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“Nos molesta no poder sepultar a nuestro hijo”

Sigue la lucha de los padres del joven Matías Mautoni. Presentaron un oficio judicial para intentar avanzar en el caso

Corría el 26 de marzo de 2014 cuando Matías Mautoni murió. El joven tenía 24 años. Una semana antes, en la esquina de Teniente Ibáñez y Avenida Alem, en el barrio Almirante Brown, protagonizó un accidente cuando conducía su moto, contra un móvil de Seguridad Ciudadana —pick up 504—.

Nadie imaginó que una fractura expuesta de tibia y peroné derivaría, finalmente, en su fallecimiento en el ex Hospital Pasteur.

Quedan algunos meses para que se cumplan cinco años de aquel lamentable episodio. Y aún, la familia no encuentra explicaciones.

Este matutino, en mayo de 2014, dialogó con Natanael Sosa, uno de los hermanos de Matías, y manifestó que cuando ingresó al hospital, lo atendieron muy bien. Y agregó que, sin embargo, con los días “se complicó y hubo un abandono total”.

Además, indicó: “En lugar de seguir haciéndole las curaciones, lo fueron dejando y por el dolor le dieron calmantes hasta que se descompensó. No podía ir de cuerpo. Nos llamaba a las 4 ó 5 de la mañana para que le lleváramos hielo por el dolor que tenía en la panza y el pie. En ese momento nos dijo que hacía unos días que no lo atendían correctamente”.

Durante la mañana de ayer, PUNTAL VILLA MARÍA dialogó con Jorge y Liliana, los padres del joven, quienes recordaron lo que pasó y brindaron más detalles de los distintos pasos que llevaron adelante de todos estos años.

Primeramente rememoraron esa jornada. “Matías regresaba de la Asistencia Pública de hacerse revisar porque estaba resfriado y le llevó el certificado médico a su patrón a Villa Nueva —trabajaba en una empresa que vende polarizados, cámaras de vigilancia y alarmas, entre otras cosas—. Cuando venía, iba por la Alem y antes de llegar a Teniente Ibáñez, donde está el semáforo, la chata estaba parada esperando que pasaran los vehículos que vienen desde Córdoba hacia Villa María. El móvil de Seguridad Ciudadana, por ganarle a un camión, se metió en contra mano y lo encaró a él. Lo chocó  y quebró. Los policías, automáticamente, empezaron a dirigir el tránsito y dijeron, para defenderse, que no llevaba casco. Entiendo que, a raíz de su imprudencia, hayan expresado eso”, precisó.

Y añadió: “Por otra parte, al conductor del móvil nunca le hicieron, por ejemplo, el control de alcoholemia. Lo peor es que había un vehículo en la esquina, sobre unas franjas amarillas, que obstaculizaba la visión. Ni siquiera se bajó a retirar el rodado por ese motivo. No hizo nada. Encaró, dobló y lo chocó”.

Y manifestaron que su hijo circulaba con casco, patente y “todos los instrumentos que la ley prevé”.

Al igual que Natanael, ellos hicieron hincapié en los días en los que su hijo estuvo en el nosocomio. En este sentido contaron que durante los primeros días fue bien asistido y que, luego, llegó el momento de “las transacciones para conseguir una prótesis”.

“Nosotros decidimos, con el patrón de Matías —que aportó unos cheques— ir a Córdoba a comprarla porque nos parecía muchísimo lo que nos pedía acá. Aparte, el médico nos dijo que demoraría alrededor de tres meses en que el Estado nos la diera. Pero como estaba la posibilidad de comprarla, lo hicimos. Él nos hablaba de 6 o 7 mil pesos, y nosotros la conseguimos a, aproximadamente, 2 mil quinientos . Y no sólo eso, sino que la tuvimos a los tres días. Después nos dijo que lo operaba esa misma tarde. Luego que lo haría al día siguiente. Finalmente no lo hizo y se fue de vacaciones”, manifestó.

Con respecto a este último aspecto, los padres le dijeron a este matutino que sostienen que el profesional de la salud se fue de vacaciones porque así se lo confirmaron “las enfermeras”. En esta dirección, a la vez, comentaron que las enfermeras “se peleaban” porque ellos le llevaban medicamentos, debido al estado en el que se encontraba su hijo, y no se los querían dar porque “no había orden del médico y si lo hacían iba a ser su culpa”.

Fue entonces que ellos intentaron por todos los medios, según señalaron, contactarse con el médico, al que acusan de mala praxis. Pero no pudieron. Incluso destacaron que en ningún momento lo derivaron con otro profesional y que “siempre estuvo en sala común”. “Cuando el médico se fue de vacaciones le dio de alta a todos los enfermos y lo dejó a él solo”.

