La gente percibe el riesgo. Siente que algo no deseado se aproxima. Que el “maldito” virus anda cerca y quiere estar prevenida. Sin la obligatoriedad de otras ciudades, en Villa María se observó en la última semana una masiva utilización del barbijo o tapabocas.

Una inmensa mayoría camina por las calles o trabaja con la debida protección en sus rostros. De los pocos “exagerados” hace algunas semanas a los muchos “conscientes” que ahora entienden que a esta pandemia se la enfrenta con todas las medidas posibles de seguridad sanitaria.

La gente utiliza per se el barbijo, sin que ninguna norma lo indique. Ahora, la percepción del riesgo es mayor que cualquier medida que el Estado pueda tomar.

Ya en muchas ciudades y localidades de la provincia es obligatorio, siempre a partir de decretos u ordenanzas municipales. La Provincia recomienda el uso, no lo obliga como sí ocurre en otros distritos del país. Tal vez sea cuestión de tiempo nomás.

Per se la gente comenzó a utilizarlo, sin que ninguna norma escrita lo indique. La percepción del riesgo es mayor que cualquier medida que el Estado pueda tomar. Al mismo tiempo, el sistema sanitario se prepara para atender la demanda. El pico de contagios ahora se espera para la segunda quincena de mayo o para junio. La cuarentena, que ha demostrado su eficacia en todo el país, retrasa la tasa de contagios.

Asimismo, los sanitaristas advierten que esta cuarentena no será eterna y una vez levantada se incrementará la demanda en el sistema público y privado. El Gobierno optó por la administración del encierro obligatorio, con algunas flexibilidades en los últimos días (se esperan otras esta semana). Cada paso es dado con sumo cuidado para no sufrir cambios en la evolución de la famosa curva.

En la ciudad, además de la adecuación de la terapia intensiva del Hospital Pasteur, y de otros sectores del nosocomio, más la coordinación con sanatorios privados, el Municipio firmó en los últimos días convenios con instituciones y empresas para albergar a personal de seguridad, de sanidad y enfermos leves de Covid-19 que no requieran internación, pero sí aislamiento. Allí se inscriben, por ejemplo, el Hotel República (podrán ir de forma voluntaria -sin obligación- policías y médicos u enfermeros), el predio Mauro Rosales (Alumni) y la Casa de la Familia (enfermos de coronavirus).

Por ahora, los casos de contagios superan los 20 en todo el departamento San Martín, una decena en la ciudad. Los niveles de contagios son bajos y todos importados, sin circulación comunitaria. La noticia de la muerte de una mujer de La Playosa, que había viajado a España, sacudió a la población. Lo que antes se veía por televisión, ahora está más cerca. De allí la mayor percepción del riesgo.

El director del Hospital Pasteur y del Centro de Operaciones Regional (COE), Sergio Arroyo, sostuvo que las medidas que se tomaron para evitar la circulación viral “hace que la tasa de infectados sea baja hasta el momento”, aunque aclaró que “eso no quiere decir que no va a llegar”. El Estado en su conjunto ganó tiempo para invertir en salud lo que no había invertido en años en la materia. Que la pandemia deje esa enseñanza, nunca más se debe desinvertir en salud.

La economía

En paralelo, la otra preocupación es la economía. Hay muchos sectores que continúan sin poder generar ingresos, sobre todo el comercio y la construcción. Ambas actividades son claves a nivel local.

El sector comercial agudiza el ingenio y vende a través de las redes sociales. El sistema de cadetes se ha masificado y no solo en el reparto de alimentos o medicamentos. Las motos van de un lado para otro transportando todo tipo de elementos.

Los comerciantes al menos intentan salvar gastos de servicios e impuestos. Negocian con las inmobiliarias reducción en los alquileres. Y con los empleados formas de pago. De la misma manera que el Estado reclama el cumplimiento de la cuarentena, el mismo Estado debe garantizar el acceso al créditos de las pymes y de subsidios a informales y monotributistas (ahora habría ayuda para las categorías C y D).

Para el sector de la construcción es más complicado el escenario. Por ahora no hay obras públicas ni privadas en marcha. El alto nivel de informalidad supone un padecimiento mayor de una población habituada a vivir del “día a día”. El Gobierno también estudia flexibilizar este rubro tan central de la economía.

La otra preocupación es la economía. Hay muchos sectores que continúan sin poder generar ingresos, sobre todo el comercio y la construcción”.

No obstante, en la ciudad se vio mucho movimiento durante la semana. Largas colas en las bocas de cobros rápida (no tanto ahora) y una mayor apertura de comercios. Incluso algunos no habilitados. La Policía clausuró algunos y hasta avanzó en detenciones.

Aerca emitió un comunicado el viernes por la noche repudiando el accionar policial, ya que algunos contaban con la habilitación correspondiente. “Lamentablemente, una vez más, la Justicia no actuó para garantizar el bien común para la sociedad, sino se encargó de actuar para que la sociedad hablara de su accionar poco común. Un espectáculo mediático, antidemocrático, peligrosamente autoritario”.

“Se llevaron a cabo inusuales operativos en las calles de la ciudad y Villa Nueva, Policía antinarcóticos realizando allanamientos en comercios formalmente habilitados y en ejercicio de su derecho, por el mero control del cumplimiento del decreto en el marco de la pandemia que ordena el aislamiento y la habilitación según su rubro”, expresó el texto de la cámara empresarial local, y a la vez les exigió a las autoridades “cautela al realizar este tipo de operativos que no hacen más que perjudicar a comercios de vasta trayectoria y alarmar a la sociedad”.