Ahora sí. Como en el torneo anterior, en el que para Boca, ser campeón era lógico y fácil, en este vuelve a darse el razonamiento previo y otra vez, la cosa no ha sido tan sencilla.
Boca va a ganar el campeonato con legitimidad, aguantando la diferencia adquirida a fines del 2017, cuando en el arranque de la competencia, con muchos otros conjuntos jugando Copas, y por méritos propios, sacó puntos por encima del resto. Los que están detrás de Boca, ahora pugnando por un lugar en la Libertadores del año que viene, componen algo así como otro campeonato, realmente apasionante. En algún momento del torneo, cada uno de ellos amagó pelearle a Boca el trono. No pudieron. Como pasó el año anterior.
El año pasado llegó a molestar River, anduvo cerca Banfield, pero ninguno terminó dando la talla. En este, Talleres, San Lorenzo y Godoy Cruz han estado momentáneamente cerca y desfallecieron mucho antes de la orilla.
No es poco mérito el de la “T”, el del Tomba, el de Huracán y hasta del empobrecido San Lorenzo de Biaggio el llegar a esta etapa de la Superliga luchando por un lugar en la Libertadores.
Para que el campeonato fuese apasionante habría que restarle cinco puntos a Boca o mirar la tabla sin el Xeneize. Pero es lo que hay. Y Boca lo aprovecha, por más que no lo disfrute.
Es que Boca dará la vuelta en alguna de las tres fechas que quedan, pero lo hará con una sonrisa falsa. Boca tiene en el alma el cuchillo de Mendoza.
Inexplicablemente, al menos para mí, determinados eventos marcan, de manera irreal, el estado de ánimo de miles de personas.
Irreal, mentiroso es que la Supercopa Argentina tenga más valor que el Torneo de AFA. Es una falacia. Una torpeza periodística, incluso. Y como tantas cosas mucho más importantes en el país, un "autoengaño" de la gente. Es feo perder una final de una Copita y si usted quiere de una Copa local, que está hecha más para la venta que para lo deportivo, y "horrible" si es contra el rival de toda la vida. Pero de ahí en adelante que eso implique sentirse "fracasado" por el resto del año, aun ganando un campeonato de casi 30 fechas, contra todos los equipos del país, parece mucho. Boca está por ser bicampeón de uno de los torneos más difíciles y parejos del mundo, por más que los planteles de unos y otros presenten precios muy diferentes.
Por ejemplo, coticemos la lista de River y Huracán. La de Boca y Godoy Cruz. La de Racing y Argentinos Juniors. Y, sin embargo, la diferencia en puntos es casi inexistente más allá de Boca y su colchón previo.
Pensaba, mientras veía Boca-Ñuls, que pasaría si Wanchope estaba en Huracán, o Reynoso y Pavón en Talleres, o Buffarini y Mas en San Lorenzo. Y otros más, adquiridos por aquí o en el exterior. ¿Con qué se las arreglaría Boca? Seguro con un técnico capaz de sacarles agua a las piedras, como Gustavo Alfaro o Alfredo Berti.
Entre Godoy Cruz (segundo) y el último en ingresar a la Sudamericana (puesto 11, que pelean varios) hay apenas diez puntos o menos.
Paridad total. Billetera no mata campeonato, con Boca como excepción.
River ha vuelto a la vida, luego, también, de aquella victoria en Mendoza.
Gana, suma, juega mal de mitad de cancha para atrás, pero Armani (la figurita de moda) se las va arreglando para salvarlo.
Racing es el mejor de este semestre. Agreguemos Defensa y Justicia. Sorprendámonos con Huracán y Argentinos, sigamos aplaudiendo el fútbol de Talleres y el orgullo de Belgrano. Godoy Cruz, cosa seria, con un buen proyecto y los santafesinos mejor, mucho mejor, que los rosarinos.
Irregular Independiente y difícil de explicar San Lorenzo, de quien se dice le han soltado la mano económica sus propios dirigentes para no gastar mucho. No estaría mal si la apuesta es a las inferiores. El tema es que el hincha lo entienda. Y que el técnico se saque algunos lastres de la defensa.
Boca va a salir campeón por estos días. Discreto campeón, pero mejor que el resto en el global de los dos semestres. El segundo no fue tan bueno para el equipo del Presidente.
