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Celebración de un gran artista

La obra de Joan Manuel Serrat fue el sustento de otra noche de emocionalidad compartida en un Teatrino de aforo colmado y gran aplauso final.

Una corriente de profunda identificación sensible y de delicada emocionalidad compartida recorrió la presentación de Joan Manuel Serrat, la canción del camino, segunda entrega del ciclo Cantautores en su historia, protagonizado por Walter Gentile y Ricardo Sánchez y destinado a repasar la obra de algunos de los creadores más notables de la canción popular en nuestro idioma.

En este caso, desde la apertura, con Walter cantando “Aquellas pequeñas cosas” hasta el cierre con el público de pie compartiendo la interpretación de “Fiesta”, por seguir la típica despedida de todo concierto “serratiano”, el encuentro consiguió crear ese clima de cercanía planteado con forma de relato, en el que la interpretación de cada tema, está unido al siguiente por las intervenciones de Ricardo como recitante.

En ese pespunte, que une la evocación parcial de otros títulos del interminable e inigualable repertorio de Serrat, jugados de forma jocosamente imitativa por el relator, y más algunos datos que hacen a la historia personal y creativa de ese gran artista que es el catalán, las canciones lucen con su propio perfil a través de una interpretación que se despega claramente del original para ir al encuentro de su propia identidad.

Esa riqueza original, que parte de las canciones de Serrat y se despliega a través de la tesitura coloquial de los intérpretes centrales, se hizo más intensa gracias a las intervenciones de dos artistas invitados que sumaron su brillo al concierto: la de María Marta Azar (en dos bellísimos dúos para presentar “Es caprichoso el azar” y “No hago otra cosa que pensar en ti”) y del saxo tenor de Leo Daghero, con algunas participaciones episódicas de gran sutileza.

La concordancia de esos aportes diversos, permitieron vislumbrar claramente la grandeza de una obra inmensa y maravillosa, incluyendo temas de la época de la musicalización de la poesía de Antonio Machado hasta esas delicias llamadas “Lucía”, “Mediterráneo”, “De vez en cuando la vida”, o “Esos locos bajitos”, que Walter dedicó especialmente a la familia de su hija, de visita circunstancial desde su actual residencia en Barcelona.

Todos y cada uno de esos elementos concurrieron a ese momento final en el que la profundidad y la sensibilidad de la obra de Serrat empujaron al aplauso fervoroso del público abriendo la expectativa para el próximo viernes 15 de octubre, tercera entrega del ciclo en el que Gentile-Sánchez incursionarán, con un desarrollo de estructura similar, las creaciones de Armando Manzanero y de Chico Novarro, dos grandes de la canción sentimental.