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Por la sequía, hay menos rindes pero la presión fiscal se acrecienta

En tres meses la participación del Estado en la renta agrícola creció casi seis puntos, según el índice que elabora la fundación Fada. Anticipan un impacto fuerte en los ingresos estatales por la menor cosecha

La ecuación del campo empeora de la mano de la sequía y la caída de los rindes. Como consecuencia, la presión tributaria sobre los productores se incrementa. Según Fada, actualmente el Estado se queda con el 67,2 por ciento de la renta agrícola, una cifra que supera en casi seis puntos a la registrada en la última medición.

El índice Fada es un informe trimestral que publica la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina y que mide cuánto de la renta agrícola (ingresos menos costos)queda en manos del Estado.

“Con respecto al trimestre pasado, el número creció 5,9 puntos porcentuales y arroja una participación del 67,2 por ciento para el promedio ponderado por cultivos. Esto implica que de cada 100 pesos de renta que genera una hectárea, 67,20 se van en impuestos”, manifestó Nicolle Pisani Claro, economista de Fada.

Uno de los motivos del aumento del índice es la profunda sequía que atraviesa el país, lo cual hace que los rindes disminuyan. “Uno esperaría que si la producción baja, sea por sequía o el motivo que sea, la presión de los impuestos también baje. Sin embargo, por la estructura tributaria que pesa sobre la producción agrícola, un evento adverso como la sequía, en lugar de reducir el peso de los impuestos, lo aumenta. Esto es debido a que el impuesto con mayor participación es el derecho de exportación que, al actuar sobre el precio bruto, no reconoce caídas en la rentabilidad. Así, a medida que empeora la sequía, aumenta la participación de los impuestos sobre la renta”, explica David Miazzo, Economista Jefe de Fada.

Desde la fundación advirtieron que el hecho de que baje la producción por la sequía también hace que se alteren los saldos de IVA de los productores. “El saldo técnico es el resultado de la resta del IVA pagado en compras y el IVA percibido por sus ventas. Para los productores, comercios e industrias, el IVA debería tener un efecto neutro, ya que es un impuesto destinado a que lo pague el consumidor final. Sin embargo, si se acumulan saldos técnicos por una situación excepcional como una sequía que hace caer las ventas, el productor no puede usar ese saldo para pagar otros impuestos ni lo puede recuperar fácilmente, por lo que directamente se convierte en mayor carga fiscal”, aclara Miazzo.

Los productores agrícolas no solo se ven afectados por una mayor carga tributaria, señala el informe, sino que una reducción sustancial de la producción genera pérdidas económicas y dificultades para pagar deudas y compromisos. En este tipo de situaciones, si bien todos los productores se ven afectados, los más chicos tienen menor capacidad para absorber el impacto.

“Una sequía de esta magnitud no solo es una mala noticia para los productores, sino para toda la Argentina”, advierte Fada. Por un lado, ingresarán entre 10.000 y 15.000 millones de dólares menos por exportaciones, lo que causará mayores presiones cambiarias y generará mayores expectativas de devaluación. Por otro lado, la sequía le puede restar unos 3 puntos al PBI, ya que se reduce la actividad porque hay menos producción, transporte, industrialización y exportación.