Son cada vez más las familias que se acercan a “Mi casita inclusiva” para pedir ayuda. La demanda es variada. Comida, ropa, frazadas y colchones son los elementos que más se solicitan.
Su coordinadora y fundadora, Martyna González, explicó ante Puntal Villa María que el espacio solidario, que hoy cumple tres años, nació con el objetivo de asistir alimentariamente a un puñado de vecinos de barrio La Calera.
Primero fueron 50 familias, luego pasaron a ser 80, meses después 100 y así hasta alcanzar en algunas jornadas la suma de 150.
Según González, hoy también llegan a “Mi casita inclusiva” familias de diferentes zonas residenciales, como son los barrios Manuel Belgrano, Roque Sáenz Peña, Felipe Botta y Las Playas.
La mujer reconoció que durante la pandemia el desafío del centro comunitario fue mayor. “Las necesidades fueron aumentando y ahora todo es más difícil. Incluso para las personas que colaboran conmigo, que me están ayudando cada vez menos porque también les cuesta todo”, afirmó.
Sobre los inicios del espacio, González mencionó:“Todo empezó con un grupo WhatsApp, en el que invité a mis amigas para que participaran. La idea les pareció buena. En lo personal, yo ya venía colaborando desde siempre. Entre todas veíamos que había muchas necesidades y arrancamos”.
La coordinadora contó que en un primer momento los vecinos le pasaban papelitos por debajo de la puerta pidiéndole alimentos no perecederos. “En ese entonces yo trabajaba en Cáritas. Las primeras comidas las cocinabamos en el Híper Libertad. De allá veníamos con las ollas y entregabamos las porciones en mi casa”, reflejó.
González sostuvo que las necesidades “se ven un poco más en invierno”, período en el que reciben solicitudes de manera diaria.
“En verano el trabajo que hacemos es menor, en esa época es cuando armamos bolsones para entregar. Ahora en invierno notamos que todo es mucho más caro”, acentuó.
Ayer, por ejemplo, se entregaron varias porciones de arroz con pollo y bolsones con alimentos no perecederos, artículos que fueron donados por los equipos de fútbol que participan del torneo Amistad.
“El año pasado estábamos dando comida tres veces a la semana. Ahora, por el horario laboral, que me genera muchas complicaciones, vamos a ayudar solamente los sábados”, afirmó la entrevistada.
Cabe mencionar que el hogar inclusivo es sostenido por mujeres trans y mujeres que atravesaron diferentes episodios de violencia de género.
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