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La historia detrás de la foto del eclipse que dio la vuelta al mundo antes que la Luna

La imagen capturada en Alcira Gigena por Hernán “Nacho” Baggini, Santiago Bertorello y Gastón Bertola estalló en las redes y portales internacionales. Una minuciosa previa y la efectividad de los productores dieron por resultado una postal diferente

La cita la puso la naturaleza. La propuesta, tres amigos fotógrafos. Una minuciosa preparación previa y cada detalle fríamente calculado con un único objetivo: capturar “la foto” en el breve lapso que duró el eclipse, fenómeno que recién volverá a repetirse después de los próximos tres siglos.

La Laguna de Riveros, ubicada al sur de Alcira Gigena, fue elegida como escenario. Allí acudieron en la tarde del lunes Hernán “Nacho” Baggini, Santiago Bertorello y Gastón Bertola para analizar cómo se ponía el Sol en el mismo horario en el que el martes la Luna se ubicaría entre la Tierra y este astro.

“Queríamos lograr algo distinto, artesanal, artístico, y cómo el eje de la visualización era esta región de la Argentina, decidimos que sea desde el punto de vista representativo de lo criollo”, explica a Puntal Nacho Baggini, uno de los promotores de la puesta en escena y protagonista de la foto de “El gaucho con antorcha que enciende el eclipse”. 

“Yo soy muy detallista, por eso en mi preparación personal pensé en todo: desde la ubicación de cómo tenía que ir puesto el poncho, que se vea una inicial de la rastra junto al cuchillo, cómo tenía que estar armado el lazo para que se vea el volumen justo según la iluminación que tendría. Pensamos en todo”, comenta Ba-ggini. 

Asimismo, siempre destaca que “la foto fue obra de los tres” y cuenta que, en la distribución de roles, Gastón fue el encargado de capturar las fotos con la cámara y que Santiago tuvo bajo su responsabilidad la colocación de flashes, lo que le demandó tener que meterse en el agua. 

“Pensamos previamente cada detalle. En qué lugar me iba a reflejar el agua y en qué dirección poner el caballo. Particularmente, me interesaba que el caballo tuviera las cuatro patas blancas, porque al estar oscuro necesitaba que las patas se perdieran en el agua y un caballo oscuro hubiera perdido esa sensación”, relata Nacho.

La captura soñada

El momento llegó bajo un clima de extrema adrenalina. Durante los segundos cúlmines del eclipse debieron sincronizar muchas cosas. Desde ajustar la intensidad de los flashes, acomodar el cuerpo del caballo, que en ocasiones descansaba sobre una de sus patas, y darle la inclinación adecuada a la antorcha para lograr la sensación visual propuesta. Todo en plena “noche” vespertina.

“En un momento, Gastón empieza a gritar: ‘¡Está la foto! ¡Está la foto!’. Yo le decía que siguiera sacando porque en ese momento el caballo daba manotazos en el agua y pensé que podía quedar lindo, pero realmente esa era ‘la foto’ que nos habíamos planteado”, celebra.

Nacho cuenta que luego se fundieron en un abrazo y sus dos compañeros viajaron hasta Coronel Baigorria, donde reside Gastón, para descargar la sesión a la computadora.

Viralización

Pocos minutos después, decidieron viralizar la imagen y la respuesta fue impensada. “Se compartió en Instagram y Facebook y empezó una batalla contra la locura de las repercusiones. Me llamaron desde medios nacionales, desde el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación y nos escribieron desde fanpages de fotógrafos de otros países. Fue muy loco todo”, admite sorprendido el fotógrafo de Alcira Gigena. “La foto dio la vuelta al mundo antes que la Luna”, sonríe.

Sobre su amor por la fotografía, Nacho precisa que de chico llevó siempre la cámara consigo, desde los tiempos de los rollos para revelado, y que siempre se inclinó por las cuestiones criollas. Actualmente, es propietario de una carnicería y desde su cuenta de Facebook premia con carne para asado y vino a los seguidores que develen cómo fueron tomadas algunas de sus fotografías, que realmente demandan varios minutos de análisis hasta dilucidar la puesta en escena. “Quizás tenga el don de tener una mirada diferente y no digo que sea bueno ni malo, sólo que es diferente. Me gusta contar una historia con la fotografía”, reconoce.

Deberán pasar centenares de años para que esta región del país vuelva a ser testigo de un eclipse como el de martes. Mientras tanto, la imagen del gaucho con la antorcha quedará como documento del momento en el que una tarde la Luna oscureció la pampa criolla.



Javier Borghi.  Redacción Puntal

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