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Violencia familiar, robos y estafas, delitos que continúan

Lo aseguró la fiscal Juliana Companys. La funcionaria, además, destacó que por día hay "un promedio de entre 20 y 30 personas detenidas" por incumplir el aislamiento.

El martes 17 de marzo el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) dispuso un receso extraordinario, que aún continúa, por la pandemia de coronavirus. En estas circunstancias, PUNTAL VILLA MARÍA dialogó con la fiscal de Instrucción del Segundo Turno, Juliana Companys, para conocer cuál es el escenario que se advierte, desde su práctica como autoridad judicial, en tiempos en los que la regla es el aislamiento social, preventivo y obligatorio.

La labor en Tribunales, normal

Primeramente, la funcionaria señaló que en los Tribunales, si bien las tareas se desarrollan con cierta normalidad, los abogados no van al Palacio para realizar los diferentes trámites, sino que los hacen “a través de mails”. Asimismo, precisó que el contacto con los presos e instancias como, por ejemplo, indagatorias, se llevan adelante “por medio de teletrabajo, de videoconferencias”.

Delitos de todo tipo

Diariamente, como lo informa la Departamental General San Martín, las personas arrestadas por violar el aislamiento son muchas. En esta dirección, Companys subrayó que, por día, hay “un promedio de entre 20 y 30 personas detenidas”.

Al respecto, cabe mencionar que aquellos que la incumplen por primera vez no quedan apresados. “Se lo imputa, se lo ficha, se va a su casa y le queda el proceso penal. Después se lo seguiremos”, sostuvo. En cambio, quienes quebrantan la legislación reiteradamente sí son capturados, trasladados a la alcaidía de barrio San Justo y de allí al Establecimiento Penitenciario N° 5.

En este punto también es preciso referir que la pena para quienes hagan caso omiso al aislamiento es de seis meses a dos años de prisión. “Es excarcelable. Pero la sumatoria de delitos hace que no lo sea. Si varias veces violó el aislamiento, entonces, es pasible de pena de prisión”, le explicó la funcionaria a este matutino.

Seguidamente, hizo una diferenciación y expresó que otra cosa es no obedecer la cuarentena. Ello lo ejemplificó con lo ocurrido el domingo pasado, cuando en la localidad de La Playosa una mujer de 60 años e infectada con Covid-19 recibió en su hogar a una cobradora para abonarle el seguro. La condena para este tipo de casos va de tres a quince años de prisión.

Sobre este suceso, Companys comentó: “Está siendo controlada por personal policial con rondas y, además, por control telefónico. Tanto ella como la señora que fue hasta el lugar están en cuarentena ahora”.

Por otro lado, también hizo alusión a otros ilícitos que se cometen y que están por fuera de la transgresión del aislamiento. Acerca de esta cuestión, indicó que los robos, hurtos, estafas y hechos de violencia familiar están a la orden del día en la ciudad y región.

Pedidos de presos

Este martes, como se conoció públicamente a través de una carta que contó con el apoyo de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), se realizó un paro de “brazos caídos” en la cárcel. Estaba previsto que la totalidad de la población del penal adhiriera pero, según el juez de Ejecución Arturo Ferreyra, los que se sumaron a la huelga no superaron el treinta por ciento.

Companys, entre otras cosas, habló de los pedidos de las personas privadas de su libertad. “Los presos alegan constantemente que quieren salir por coronavirus”, puntualizó.

Sin embargo, aclaró que en la penitenciaría villamariense “no hay ningún síntoma ni situación” que amerite atender ese reclamo. 

“De hecho, está totalmente aislada. No tienen visitas familiares y sí se ha previsto que puedan comunicarse telefónicamente con ellos”, detalló. E, inmediatamente después, añadió: “El personal del servicio penitenciario tiene extrema seguridad en cuanto al ingreso y egreso del establecimiento. Entonces, por eso, por el momento no ha habido ninguna situación para que no cumplan normalmente su pena”.

El grooming

Finalmente, Companys se refirió a otro de los ilícitos de mayor gravedad: el grooming (cuando se contacta a un menor de edad, a través de la tecnología, con el propósito de afectar su integridad sexual).

Sobre el mismo, mencionó que, si bien no hubo ninguna denuncia en lo que va de su turno, la coyuntura actual y principalmente el confinamiento al que está obligada la ciudadanía, sí es propicio para que se cometa este tipo de delito, cuyas consecuencias devienen, muchas veces, en traumas considerables.