Como se esperaba, el tercer capítulo estuvo marcado por los alegatos de las partes involucradas, instancia en la que tanto el fiscal como la querella y la defensa intentaron demostrar, por un lado, que Hernán y Gino debían pagar con prisión perpetua por la muerte de Natalia, y por otro, que los imputados eran merecedores de una pena menor (en el caso de Gino) y de la absolución (Hernán).
Entre esos dos extremos trascendió el debate este miércoles, colocando en el centro de la escena al fiscal de Cámara, Francisco Márquez; al abogado querellante, Antonio Alarcos; a la defensora pública, Ivana Castoldi y al abogado defensor, Joaquín González, estos últimos representantes de Gino y Hernán, respectivamente.
Qué dijo el fiscal
El fiscal acusador decidió seguir por la línea de René Bosio, quien llevó a cabo la investigación y ordenó las detenciones del exmarido y el hijo de Natalia.
Para Márquez, no existió otro camino posible que pedir la pena de reclusión perpetua para ambos, con todo lo que eso significa.
Al momento de dar sus argumentos, y refiriéndose a Gino y a la ropa que vestía el día del hecho, enfatizó: “Era 28 de diciembre y Gino estaba con campera, camuflado, disfrazado”.
Luego, puso en duda la ruta que hicieron juntos Hernán y Gino el día del crimen, asegurando que intentaron esquivar las cámaras públicas de seguridad, reforzando la idea de que ambos premeditaron el crimen.
También precisó que el homicidio estuvo “fríamente calculado” y que “todo fue una mísera escena”.
Siguiendo esa línea, comentó que el padre manipuló a su hijo, quien “le hizo caso y se transformó en un homicida”.
En otra parte aseguró que Gino mató a su madre por la mugre que le metió el padre, más la que le sumó quien en ese entonces era su novia, Zahira (no se le endilgaron cargos en esta causa).
Sobre la noche de la tragedia, expuso: “Nati fue sorprendida por este sujeto (Gino) en su casa, cuando supuestamente no tenía que tener llave”.
En un fragmento, compartió imágenes de las cámaras que lo captaron a Gino en la zona del hecho, en Villa Nueva.
Y puso en conocimiento de jurados los testimonios de vecinos que dicen haber visto a un chico yéndose caminando “tranquilo y con campera”, algo que no dejó de reiterar, bajo el argumento de que era un día de calor y que no entendía el motivo de vestir un abrigo.
“Los dos (Hernán y Gino) se la agarraron con Mariani porque no les daba plata”, manifestó en otro momento del debate. Y remarcó que ambos no asistieron al velorio de quien era su familiar. “Estos tipos la sometían, la cosificaban, ella era nada más que un cajero automático”.
Más tarde, ventiló algo que Gino le habría dicho a su madre en una oportunidad: “No veo la hora de que te mueras para tomar la posesión de las propiedades que me corresponden como hijo”.
Otro tema trascendente fue el pedido de que ambos sean juzgados también bajo la calificación de violencia de género (tanto Gino como Hernán llegaron a juicio acusados por homicidio calificado por el vínculo y por la codicia, pero no por femicidio).
Luego de casi tres horas y media de alegato, Márquez desembocó en el pedido de prisión perpetua, acompañado por Antonio Alarcos, abogado querellante de Lucía Ferrari (hija de Natalia).
El alegato de Alarcos
Justamente Alarcos fue el encargado de seguir con la misma línea argumental, sumando algunas cuestiones que creyó pertinente resaltar.
Por ejemplo, mencionó los resultados de las pericias psiquiátricas realizadas a Gino, sobre las que se apoyó para sostener que era una persona ubicada en tiempo y espacio, y que sabía lo que estaba haciendo y las consecuencias que podía tener por sus actos.
La querella puso en duda que el cuchillo utilizado por Gino para cometer el delito haya sido uno que se encontraba en la vivienda, agregando que para él fue llevado hacia la casa desde la panadería en la que trabajaba.
Sobre Hernán, insistió en algo que había dicho Márquez. “Es un manipulador, fue rompiendo a su hijo”, argumentó, añadiendo también que mintió en todo lo que declaró.
“Ayer intentó excusar por más de una hora lo que no podía justificar. Hernán Ferrari tiene el manual de la manipulación”, concluyó.
Antonio Alarcos, abogado querellante.
El planteo de los defensores
Ivana Castoldi, designada por la Justicia como abogada de Gino, el joven que reconoció el crimen, abrió su alegato remarcando justamente la confesión de su defendido.
“Él reconoció que fue a la casa de su mamá y le quitó la vida, contó los motivos que lo llevaron a actuar de esa manera”, dijo.
Asimismo, exteriorizó que desde la primera entrevista, Gino siempre le hizo saber que el padre “no tenía nada que ver”.
“No pretendo edulcorar lo sucedido. Pretendo como defensora explicar qué fue lo que pasó, qué lleva a un chico de 20 años a hacer lo que hizo”.
Fue en ese momento cuando puso en conocimiento de la sala que Gino había descubierto en 2020 una infidelidad de su madre, motivo que -según ella- llevó a la separación de los padres.
“Plena pandemia. Discusiones. Hernán se enferma y le amputan la pierna. Los hijos deciden quedarse con el padre y trabajar en el negocio familiar”, destacó.
Luego precisó que como defensora asistió a tres personas acusadas de parricidio en los últimos dos años. “Dos fueron declarados como inimputables”, soltó.
“Él tiene que recibir un castigo por el hecho que cometió, pero ¿Cuál es ese castigo?”, le preguntó a los jurados populares.
Acto seguido, puso en conocimiento de ellos que el Código Penal prevé una atenuación de la pena en casos de que exista un vínculo “roto” entre víctima y victimario.
Según Castoldi, todos los testigos coincidieron con que el vínculo de Natalia con sus hijos era “malo”. “Los dos hijos tenían una relación muy compleja con su mamá”, insistió.
Con el permiso de Gino, su abogada compartió una horrorosa historia que le trasladó el ahora imputado y que vivió cuando era chico. Fue en ese momento cuando contó que Gino había sido abusado “durante dos años por su entrenador de bicicleta”, hecho del cual no volvió a referirse, ni siquiera para decir si había sido denunciado o no.
También dijo que Gino, en su infancia, era torturado por su madre “ante cada fracasó”, sumando que la mujer “hasta le vendió los trofeos ganados cuando corría en bici”.
“¿Qué pasa cuando el vínculo está roto, pierde vigencia el agravante? Él era un niño cuando recibió toda esta violencia”, se lamentó.
En la parte final, se refirió a la pena que mejor le cabe a Gino bajo su óptica: 18 años de prisión.
A su turno, Joaquín González llamó a los jurados a analizar solamente las pruebas y no lo que Hernán Ferrari era como persona. “Acá estamos para determinar qué pasó con la muerte de Natalia”, afirmó.
Y luego dijo: “Hernán claramente no tuvo participación”.
También se apoyó en la declaración del padre de Natalia para sostener que Hernán “nunca fue violento con ella”. Cerró diciendo que la Fiscalía “no tiene ninguna prueba directa” que lo incrimine a su defendido, para quien pidió la absolución.
Joaquín González, abogado de Hernán Ferrari.
Ivana Castoldi, defensora pública de Gino Ferrari.