“No es progresista poner una ley que elimina vidas humanas”, dijo ayer a PUNTAL el obispo auxiliar de La Plata, Alberto Bochatey.
Licenciado en Teología Moral y Master en Bioética, monseñor Bochatey visitó las Escuelas Pías de Río Cuarto para dar una charla en torno del debate sobre el aborto.
El prelado es miembro de la Pontificia Academia para la Vida del Vaticano, presidente de la Comisión Episcopal de Salud de la Conferencia Episcopal Argentina y titular del Instituto para el Matrimonio y la Familia de la Universidad Católica Argentina.
-¿Por qué la Iglesia se opone a la despenalización del aborto?
-El tema no es que la Iglesia se opone al aborto sino que la Iglesia sigue a la ciencia y a la vida. La ciencia nos demuestra que hay una vida humana dentro del vientre de la madre. Y tenemos el criterio antropológico, social, ciudadano y cívico de que no se mate a nadie. Que busquemos soluciones sin necesidad de eliminar la vida de nadie.
-¿Para la Iglesia, hay vida desde el momento mismo de la concepción?
-La Iglesia dice que lo dice la ciencia. La ciencia nos demuestra que a partir de la unión del espermatozoide con el óvulo comienza un sistema nuevo. Un código genético nuevo, con los cromozonas que son propios y diferentes de los del padre y de la madre. Ésta es una cuestión científica indiscutida. Algunos toman los datos científicos y los interpretan con criterios valorativos de utilidad y posibilidad de vida. El proyecto de ley que tenemos en Argentina habla de las 14 semanas, que son tres meses y medio. ¿Quién es el guapo que a los tres meses y medio de embarazo de una mujer dice que ahí no hay un ser humano? Lo sabe hasta la mujer más simple que haya vivido un embarazo. Es indiscutible que hay vida humana y que a esa vida humana se la está eliminando.
-¿A qué apunta esta movida internacional en torno de este tema?
-En los lugares donde no hay aborto hay mucha presión internacional para que haya ley de aborto. Y donde hay ley de aborto hay movimientos contrarios. Hace quince días, el estado de Iowa, en Estados Unidos, ha restringido la ley de aborto que tenía.
-¿Cuál fue el disparador de esa medida?
-Los problemas que están teniendo a nivel social y de consecuencias. A nivel de encontrar médicos que quieran hacer los abortos. El hecho de que, tras la legalización del aborto, no se terminó con el aborto clandestino. Porque la mujer tiene que estar registrada cuando va al hospital público y, como es vergonzante, no lo quieren hacer. Entonces no desaparece el aborto clandestino y no disminuye la muerte materna como se dice. Eso ya ha quedado demostrado por las mismas cifras del Ministerio de Salud de la Nación, que dicen que no disminuye la muerte materna porque haya ley de aborto.
-Los que están a favor del aborto señalan que la Iglesia, con su posición, retrasa cientos de años. ¿Qué dice a esto?
-No es moderna la ley del aborto. Los proyectos de ley del aborto que están en nuestro Parlamento son copia de los proyectos de ley de los años 70 de España e Italia. Están impulsando como modernos esquemas de aborto de hace 40 o 50 años. Eso es atrasar. La Iglesia lo que dice es que Argentina tiene una historia que, sacando los períodos de gobiernos de facto, ninguna legislatura democrática promulgó leyes que implicaran la muerte de seres humanos. Argentina resolvió siempre los problemas en paz, excepto la época de los militares, en la cual hubo muertos y desaparecidos.
-¿Qué les diría a los parlamentarios argentinos?
-Que por favor busquemos para este problema social una solución que no incluya eliminar vidas humanas. No es moderna una legislatura que va a romper una tradición de 200 años de haber legislado sin eliminar vidas humanas. Acompañemos esto con respuestas modernas. De verdaderas políticas de ayuda a la mujer vulnerable o en situaciones extremas.
-¿Qué propone la Iglesia?
