Junto a Claudia Schiffer, Cindy Crawford y Naomi Campbell, Linda Evangelista marcó una época en la modelaje. Más precisamente, la década del 90, un tiempo en el que desfilaba para las marcas más importantes del mundo. Un cuerpo armonioso, con 1, 77 metros de altura, el pelo castaño y el contraste con sus ojos verdes hicieron que se la considerara una de las mujeres más bellas. Sin embargo, con el paso del tiempo, la canadiense dejó de lado su belleza natural para sumergirse en el mundo de las tratamientos estéticos.
A los 56 años y a 5 de retirarse de la vida pública, la supermodelo reapareció en la portada de la revista People para contar el calvario que vivió a raíz de los cambios en su fisionomía luego de someterse al CoolSculpting de Zeltiq, un tratamiento de criolipólisis para reducir grasa que le generó el el efecto contrario y, a su criterio, la dejó "brutalmente desfigurada".
"Me encantaba estar en la pasarela. Ahora temo encontrarme con alguien que conozco. No puedo vivir más así, escondiéndome y avergonzada. Simplemente, no podía vivir con este dolor más tiempo. Estoy dispuesta a hablar, finalmente", manifestó en la entrevista. Meses después del tratamiento al que se sometió entre 2015 y 2016, la exmodelo empezó a notar cambios en su cuerpo que comenzó producir protuberancias en sus muslos, brazos, el mentón y el pecho que se endurecían y perdían sensibilidad.
Evangelista fue diagnosticada con hiperplasia adiposa paradójica y a pesar de que se sometió a dos cirugías, no pudo recuperar la figura que tenía. "Me ha hecho caer en un ciclo de profunda depresión, una profunda tristeza y en las más bajas profundidades del autodesprecio. En el proceso, me he convertido en una ermitaña", explicó y aseguró que decidió hacer pública su experiencia para poder volver a hacer su vida normal, acompañada por el público.
Y reflexionó: "¿Por qué sentimos la necesidad de hacerle eso a nuestros cuerpos?. Siempre supe que envejecería, pero jamás pensé que acabaría viéndome así. Ahora no me miro al espejo porque no me reconozco físicamente, pero tampoco me reconozco como persona". Por otra parte, inició una demanda legal contra la marca comercial del tratamiento al que se sometió y reclama una compensación económica de 50 millones de dólares.