Seguidamente relataron las peripecias que tuvieron y tienen que atravesar y que están vinculadas, de acuerdo a lo que dijeron, a problemas con la burocracia judicial. “No sé por qué están durmiendo tanto la causa. La han archivado”, expresaron.

Ante todo, dolor

“Nos molesta no poder sepultar a nuestro hijo. Sentimos que esta gente baila arriba del cuerpo de nuestro hijo. No podemos tener paz ni tranquilidad. Tenemos más visitas en tribunales y abogados que en el cementerio. No le podemos hacer una misa porque todavía no tendremos paz hasta que se descubra la verdad”, dijeron con tristeza.

E inmediatamente después narraron una situación que los angustia: “Hasta el día de hoy nos mandan solicitudes desde la Municipalidad diciendo que le van a hacer juicio porque tiene la patente en deuda. Está muerto hace cinco años. Y también tienen el vehículo secuestrado en el corralón. Es una burla”.

“Todo este tiempo ha sido terrible porque los sueños se rompen cuando vos esperás de tus hijos los nietos. A mí me están llegando los hijos de los demás hermanos pero nunca llegarán los de él. Tengo ilusiones. Porque es inmenso el trabajo que uno hace moralmente y las enseñanzas que se les da para que crezcan con honestidad y trabajando. Y con esto se derrumba todo. Dentro de la vida perdés toda esperanza”, dijeron.

Y, con pesar, contaron: “Cuando sentís una sirena o cuando el teléfono suena a la madrugada por equivocación pensás que algo malo le pasó a uno de los tuyos”. 

Por otro lado sostuvieron que más allá de que desde algunos sectores los quisieron ayudar con trabajo, vivienda y dinero, nunca tuvieron “ayuda psicológica”. “Es traumático”, subrayaron. Y así describieron que comenzaron con enfermedades en el corazón. “Por ejemplo, cada vez que vamos a Tribunales la presión se nos dispara. También nos desmayamos, sufrimos dolores y hasta caemos en estados depresivos; no te quedan deseos ni de trabajar. Y lo peor de todo es que veo una justicia muy lenta para un caso de esta índole”, relataron.

Y, para terminar, sostuvieron: “La familia se destruye. Son 4 hermanos los que quedan vivos. Se ve el anhelo que hay entre nosotros. Cada nieto que nace se llama Matías. Pero Matías es uno y siempre va a ser él. Por más nombres que le pongan a los nietos, nadie podrá reemplazarlo. Es un hijo. No hay forma de suplantarlo. No hay dinero que lo haga. Simplemente buscamos al culpable”.

Oficio judicial

Jorge y Liliana se acercaron a la redacción y mostraron un oficio judicial —presentado a través del Juzgado Civil de 1° Instancia y 4ta Nominación— que está dirigido al director del Hospital Nacional de Clínicas de Córdoba. Esto, cabe decir, se encuentra dentro de lo que se conoce como proceso de prueba.

En el texto, se puede leer, entre otras cosas, lo siguiente: “Se ha resuelto librar a usted el presente a fin de comunicarle que, respondiendo a su inquietud formulada en oficio anterior, respecto a la ilegibilidad de la historia clínica acompañada, el Tribunal ha convocado al facultativo que suscribiera dicho instrumento médico a efectos de que aclare los puntos ilegibles de la misma, en audiencia testimonial celebrada ante este Tribunal”. Y sigue: “Acompañamos copia de dicha audiencia testimonial, a efectos de que el hospital informe respecto a los puntos que se detallan a continuación:

1) A fin de que un médico especialista en Infectología de su prestigiosa institución informe sobre los siguientes extremos.

a) Características generales del Staphylococcus Aereus.

b) Puerta de ingreso de este germen o bacteria al organismo.

c) ¿Los hospitales son lugares especialmente propicios para la transmisión e infección con esta bacteria?

El escrito lleva, entre otras, la firma del juez Sebastián Monjo.

Por último es significativo, como se menciona en el escrito, hacer referencia a la historia clínica. Sobre este punto, los padres de Matías dijeron: “A nuestro hijo lo abandonaron y dejaron sin medicamentos. Todos los que aparecen detallados en la historia clínica, los agregó el mismo día que regresó. Nos quiso hacer firmar que era muerte natural aprovechando nuestro dolor y desconsuelo”. Y no aceptamos.

La familia espera y lucha. Convencida. Porque, a partir de lo que dijeron, buscan “una justicia digna y  ser cada día mejores”. Y, así, aseveraron: “Acá hay una oportunidad para serlo”.

Franco Gerarduzzi.  Redacción Puntal Villa María.

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