-Hay una trampa maligna de hacer creer que éste es un tema religioso. Esto es un tema cívico. De los ciudadanos. Nos quieren poner una ley que va a incluir eliminar vidas humanas y eso no es progresista ni moderno.
Marcelo Irastorza
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El prelado es miembro de la Pontificia Academia para la Vida del Vaticano, presidente de la Comisión Episcopal de Salud de la Conferencia Episcopal Argentina y titular del Instituto para el Matrimonio y la Familia de la Universidad Católica Argentina.
-¿Por qué la Iglesia se opone a la despenalización del aborto?
-El tema no es que la Iglesia se opone al aborto sino que la Iglesia sigue a la ciencia y a la vida. La ciencia nos demuestra que hay una vida humana dentro del vientre de la madre. Y tenemos el criterio antropológico, social, ciudadano y cívico de que no se mate a nadie. Que busquemos soluciones sin necesidad de eliminar la vida de nadie.
-¿Para la Iglesia, hay vida desde el momento mismo de la concepción?
-La Iglesia dice que lo dice la ciencia. La ciencia nos demuestra que a partir de la unión del espermatozoide con el óvulo comienza un sistema nuevo. Un código genético nuevo, con los cromozonas que son propios y diferentes de los del padre y de la madre. Ésta es una cuestión científica indiscutida. Algunos toman los datos científicos y los interpretan con criterios valorativos de utilidad y posibilidad de vida. El proyecto de ley que tenemos en Argentina habla de las 14 semanas, que son tres meses y medio. ¿Quién es el guapo que a los tres meses y medio de embarazo de una mujer dice que ahí no hay un ser humano? Lo sabe hasta la mujer más simple que haya vivido un embarazo. Es indiscutible que hay vida humana y que a esa vida humana se la está eliminando.
-¿A qué apunta esta movida internacional en torno de este tema?
-En los lugares donde no hay aborto hay mucha presión internacional para que haya ley de aborto. Y donde hay ley de aborto hay movimientos contrarios. Hace quince días, el estado de Iowa, en Estados Unidos, ha restringido la ley de aborto que tenía.
-¿Cuál fue el disparador de esa medida?
-Los problemas que están teniendo a nivel social y de consecuencias. A nivel de encontrar médicos que quieran hacer los abortos. El hecho de que, tras la legalización del aborto, no se terminó con el aborto clandestino. Porque la mujer tiene que estar registrada cuando va al hospital público y, como es vergonzante, no lo quieren hacer. Entonces no desaparece el aborto clandestino y no disminuye la muerte materna como se dice. Eso ya ha quedado demostrado por las mismas cifras del Ministerio de Salud de la Nación, que dicen que no disminuye la muerte materna porque haya ley de aborto.
-Los que están a favor del aborto señalan que la Iglesia, con su posición, retrasa cientos de años. ¿Qué dice a esto?
-No es moderna la ley del aborto. Los proyectos de ley del aborto que están en nuestro Parlamento son copia de los proyectos de ley de los años 70 de España e Italia. Están impulsando como modernos esquemas de aborto de hace 40 o 50 años. Eso es atrasar. La Iglesia lo que dice es que Argentina tiene una historia que, sacando los períodos de gobiernos de facto, ninguna legislatura democrática promulgó leyes que implicaran la muerte de seres humanos. Argentina resolvió siempre los problemas en paz, excepto la época de los militares, en la cual hubo muertos y desaparecidos.
-¿Qué les diría a los parlamentarios argentinos?
-Que por favor busquemos para este problema social una solución que no incluya eliminar vidas humanas. No es moderna una legislatura que va a romper una tradición de 200 años de haber legislado sin eliminar vidas humanas. Acompañemos esto con respuestas modernas. De verdaderas políticas de ayuda a la mujer vulnerable o en situaciones extremas.
-¿Qué propone la Iglesia?
-Hay una trampa maligna de hacer creer que éste es un tema religioso. Esto es un tema cívico. De los ciudadanos. Nos quieren poner una ley que va a incluir eliminar vidas humanas y eso no es progresista ni moderno.
Marcelo Irastorza