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La historia de las bochas y el "Día del Bochófilo"

Martín Orellano describe al bochófilo como "un ser fuerte y un deportista pasional. El que lo practica puede jugar 50 años. Pretende competir, pero especialmente juntarse con amigos y conocer gente nueva para compartir"

“El bochófilo es un ser fuerte, un deportista pasional”, afirma Martín Orellano.

Y en esa descripción está enmarcada su historia y el sentimiento que demuestra el bochófilo por su amado deporte, que hasta traspasa la barrera de un juego y se impone como una forma de vida.

¿Qué dice la historia?

Las bochas es un deporte de la familia de los juegos de bolas, vinculado estrechamente con la petanca y con un ancestro común en los juegos practicados en el imperio romano.

La forma en que se practican actualmente las bochas se desarrolló en Italia. Si bien es jugado en distintos países de Europa, también en los países que recibieron inmigrantes italianos, como Oceanía, Norteamérica y Sudamérica cobró valoración, principalmente en Argentina, Chile, Perú, México, Uruguay, Venezuela y Paraguay.

Inicialmente, los inmigrantes italianos lo hicieron conocer, y luego lentamente fue adoptado por toda la sociedad. Se estima que se juega desde 1783, y actualmente se practica en un amplio espectro de edades de ambos sexos, ya que se realizan diferentes torneos en categorías que van desde preinfantiles hasta veteranos. Por ejemplo en Argentina, solamente en la Provincia de Córdoba hay Federados más de 6.000 jugadores.

El juego tuvo mucha acogida en el siglo XVII. Tal fue el fanatismo que fue prohibido porque se consideró que era un juego perverso para la juventud. Durante varios años el juego continuó en la clandestinidad en bares y pulperías.

Fue en 1929 que volvió a tomar carácter nacional, cuando se fundó la Federación Argentina de Bochas.

El Día del Bochófilo

El 12 de octubre es el “Día del Bochófilo”. La Federación Argentina de Bochas, en la sesión del 5 de julio de 1943, resolvió instituir el “Día del Bochófilo”, estableciendo para su celebración dicho día.

En los fundamentos de su resolución, la entidad madre reconoce que la iniciativa partió del Bochín Club de Liniers, entidad afiliada que desde hace varios años homenajeaba a sus jugadores el tercer domingo de agosto de cada año, pero argumentando razones de índole histórica, climática y cultural, por amplia mayoría se optó por esta fecha, también en coincidencia con España, para rendirle homenaje.

Consultado el jugador villamariense Martín Orellano, integrante de la Asociación Villa María de Bochas y representante del Club Rivadavia de Villa María dijo: “El bochófilo es un ser fuerte, un deportista pasional. El bochófilo simpatizante, que domingo a domingo lo tenemos del otro lado de la baranda viviendo esta pasión, demuestra una pasión inmensa”.

Orellano agregó que “ser bochófilo es para toda la vida, es significado de pasión, amistad, camaradería, sacrificio. Envuelve varias sensaciones, es esperar el domingo para ir a competir. Pero es ir a jugar y que ese domingo se tome como una vivencia de ir a juntarse con amigos, conocer gente, que va dejando domingo a domingo este deporte”.

Insiste en que “hay gente lo ha practicado durante 50 años. Ser bochófilo te hace conocer amistades eternas. El domingo vas con toda la expectativa de ganar, pero si perdés, en realidad sos derrotado. Ahí nace la parte de camaradería, porque nos juntamos todos a comer el asado, compartimos un refrigerio, estamos los de Villa María con los de la región y pasamos horas hablando. Hasta en más de una oportunidad hay una guitarra de por medio, cantamos y bailamos todos juntos”.

Se esmera en aclarar que “eso es el bochófilo, poder disfrutar de este hermoso deporte ganando o perdiendo, adentro o afuera de la cancha. Para muchos es un cable a tierra, pero es una pasión”.