Mientras de la vuelta, todos cantarán, sin evitar el recuerdo de esa noche mendocina que fue capaz de torcer el destino de River que venía en caída libre y del propio Boca, que no llenará su alma con el título.
Hasta que la Libertadores le purifique el alma. Si no llega a ser así, los Mellizos partirán hacia el olvido y el discurso del Rey Daniel entrará en un cono de sombras, con Buffón y todo.
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El año pasado llegó a molestar River, anduvo cerca Banfield, pero ninguno terminó dando la talla. En este, Talleres, San Lorenzo y Godoy Cruz han estado momentáneamente cerca y desfallecieron mucho antes de la orilla.
No es poco mérito el de la “T”, el del Tomba, el de Huracán y hasta del empobrecido San Lorenzo de Biaggio el llegar a esta etapa de la Superliga luchando por un lugar en la Libertadores.
Para que el campeonato fuese apasionante habría que restarle cinco puntos a Boca o mirar la tabla sin el Xeneize. Pero es lo que hay. Y Boca lo aprovecha, por más que no lo disfrute.
Es que Boca dará la vuelta en alguna de las tres fechas que quedan, pero lo hará con una sonrisa falsa. Boca tiene en el alma el cuchillo de Mendoza.
Inexplicablemente, al menos para mí, determinados eventos marcan, de manera irreal, el estado de ánimo de miles de personas.
Irreal, mentiroso es que la Supercopa Argentina tenga más valor que el Torneo de AFA. Es una falacia. Una torpeza periodística, incluso. Y como tantas cosas mucho más importantes en el país, un "autoengaño" de la gente. Es feo perder una final de una Copita y si usted quiere de una Copa local, que está hecha más para la venta que para lo deportivo, y "horrible" si es contra el rival de toda la vida. Pero de ahí en adelante que eso implique sentirse "fracasado" por el resto del año, aun ganando un campeonato de casi 30 fechas, contra todos los equipos del país, parece mucho. Boca está por ser bicampeón de uno de los torneos más difíciles y parejos del mundo, por más que los planteles de unos y otros presenten precios muy diferentes.
Por ejemplo, coticemos la lista de River y Huracán. La de Boca y Godoy Cruz. La de Racing y Argentinos Juniors. Y, sin embargo, la diferencia en puntos es casi inexistente más allá de Boca y su colchón previo.
Pensaba, mientras veía Boca-Ñuls, que pasaría si Wanchope estaba en Huracán, o Reynoso y Pavón en Talleres, o Buffarini y Mas en San Lorenzo. Y otros más, adquiridos por aquí o en el exterior. ¿Con qué se las arreglaría Boca? Seguro con un técnico capaz de sacarles agua a las piedras, como Gustavo Alfaro o Alfredo Berti.
Entre Godoy Cruz (segundo) y el último en ingresar a la Sudamericana (puesto 11, que pelean varios) hay apenas diez puntos o menos.
Paridad total. Billetera no mata campeonato, con Boca como excepción.
River ha vuelto a la vida, luego, también, de aquella victoria en Mendoza.
Gana, suma, juega mal de mitad de cancha para atrás, pero Armani (la figurita de moda) se las va arreglando para salvarlo.
Racing es el mejor de este semestre. Agreguemos Defensa y Justicia. Sorprendámonos con Huracán y Argentinos, sigamos aplaudiendo el fútbol de Talleres y el orgullo de Belgrano. Godoy Cruz, cosa seria, con un buen proyecto y los santafesinos mejor, mucho mejor, que los rosarinos.
Irregular Independiente y difícil de explicar San Lorenzo, de quien se dice le han soltado la mano económica sus propios dirigentes para no gastar mucho. No estaría mal si la apuesta es a las inferiores. El tema es que el hincha lo entienda. Y que el técnico se saque algunos lastres de la defensa.
Boca va a salir campeón por estos días. Discreto campeón, pero mejor que el resto en el global de los dos semestres. El segundo no fue tan bueno para el equipo del Presidente.
Mientras de la vuelta, todos cantarán, sin evitar el recuerdo de esa noche mendocina que fue capaz de torcer el destino de River que venía en caída libre y del propio Boca, que no llenará su alma con el título.
Hasta que la Libertadores le purifique el alma. Si no llega a ser así, los Mellizos partirán hacia el olvido y el discurso del Rey Daniel entrará en un cono de sombras, con Buffón y todo.
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