El funcionario cordobés presentó una visión contrastante entre dos modelos de desarrollo energético e industrial, con las metáforas de la "Vaca Muerta" y la "Vaca Viva".
Según López, el modelo de la Vaca Muerta se basa en la extracción de combustibles fósiles, como la cuenca neuquina, que es la segunda reserva mundial de shale gas y la cuarta de shale oil. “Este es un recurso finito y su uso no sólo implica la extracción de un recurso no renovable, sino que también está intrínsecamente ligado a la emisión de gases de efecto invernadero. La industria petroquímica, derivada de este modelo, ha generado una extensa cadena vertical que produce numerosos subproductos esenciales para la vida moderna en sectores como el textil, transporte, construcción, comunicaciones, farmacéutico e higiene”, explicó.
Frente a esto, se plantea el desarrollo de lo que muchos denominan la Vaca Viva. Este modelo aprovecha el mismo mecanismo de fotosíntesis oxigénica que, al enterrar biomasa durante millones de años bajo presión y temperatura, dio origen a los combustibles fósiles, pero, se basa en la biomasa actual. Esta se introduce en un proceso de bioeconomía circular que utiliza un capital natural renovable y no finito. Representa un "yacimiento" de muchos más kilómetros cuadrados que el de los fósiles y posee un tremendo potencial bioeconómico.
“A través de un proceso de biorrefinería, esta biomasa puede generar los mismos subproductos industriales que se obtienen del petróleo. La biomasa puede producir, al igual que el petróleo, productos como paracetamol, amoxicilina y elastómeros. Este modelo de bioeconomía circular, al añadir conocimiento a una biomasa renovable, se concibe como un modelo económico de tremenda potencia para la Argentina. Su sostenibilidad radica precisamente en que deja de emitir gases de efecto invernadero que impactan sobre el clima”, destacó.
El ministro contó que Córdoba fue pionera en la implementación de políticas y experiencias alineadas al modelo de la Vaca Viva. “Córdoba es la principal productora de maíz y de bioetanol de la Argentina, y ese bioetanol equivale al 6% de todas las naftas comercializadas en el país. A partir de él se generan subproductos como aceite de maíz, dióxido de carbono biogénico (usado en la industria carbonatada), burlanda y vinaza”.
“A contramano de algunas restricciones regulatorias nacionales, Córdoba ha impulsado políticas de fomento al consumo de biocombustibles”, detalló el ministro. Desde 2023, se ha iniciado la migración de la flota pública provincial (de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial), y actualmente, unas 2.100 unidades están utilizando E17, cinco puntos porcentuales más que la mezcla obligatoria. “Se ha demostrado que vehículos que no son flex fuel pueden usar mezclas más altas sin modificaciones, hasta cierto porcentaje”, agregó López, y puntualizó que se realizaron pruebas exitosas con emuladores para simular vehículos flex y se probó E70 en 60 unidades de la flota pública.
Además, Córdoba cuenta con la primera estación en la Argentina donde se expende al público E17 y B20 (biodiésel con conte de 20%), iniciativa que ha sido posible gracias a la experiencia previa con la flota pública.
Como estrategia de difusión y ratificando sus resultados, el gobierno provincial ha trabajado con otros actores importantes, como el rally cordobés, cuyos autos corren con E17 desde el año pasado. Y la categoría Turismo Carretera 2000 a nivel nacional corre con E40. “Casi mitad Vaca Viva y mitad Vaca Muerta en el tanque de combustible”, graficó.
“Estas iniciativas demuestran un compromiso con el desarrollo de un modelo bioeconómico basado en recursos renovables, buscando sustituir gradualmente la dependencia de los combustibles fósiles y sus derivados”, cerró el funcionario cordobés.