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La villamariense que vive en una favela pacificada de Río de Janeiro

Camila Carassai tiene 21 años y desde muy chica su deseo fue viajar, aprender culturas y conocer otros países. Tras diferentes experiencias laborales es que llegó a Brasil y hoy reside y trabaja en una comunidad brasileña

Camila tiene 21 años y es de Villa María. En el año 2019 cuándo todavía cursaba su último año de estudios secundarios es que toma la decisión de viajar y conocer el mundo. Previamente dialogó con personas que habían realizado viajes a otros países a través de diferentes modalidades y así evaluar alternativas posibles.

“Se lo plantee a mi mamá y ella me apoyó en todo momento. Comencé a estudiar inglés y encontré el programa Au Pair de niñeras en otros países y me fui a Estados Unidos” comenzó relatando Camila Carassai.

“Cuándo estaba en proceso de realizar mi perfil en el programa y aplicar a la visa es que viene la pandemia, se frenó un poco, pero tenía entrevistas con familias de allá. En el medio estuve estudiando y trabajando en mi emprendimiento de belleza” dijo.

En mayo del año 2021 Camila fue contactada por una familia y con 19 años viajó sola para trabajar en la casa de una familia y cuidar a los niños. “El programa es muy intenso y no esta bien pago. Es muy difícil vivir con una familia que no conoces y con una cultura totalmente diferente a la tuya, además es difícil estar lejos de tu casa” expresó.

A pesar de sus afectos y amistades, la joven tomó la decisión de viajar y cumplir un sueño. Conocer otro país y trabajar. “Fue una buena experiencia y positiva, pero si uno tiene diferencias con su propia familia, hay que imaginarse con una familia totalmente desconocida y con otro idioma. Pero quedó una buena relación con ellos y las niñas que cuidaba” dijo Camila, que a los siete meses dejó el programa en el que trabajó en la ciudad de Portland, Óregon.

Posteriormente se mudó a México y tras cinco meses de vivir junto a su novio en Playa del Carmen, retornó a su casa.

Deseo de viajar

Camila regresó a la Argentina, “en principio me quería quedar y pensé que lo mío era viajar pero vivir en Argentina, es un deseo de muchos y el que se va no es porque no quiere al país, yo me fui en paz y con la ilusión de seguir conociendo el mundo. En ese momento estaba en esa confusión”describió la joven que tras haber tenido experiencias positivas, todavía soñaba con experimentar otras.

“Volví y empecé a trabajar de nuevo con mi emprendimiento, me fui a vivir sola. Estaba super cómoda la verdad, tenía mi familia a cinco cuadras de mi casa y mi mejor amiga vivía en el mismo edificio. Tenía todo y todas las comodidades, pero quería seguir viajando” indicó Camila que con su corta edad tenía claro su objetivo: salir de su zona de confort.

A pesar de tener proyectos a futuro en la ciudad y un contrato de alquiler recién hecho, dejó todo atrás para continuar con la idea original.

“Me decidí por Brasil, había visto experiencias y comencé con el ahorro de dinero, es muy lindo irse pero a veces es difícil conseguir el soporte económico, eso lo sé. Conseguí los papeles que necesitaba, compré dólares y reales” relató.

Al viaje que comenzó a organizar sola se sumaron tres amigos de la ciudad y emprendió la marcha. “Empezamos por Camboriú, paramos en un hostel y había argentinos, dónde vayas siempre hay un mate y un che en otro país” señaló.

Posteriormente Camila se trasladó hacia Río de Janeiro.

Inició una nueva búsqueda laboral en esa ciudad y es que con su currículum en portugués fue contactada por una empresa de turismo brasileña. “Acepte el trabajo y en temporada alta es muy bueno. Estaba muy cómoda y conocí mucha gente, aprendí el idioma y puedo manejarme mucho mejor. Cuándo baja la temporada desde noviembre hasta abril, muchos ya se vuelven para Argentina. Mi trabajo era bajar a la playa y ofrecer paseos y recorridos a los turistas y tenía una comisión por eso” señaló.

Vivir en una favela

Ya instalada en Río de Janeiro, Camila comenzó con un nuevo proyecto de vida, se mudó a una favela.

“Es una favela pacificada y se llama Vidigal” comentó y continúa:“elegí una favela porque quería sumergirme en la cultura brasileña. Cuándo llegue me enfrenté al idioma real, mucho lunfardo, muchas yirias, como le dicen ellos. Conocí personas de todo el mundo que están acá y la experiencia es muy enriquecedora. Es una favela preciosa y está en paz”dijo, aunque sin romantizar la pobreza, la joven identificó las carencias que se viven como la falta de agua o descender las montañas todos los días. “El voluntariado en el que estoy me brinda el alojamiento que es una habitación compartida con mujeres y el desayuno. Después el resto lo sustento yo y trabajo en el área de limpieza durante seis horas por día y dos días libres a la semana” explicó.

Sobre experiencias vinculadas al peligro, Camila manifestó que si bien las favelas son conocidas mundialmente por ser peligrosas, solo vivió una situación de intento de robo. “Caminaba con mi celular en la mano y trataron de sacármelo. No me lo robaron, pero eso fue todo. En la favela no viví ninguna situación por ahora, hay códigos de no robar a las personas que viven en la comunidad, que por cierto así se le dice, no favelas” concluyó.

Conocer el mundo

Camila que ya lleva varios kilómetros recorridos y países explorados quiso dejar un mensaje para quienes tienen el deseo de viajar. “El primer paso es animarse, no hay que esperar a que el miedo se vaya. Hay muchas opciones y oportunidades. Puede pasarte algo a la vuelta de tu casa como en China” dijo.

El próximo paso para la villamariense es trasladarse hacia europa y estudiar la carrera de traductorado en inglés y perfeccionar el idioma portugués.

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