Internacionales | Alemania | Unión | canciller

A 30 años de la reunificación de Alemania, aún persisten diferencias

La principal potencia europea exhibe hoy una brecha económica y social notoria entre el este y el oeste. El entonces canciller Helmut Kohl fue el artífice clave del proceso de unión.

Treinta años después de la reunificación de Alemania, ocurrida el 3 de octubre de 1990, la principal locomotora económica de Europa no superó aún el proceso de unión entre el oeste y el este, con una brecha notable entre la exzona comunista y su hermana occidental, según un informe del gobierno alemán.

El hecho fue de vital importancia para la posterior desintegración de la extinta Unión Soviética, el 26 de diciembre de 1991, después de que el líder soviético Mijail Gorbachov pusiera en marcha una serie de reformas conocidas como "glásnost" (transparencia) y "perestroika" (reestructuración).

El canciller Helmut Kohl fue la figura principal del proceso de reunificación de Alemania y su coalición formada por la Unión Demócrata Cristiana (CDU), la Unión Social Cristiana (CSU) y el Partido Democrático Libre (FDP) ganaría luego, en diciembre de 1990, las primeras elecciones tras la reunificación.

La adhesión de la antigua República Democrática Alemana (RDA) bajo la jurisdicción de la República Federal de Alemania (RFA) dio lugar a una sola Alemania, actualmente conducida por la canciller Angela Merkel.

Desde 1991, la fecha se celebra como Día de la Unidad Alemana.

La reunificación se logró tras una serie de acuerdos que culminaron con el Tratado Dos más Cuatro, firmado por los gobiernos de Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y la entonces Unión Soviética, en medio de las reformas impulsadas por Gorbachov.

Un poco de historia

Tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial en 1945, Alemania fue dividida en cuatro zonas de ocupación: tres del oeste, lideradas por Estados Unidos, el Reino Unido y Francia, y la del este, bajo control soviético.

Luego de la reunificación, la RDA pasó a constituir cinco nuevos estados federados, llamados "lander", en los que volvió a instaurarse la democracia parlamentaria.

El comisionado para las nuevas regiones del Este, Marco Wanderwitz, aseguró a mediados de septiembre que las diferencias económicas entre las dos Alemanias todavía "no están cerradas del todo", pero señaló que "en general, la unidad ha sido alcanzada".

El político de la CDU aseguró que la disparidad en la ex-RDA "sigue siendo notable con respecto al oeste, debido sobre todo a una densidad poblacional mucho menor en el este, donde las zonas rurales continúan siendo numerosas y las urbanas, poco desarrolladas".

Según un informe presentado por Wanderwitz ante el gabinete, el PBI de las regiones de la antigua RDA, incluida Berlín, la capital del país, representa actualmente el 79,1% del resto del país.

En 1990, el PBI de los estados del este alemán era sólo un 37% del de los occidentales, por lo que consideró que el poder económico de estos estados se cuadruplicó en las últimas tres décadas.

Wanderwitz dijo que el gobierno federal no ve el proceso de unidad interna de Alemania como "completamente" terminado y advirtió que "aún queda mucho por hacer".

También mencionó que la brecha se superó en gran medida en términos de ingresos, pues el promedio en el este en 2018 fue 88,3% respecto del oeste, gracias a un acuerdo de pequeñas y medianas empresas, algunas especializadas en "tecnologías avanzadas".

Precisó, además, que la tasa de aprobación del sistema democrático y sus instituciones, que en la ex-RFA se ubica en el 91%, en el este alcanza un techo del 78%.

El funcionario también resaltó que los habitantes del este, aparte de la capital, Berlín, ofrecen a la extrema derecha sus preferencias más altas en Alemania, con frecuencia por encima del 20%.

Esta situación se vio reflejada en los últimos años, cuando el partido de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) se impuso en 2019 como la segunda fuerza en las elecciones regionales de los estados de Sajonia y Brandenburgo, en el este.

Con sus consignas antiinmigrantes, AfD logró atraer a los abstencionistas y a exvotantes de los partidos de izquierda.