Entonces se planteó la posibilidad de pedir explicaciones de por qué esos lugares siguen abiertos, cuando hay videos que muestran que no existe ningún tipo de control”.
Sobre las fiestas clandestinas, coincidió en que en poblaciones de menor tamaño “se identifican y disuelven”, aunque en ciudades como Villa María y Villa Nueva es “más difícil de controlar”.