“El año pasado sufrimos una violación de domicilio por parte de la Policía y el robo de una moto. Era domingo a las 2 de la mañana. En un momento, irrumpe la policía con armas diciendo que querían llevarse a mi nieto que acababa de llegar, después vienen otros cuatro móviles y más policías, que entran corriendo y empiezan a pegar patadas, trompadas y culatazos”, abre el denunciante, que tiene unos 50 años.
Yrecuerda: “En el domicilio había una persona mayor, a quien le abrieron la ceja y le tuvieron que hacer puntos. La discusión siguió afuera”.
“Fue ahí cuando dos policías se meten, sacan la moto y sustraen la tarjeta verde. Nosotros les dijimos que lo que hacían era violación de domicilio”, asegura Rivarola.
El hombre contó que después de ese episodio se dirigió al Juzgado de Faltas para preguntar en qué situación estaba la moto, y le dijeron que no tenía nada y, además, le entregaron un libre multa. “Cuatro días después aparece misteriosamente en el pasillo de mi casa la tarjeta verde. La tiraron”, manifiesta.
Y sigue: “El 18 de junio nos presentamos con mi abogado en Tribunales para hacer una denuncia penal. Pasó el tiempo y no había movimiento, entonces en octubre presentamos una querella para agilizar la causa. Hasta ahora no hemos tenido respuesta”.
Lo último que hizo, de acuerdo a lo que dijo, fue ir al Juzgado de Faltas hace dos semanas, donde le mostraron un expediente con su caso, pero con una foto que no correspondía con su moto. Era otro rodado marca Honda, cuando el que le sustrajeron llevaba la inscripción de Motomel.
La única solución que le dieron para retirar el birrodado, aparentemente en infracción por no disponer de patente ni espejos y tener un caño de escape no reglamentario (así consta en el acta) fue que pague una multa de 1.4 millón de pesos, importe que lo habilitaría a llevarse el vehículo. “Ya hace un año que estoy esperando”, cerró.