Dos hermanos villamarienses vivieron una aventura que jamás olvidarán. Para muchas personas dedicadas al trekking se trata de una travesía de menor dificultad, pero para ellos fue un momento especial, de conexión y superación.
La emotiva historia de superación de dos hermanos villamarienses
Jesús Tioni (35) cargó en su espalda a su hermana Vanesa (45), quien nació con parálisis cerebral, que le afectó el habla y su motricidad. El joven quiso cumplirle el sueño de llegar a la cima y lo hizo acompañado de un amigo y de su entrenador físico
Todo empezó en un viaje familiar. Jesús (35) iba manejando y escuchó a su hermana Vanesa (45) que admiraba el reconocido dique de Embalse y preguntaba hacia dónde llevaban las escaleras hacia arriba. El joven le explicó que era un mirador hacia el lago, a lo que la hermana le respondió que le gustaría poder observar desde la altura.
Una actividad común y casi obligada para los turistas que recorren el Valle de Calamuchita se tornaba algo imposible para Vanesa, ya que la mujer nació con parálisis cerebral, más específicamente, cuadriplejia espástica, lo que afectó en gran porcentaje su motricidad y el habla. Su enfermedad es “contractiva”, lo que genera que sus músculos y nervios estén en constante contracción y que su cuerpo cada vez se encoja más. Por este motivo Vane siempre ha estado en silla de ruedas.
Ante el deseo de su hermana, Jesús no dudó ni un minuto y “clavo los frenos” -recuerda-, la alzó en sus brazos y la llevó a la cima para que pudiera admirar la naturaleza de las sierras de Córdoba y tuviera la oportunidad como todos.
Ese acto marcó una idea en Jesús y no paró hasta concretarlo. Tan es así que ayer, con varios meses de entrenamiento previo, él y su hermana llegaron a la cima del cerro del Vía Crucis en la localidad de Santa Rosa de Calamuchita. Al desafío lo llamaron “Cumbre con Vane” y estuvo acompañado de un amigo y un entrenador físico.
La cima
Jesús Tioni dialogó con Puntal Villa María y relató cómo fue el desafío. “Salió todo muy bien y fue tremenda la subida. Yo sabía que me iba a costar. Paré unas cuantas veces para tomar aire, pero seguía avanzando”, explicó el hombre, que se entrenó con un plan especial para fortalecer tobillos, rodillas, cintura, lumbares, zona media y cervical, con el objetivo de soportar el peso de su hermana en la espalda.
“Fue emocionante; cuando llegamos había gente de la ciudad arriba esperándonos y el recibimiento fue hermoso. Salió espectacular y fue una emoción grande”, indicó y manifestó que toda la travesía tuvo una duración de una hora aproximadamente. “Fue mejor de lo que esperábamos”, ponderó.
Para estos hermanos no fue fácil llegar a la cima. De hecho, llevó un gran esfuerzo físico y mental, pero su historia de vida se transformó en el claro ejemplo de que todos necesitamos de otros para lograr nuestros objetivos, para cristalizar los sueños. Así es como Jesús quiso cumplir el de su hermana y acercarle mayores posibilidades que su cuerpo no le permitió. “En ella buscaba la fuerza que necesitaba para entrenar y era mi motivación”, dijo.
Si bien se trata del primer desafío que llevaron adelante, es el comienzo para otros destinos que emprenderán bajo la misma modalidad.
Jesús agradeció a su familia, que acompañó el desafío, especialmente a Luciano Casadei, oriundo de la localidad de Chañar Ladeado, Santa Fe, entrenador especializado en alto rendimiento deportivo, y Jeremias Corbalán, de quien dijo: “Es mi mejor amigo y compañero de trabajo, que se sumó a los entrenamientos para prepararse y acompañarme”, acotó.
Un mensaje de amor
Su historia tuvo gran repercursión en la ciudad y la provincia por el reto que presentaba la actividad. Pero, al mismo tiempo, Jesús tiene la intención de acercar un mensaje de amor para toda la sociedad. “Quiero que las personas entiendan que muchas veces hay que poner el pie en el freno, mirar un poco a los costados, donde hay mucha gente que no tiene las mismas oportunidades”, reflexionó.
“Hacer conciencia de la injusticia de que niños y jóvenes con distintos tipos de discapacidad no van a tener en la vida las oportunidades que nosotros tenemos, de disfrutar una vista desde una montaña, la sensación de meter los pies en el mar y cuántas cosas más”, expresó.
Es por eso que el hombre decidió que el objetivo de “Desafío Vane” sea animar a la gente y acompañar a quienes tienen mayores dificultades. “Hay que soñar con el corazón, sabiendo que un simple acto por más pequeño que sea puede marcar la vida de una persona con discapacidad”,sostuvo.
Visiblemente emocionado por los logros obtenidos, Jesús piensa que fue llamado para esto: “Cada persona con alguna limitación es un ángel que vino a hacernos mejores personas a nosotros, a sacar todo nuestro potencial para hacer mejor la vida de alguien más”, completó.
Tioni instó a multiplicar las acciones solidarias y contagiar a otros; la base y clave es la empatía, ponerse en el lugar del otro. “La primera vez que la cargué en brazos y pudo ver el atardecer vi sus ojos iluminados y para mí eso fue todo”, dijo el villamariense.
El viaje de superación y amor de los hermanos Tioni entrega una reflexión a esta periodista. La importancia de que las personas con discapacidad tengan el derecho a la plena participación en la sociedad, el Estado debe garantizar y facilitarlo. Es imprescindible promover la inclusión, como así también proporcionar el acceso a instituciones y espacios de contención para desarrollar al máximo sus potencialidades.
Próximos desafíos
Tras la travesía exitosa, Jesús manifestó que realizarán otros viajes y visitarán otras cimas en el futuro. “Tuve muchísima ayuda para esto; nuestro amigo Gustavo Molina nos regaló una placa conmemorativa para ese día, nuestro amigo Quito también hizo su aporte facilitándonos 4 remeras con el logo del Desafío; también Andrea Mio nos donó provisiones para la travesía; Zulma Ardissino y Vicente Martínez nos prestaron una camioneta de su transporte para poder trasladarnos hasta el destino, así también como Ángel Tioni me facilitó el calzado para poder subir sin problema”, agradeció el joven.