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Las condiciones del clima le quitaron al país 52 millones de toneladas de granos

Un trabajo del Ieral de la Fundación Mediterránea explica que eso representa un retroceso de ingresos a nivel de productores de US$ 17,3 mil millones, lo que equivale a la compra total de 8 años de maquinaria agrícola

Mientras las últimas estimaciones de las bolsas a nivel nacional siguen recortando volumen de cosecha a medida que la trilla avanza, los cálculos sobre las consecuencias de la dramática campaña agrícola siguen mostrando un horizonte cada vez más complejo, no solo para los productores, sino especialmente para el país porque el ingreso de dólares se verá severamente afectado.

¿Pero puede haber revancha el ciclo próximo? Es la pregunta que se hizo el economista del Ieral de la Fundación Mediterránea Juan Manuel Garzón y que intenta responder sobre la base de los pronósticos climáticos, los precios de los mercados internacionales y la realidad política y económica del país, entre otros vectores.

El trabajo comienza describiendo que, de acuerdo con las últimas estimaciones, la sequía histórica (menor registro de lluvias en más de 100 años en algunas localidades de zona núcleo), acompañada de elevadas temperaturas y heladas inesperadas, estará costándole al país unos 52 millones de toneladas, incluyendo en esta suma todos los granos perdidos en el ciclo productivo 2022/23 (en los cultivos más importantes).

A precios de exportación (FOB), el valor de la cosecha se aproximaría a US$ 34 mil millones, lo que implica unos US$ 25 mil millones por debajo del ciclo previo (-42%); la misma cuenta a precios internos (FAS, CAC Rosario) indica un retroceso de ingresos a nivel de productores de US$ 17,3 mil millones. Para tener perspectiva del impacto económico, las ventas de maquinaria agrícola se ubicaron en US$ 2,2 mil millones el año pasado, es decir, los ingresos no generados por los productores agrícolas en esta campaña equivalen a casi 8 años de ventas de maquinarias.

Por las características, Garzón indica que “se trata de la tercera sequía de magnitud en los últimos 15 ciclos agrícolas y se asemeja bastante a lo sucedido en el ciclo 2008/2009, cuando se perdió también casi el 40% de la cosecha, los precios internacionales bajaron y los ingresos generados en la producción de granos sufrieron un recorte fuerte”.

Finalmente, y como puede inferirse, el menor flujo de exportaciones generará una caída en la base imponible de los derechos de exportación, por tanto, una pérdida directa de ingresos fiscales (a la que deberá agregarse otra suma más difícil de cuantificar por la menor recaudación asociada a los efectos indirectos negativos que desata el menor nivel de actividad del sector). “Suponiendo alícuotas constantes en los niveles actuales, se estima que la recaudación de derechos sobre principales productos agropecuarios (y sus derivados industriales relevantes) no superaría los US$ 3.500 - 3.700 millones, un retroceso del 60% respecto a la contribución que habría hecho este mismo grupo de productos a la recaudación de este impuesto en el 2022”, explica.

Por otra parte, también se analiza que, al cabo de 22 días de vigencia, el Programa Dólar Soja 3 ha generado una comercialización de 4,1 millones de toneladas y liquidaciones del sector exportador del orden de los US$ 2,2 mil millones. En perspectiva a las dos versiones anteriores, viene por detrás en todas sus variables. “En los últimos 7/8 días las ventas promediaron las 250 mil toneladas diarias, un ritmo que de mantenerse (quedan 14 días hábiles) llevaría la comercialización a 7,5 u 8 millones de toneladas totales, por debajo de las expectativas del Gobierno (más cercanas a los 10 millones)”, agregó. En términos de generación de divisas, el programa podría estar cerrando en US$ 4 – 4,2 mil millones (se especulaba con lograr cerca de US$ 5 mil millones).

Finalmente, para responder el interrogante, el trabajo de Garzón indica que, si bien muchos productores quedarán con sus finanzas golpeadas, debiendo canalizar más recursos propios y/o acudir a un mayor apalancamiento para continuar en la actividad, particularmente en el segmento de productores que arriendan campos, el sector buscará revancha en la próxima siembra.

“El tema es si las condiciones agronómicas y económicas permitirán una importante recuperación de la producción, que por otra parte sería clave para el país y su futuro económico. Si el clima se regulariza hacia la primavera, los precios internacionales se ubican en los niveles actualmente previstos en los mercados de futuros, la producción agrícola puede retornar a niveles de 130-135 millones de toneladas en el ciclo 2023/24 y generar un flujo neto de divisas del orden de los US$ 33-34 mil millones y un adicional de US$ 13-14 mil millones el año próximo”, remarcó el economista de la Fundación Mediterránea.