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El Cordobazo, histórica y legítima insurrección popular

Por Carlos Aníbal Azócar *

Sus protagonistas fueron los trabajadores cordobeses y los jóvenes de aquellos tiempos acompañados por toda la población de la ciudad y sus barrios y los organizadores, principales convocantes, los sindicatos y las organizaciones estudiantiles.

El marco internacional de entonces era el de un movimiento de los pueblos del Tercer Mundo por su liberación, Vietnam y su guerra que abarcaba la juventud del propio Estados Unidos, Martin Luther King y su lucha por los derechos civiles, Cuba con Fidel y el Che, la revolución cultural china, el Mayo francés y los movimientos juveniles europeos, Ben Bella, Nasser, la Primavera de Praga, el Concilio Vaticano II, el Documento Medellín y el movimiento de sacerdotes del Tercer Mundo y un cambio cultural que atravesaba todo el pensamiento.

En el país, políticamente, se vivía la proscripción del peronismo desde 1955, con diferentes alternativas de gobiernos electos y golpes militares. No obstante, el movimiento obrero había logrado organizarse, dar heroicas luchas de resistencia, lograr algunas conquistas y formular programas como los de Huerta Grande y La Falda y el del Primero de Mayo de la CGT de los argentinos. 

En la dictadura militar de Juan Carlos Onganía, los estudiantes universitarios perdieron el cogobierno y fue prohibida su actividad gremial, se avasalló la autonomía, se impuso una política educativa regresiva, cerraron los comedores universitarios y se llevó adelante una larga huelga. En septiembre de 1966 cayó asesinado el obrero estudiante Santiago Pampillón. El movimiento juvenil era apoyado intensamente por el movimiento obrero, como ocurrió también –recíprocamente– los años posteriores. 

Para 1969 se habían congelado los salarios, eliminado el sábado inglés, mantenido las quitas salariales zonales metalúrgicas, propuesto elevar la edad jubilatoria, implantado la libertad de mercado en favor de los monopolios concentrados, comenzado cesantías masivas, cerrado fuentes de trabajo en todo el país e intervenido los sindicatos más activos. El 14 de mayo hubo una feroz represión a un acto del Smata cordobés. En Corrientes el 15 de mayo fue  asesinado el estudiante Juan José Cabral en medio de la lucha contra la privatización del comedor universitario, en Rosario se produjeron manifestaciones en las que cayó el 18 de mayo Alberto Bello, lo que desató el llamado primer Rosariazo, y allí es asesinado el día 24 el obrero estudiante Roberto Blanco, de 15 años. 

La CGT nacional impulsó para el 30 de mayo de 2019 una huelga nacional, que el plenario de gremios cordobeses, uniendo sus diferentes expresiones, transforma en paro activo desde el 29, con abandono de tareas desde el cinturón fabril y los lugares de trabajo, y concentración en la CGT y alternativamente, en Plaza Vélez Sarsfield. Se organizó una acción dispersiva de las fuerzas policiales, levantando barricadas en distintos puntos de la ciudad y en Barrio Clínicas, a cargo del movimiento estudiantil, y se paralizó el transporte. 

Las columnas, engrosadas por ciudadanos comunes, reciben una fuerte agresión policial que culmina con la muerte del obrero Máximo Mena. Recrudece entonces la protesta con barricadas, ocupaciones y ataque a algunos objetivos concretos. Es así como un pueblo desarmado consigue el retroceso y el repliegue de la represión, al ocupar literalmente la ciudad y numerosos barrios aledaños.

A la tarde, se moviliza el Ejército y avanza un gran despliegue sobre la ciudad, donde se mantienen focos de resistencia en diversos barrios. Son detenidos numerosos ciudadanos, llevados a Consejos de Guerra. Antonio Medina, último dirigente de la comisión de Agustín Tosco, estimó un saldo de 34 muertos, 440 heridos y mil detenidos. Fue un día de poder obrero y popular en el que convergieron  diversas corrientes políticas, gremiales y estudiantiles en un pluralismo y respeto fraternal entre los que pensaban distinto pero tenían un antagónico común, lo que posibilitó la dimensión histórica de los hechos. 

Puede caracterizarse el evento como una legítima insurrección popular que se encuadra en el derecho de resistencia a la opresión, vigente en el pensamiento democrático y republicano desde la Revolución Francesa, en la Declaración de los Derechos del Hombre, en el Preámbulo de la Declaración de Derechos Humanos de la ONU y en los artículos 36 y 17 tercer párrafo de nuestras Constituciones nacional  y provincial. Significó el fin de la legitimidad de los golpes militares y la necesaria vuelta a la vigencia de la democracia.

Hoy el mundo es distinto, pero los valores que el movimiento del Cordobazo inculcó están vigentes: la prédica de principios, la defensa de derechos individuales y colectivos atacados, la libertad ciudadana, el pluralismo y el respeto con unidad en la diversidad, la solidaridad personal y social y el valor del ejemplo personal, junto a la valentía y el coraje ciudadano.

* Abogado, exmagistrado, fue dirigente estudiantil integralista en la década  del 60.

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