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Fue entregada de forma clandestina y aún busca su verdadera identidad

Carolina Bruzzo integra la organización "Hermanas y Madres del Alma". Todos tienen algo en común: fueron dados a familias de crianza por la partera villamariense Mafalda Journade en una clínica ilegal

Carolina Bruzzo tiene 47 años y es docente de nivel universitario y terciario. Nació el 28 de enero del año 1975 y hace 23 años que las vueltas de la vida la trajeron a Villa María, donde desempeña su actividad laboral y reside en la vecina ciudad de Villa Nueva.

Carolina integra la organización “Hermanas y Madres del Alma”, en la que todos tienen un objetivo en común que es encontrar a su mamá biológica y su familia.

“El 22 de abril de 2014 nos vimos por primera vez las primeras 7 u 8 mujeres que nos habíamos contactado, porque todas buscábamos nuestra identidad y todas teníamos algo en común: que habíamos sido entregadas por la partera Mafalda Journade”, explicó Carolina en diálogo con este medio.

La docente reconoció que, en esa búsqueda, comenzaron a contactarse y a conocerse de la forma en que podían, en ese momento a través de Messenger, ya que aún no existían los grupos de WhatsApp. “Empezamos a escribirnos y a sostenernos grupalmente, algo que cada una había vivido en su soledad o posiblemente acompañadas por gente que te quiere y te apoya, pero en soledad en el sentido de que empezás a darte cuenta lo que es buscar con otros y otras que han pasado por lo mismo, es una fuerza y un calor impresionante. Además, se logran cosas que no se consiguen de otra manera”, dijo.

En esa fecha deciden conformar el grupo y verse personalmente en Córdoba capital (estaban en diferentes puntos del país e incluso en el extranjero). “Decidimos ir a donde se había producido la entrega nuestra a las familias de crianza”, relató.

Carolina, quien busca su identidad, aseguró que ese fue el momento en el que comenzaron con la difusión de los casos. “Eso hizo que aparecieran las primeras madres, otras hermanas y hermanos, lo que nosotros logramos es lo que a lo largo de los años se va complejizando y profundizando, que es la reconstrucción del modus operandi de la partera, entre qué años se realizó su actividad clandestina, qué pasaba con las madres biológicas del otro lado porque hasta que no aparecieron ellas no supimos la verdad. Los padres de crianza no tenían información de ellas, solamente recibían un bebé y se les decía el mismo versito siempre: que era una chica joven, estudiante, de una familia adinerada que quería dar su bebé y no se querían quedar con él”, remarcó.

Bruzzo explicó que las familias pagaban una suma de dinero por los gastos del parto en una clínica clandestina montada para eso. “De alguna manera las familias de crianza alivianaban la culpa o legitimaban el hecho, sabiendo que era un proceso ilegal porque no estamos hablando de un proceso de adopción de un bebé”, dijo y añadió: “Por otro lado, se quedaban sin una información fundamental que nos iba a servir para el día de mañana, para que pudiéramos buscar la parte de la historia que nos falta o al menos acceder a la historia”.

“Empezás a darte cuenta de lo que es buscar con otros que han pasado por lo mismo. Es una fuerza y un calor impresionante”, dijo Carolina Bruzzo. “Empezás a darte cuenta de lo que es buscar con otros que han pasado por lo mismo. Es una fuerza y un calor impresionante”, dijo Carolina Bruzzo.

Relación con Villa María

En la investigación realizada por la organización, pudieron dar con un número importante de personas que fueron entregadas por la partera y que son de Villa María. “Hoy en día integran la organización, pero deciden no exponer su vida o dar una nota”, señaló.

“Mafalda Journade es nacida en Villa María y criada hasta los 18 años, se recibió de docente. Es nieta de una persona que también estuvo vinculada a una clínica que funcionó en la zona céntrica de la ciudad y es sobrina nieta de Ana Bauda de Gandón, una partera traficante de bebés en Villa María. En la calle 25 de Mayo, en una casa antigua, se entregaban bebés desde el año 1957 en adelante hasta los 70 inclusive”, expuso Carolina.

“De alguna manera le pasa a su sobrina nieta este oficio clandestino e ilegal y Mafalda lo ejercía en Córdoba. Había una red, por eso era tan conocida en Villa María, a través de Ana Gandón se hacían entregas o los enviaba para Córdoba”, agregó.

Fallecimiento de la partera

Mafalda Journade falleció en el año 2012. “Algunos integrantes de la organización han podido hablar con ella y nunca les dio información sobre las madres biológicas. Ella nunca negó el tráfico de los menores, decía que no se acordaba y que los registros los había quemado cuando cae presa”, indicó Carolina.

La mujer que integra la organización señaló que la partera estuvo presa y fue condenada por la realización de un aborto. “Tuvimos acceso a esa causa, en realidad lo que hizo fue practicarle un parto a una mamá, vender ese bebé y la mujer muere en una mala praxis. Allí hay una denuncia y cae presa porque dijo que era un aborto. Ella confiesa haber vendido la bebé (año 1977) e inclusive es condenada por aborto, pero no por la muerte de la madre, nunca se le aviso a la familia biológica que la bebé estaba viva”, dijo y aclaró que esa mujer nacida a través de la partera recuperó parte de su biografía biológica y mantiene lazos con esa familia, “accedió a su verdad”, destacó.

Por 36 años, Journade engañaba a todas las partes. La familia de crianza pensaba que "ayudaban" a una mujer pagando su parto y adoptando al hijo que no quería, contó Carolina y, por otro lado, las madres biológicas desconocían que sus hijos eran vendidos o les decían que habían fallecido.

"Las madres biológicas eran cooptadas de distintas maneras. Eran jóvenes, las traían a dar a luz, no se les explicaba nada y se las separaba de sus hijos", explicó Bruzzo.

En muchos casos, las mujeres que daban a luz eran obligadas a servir cama adentro en las propiedades ubicadas entre las calles México y Pichincha, donde operaba la partera en la ciudad de Córdoba.

En otros casos, las víctimas eran cooptadas en la Terminal de Ómnibus. A las mujeres, usualmente jóvenes, migrantes y solas, se les ofrecía techo y trabajo. Al dar a luz, se vendía el bebé y se las dejaba en la calle.

Historia personal

Carolina manifestó que ella llega a sus padres de crianza a través de Ana Bauda de Gandón: “Yo llego de esa manera, con las vueltas de la vida el inconsciente me trajo hasta acá”.

“Mis padres de crianza vivían en Buenos Aires y mi mamá tenía su tía en Villa María. Mi mamá no podía quedar embarazada y esta tía le dice que conocía una persona que la podía ayudar, una partera. Mis padres hacen la conexión y la partera queda en avisar cuando estuviera la beba”, comenzó relatando Carolina.

“Esta tía de mi mamá pide algunas características de la niña para que yo tenga algún parecido a la familia y nadie sospeche, se ve que Gandón no consiguió esas características rápidamente y cuando vienen mis padres a Villa María les dice que la bebé no esta acá, sino que había que retirarla en Córdoba”, cuenta en primera persona Carolina.

Y continúa: “Ahí mis padres de crianza llegan a la calle México 174 en barrio General Paz a buscarme, el certificado está firmado por Mafalda Journade”, explicó y añadió: “Mucha gente debe haber ido a consultar a Gandón, ya que era una reconocida partera traficante acá y totalmente impune, cuando no tenía inmediatamente les daba la dirección de Mafalda, era una boca en boca”.

Hoy, a 47 años de su nacimiento, Bruzzo continúa buscando a su madre biológica. “La línea de investigación que tenía que revisar lo he hecho, como hacerme un ADN en Abuelas de Plaza de Mayo para descartar que soy hija de desaparecidos, lo cual ya es negativo hace muchos años. Sigo buscando hasta donde puedo, porque al ser víctima de tráfico es muy difícil tener más líneas”, aportó.

Reivindicar a las madres biológicas

La mujer destacó que, fundamentalmente como grupo y de manera personal, desean hacer un llamado a las madres y a la sociedad para que modifiquen las formas de mirar. “Son muy crueles las miradas que pesan sobre las madres biológicas que no han podido quedarse con sus hijos. Hay una mirada cruel que impide que las madres puedan acercarse o que no tienen derecho por decisiones que han tomado en el paso, o bien, se sienten culpables”, culminó Carolina.