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Recorrieron Europa durante cinco años en bicicleta y están de regreso

Carla Vales y Leonardi Santi partieron desde Villa María junto con su perra Piri en el 2018. De retorno al país luego de la experiencia europea se cruzaron con una italiana y un venezolano que estaban de viaje y les regalaron sus bicicletas

Carla Vales, Leonardo Santi y Piri (la perra de 12 años) recorrieron Europa en bicicleta durante más de cinco años. Partieron desde Villa María en el 2018 y vivieron una experiencia inolvidable.

En abril del año pasado, este medio dio a conocer la historia de película de la pareja que paseaba por el viejo continente junto con su perrita.

De regreso al país y mientras disfrutaban con sus seres queridos se cruzaron con dos viajeros, una mujer italiana y un hombre venezolano, no dudaron y les regalaron las bicicletas. Una historia digna de un cuento que siempre tiene el final feliz.

“Cuando dejamos todo y partimos rumbo a Italia jamás nos imaginamos que íbamos a terminar viajando en bicicletas ni que conoceríamos tantos lugares y personas pero aún así no podíamos dejar de imaginar cómo sería un día volver a casa, pedaleando, con nuestra casa a cuestas, después de tanto tiempo y tantas vivencias, el día que cumplimos con el objetivo de llegar a Turquía dijimos: ‘¿Y por qué no volvemos a casa si es nuestro más grande sueño?’. Y así fue como empezamos a planificar el gran regreso”, cuentan Carla y Leo.

“Vinimos sabiendo que los primeros días de junio regresaríamos a Italia, hemos tenido casi 7 meses para estar con la familia, amigos y para hacer todas esas cosas que dijimos hacer si un día regresábamos (¡casi todas!). También dijimos de aprovechar estos meses para estudiar y enfocarnos en el futuro de nuestro canal y redes pero eso no pasó, el día a día sumado al verano extendido hicieron que estemos en movimiento continuo y disfrutando simplemente de la compañía sin redes ni monitores ni conexiones”, puntualizaron los ciclistas viajeros.

- ¿Por qué han tomado la decisión de no viajar más en bici?

- Por el momento no vamos a viajar más en bici, más que nada es una decisión basada en el bienestar de Piri (su perrita), ella tiene 12 años y si bien le encantan las aventuras, la bici puede resultar muy exigente; nosotros pasamos 24 horas al aire libre sea invierno o verano, más las horas que pasamos pedaleando en las que Piri no descansa. Nos cuesta un montón esta decisión, viajar en bici es una de las experiencias más maravillosas que uno puede vivir pero sabemos que empieza una nueva etapa y que va a ser desafiante, y estamos ansiosos y preparados para meternos de lleno en lo que viene.

-¿Cómo fue que regalaron las bicicletas con tanta carga emocional a dos viajeros?

- Nos estábamos yendo un domingo a almorzar a casa de los padres de Leo a La Playosa, llegando al pueblo vimos que había dos viajeros en la estación de servicio en la entrada y ahí nomás nos detuvimos para charlar, conocerlos y ver si necesitaban algo. Como una señal del destino nos encontramos con que ella era italiana y él venezolano, encontrar una italiana viajando en bici acá nos transportó inmediatamente hacia los recuerdos de nuestro viaje en su país y a todo lo que vivimos y a la hospitalidad de las personas. Les dimos algunas provisiones y seguimos camino, pero nos quedamos pensando en que podríamos haber hecho algo más por ellos, así que decidimos después de almorzar ir al encuentro para llevarles algunos víveres más. Los encontramos en la ruta, les dimos las cosas y les preguntamos cómo estaban sus bicis, si andaban bien y si les interesaba cambiarlas. La verdad es que las bicis de ellos estaban bastante detonadas y las nuestras, si bien no eran las mejores y estaban bastante usadas, eran mucho mejores que las que ellos tenían; y aceptaron. Así que coordinamos para que nos esperen acampados en el pueblo mientras nosotros íbamos a buscar las cosas y volvíamos al encuentro. Les encantaron nuestras bicis, así que nos pasamos todo un día acondicionándolas y adaptándolas a su equipaje, cambiando manubrio, asientos y consiguiendo repuestos que faltaban.

Carla además agrega: “Siempre tuvimos la idea de regalar las bicicletas el día que dejáramos de viajar en ellas, dárselas a alguien que las necesitara pero que fueran viajeros y los encontramos. Y ahora pueden viajar mucho más cómodos y las bicis van a seguir en ruta y viviendo muchas aventuras. No somos para nada apegados a las cosas materiales, nunca nos costó soltar algo. La sensación de saber que en lugar de dejar las bicis guardadas de recuerdo en algún garage están siendo usadas por alguien que las aprecia y les es de gran utilidad es como devolver al universo una parte muy pequeña de todo lo que nosotros hemos recibido estando en viaje”

- ¿Qué tienen pensado hacer en el futuro cercano?

- La idea es seguir viajando. La única diferencia va a ser la movilidad, queremos pasar a cuatro ruedas, digamos. Aún no sabemos qué tipo de vehículo será, todavía tenemos tiempo de investigar y decidir ya que primero vamos a trabajar por unos meses para poder juntar el dinero que necesitamos. El 1 de junio vamos a regresar a Italia, donde ya tenemos un trabajo en agricultura y allá nos equiparemos y prepararemos para el inicio de una nueva etapa. Estamos convencidos de que no nos queremos detener, que viajar es parte de nuestra vida y que nos vamos a adaptar a cualquier cosa que se presente porque estamos juntos y tenemos los mismos proyectos.

Carla y Leo fueron invitados a dar charlas en una escuela y tras esa experiencia contaron: “Fue una escuela secundaria pública de Bell Ville, el contacto fue hecho a través de unos amigos que viven allá que tenían interés de compartir nuestra historia con los chicos, lo que no imaginábamos es que iba a estar todo el secundario; pero fue hermoso. Hemos tenido la oportunidad de hacer lo mismo en un jardín de infantes en Crespo, Entre Ríos y la experiencia fue completamente diferente pero igual de maravillosa. En un momento pensamos en hacerlo acá, en algún centro vecinal o algo pero, como dijimos anteriormente, nos desconectamos tanto que a medida que pasaron los días acá perdimos el impulso de hacerlo. Hemos compartido nuestra experiencia con un montón de personas de diferentes edades y nacionalidades, y es enriquecedor ver las reacciones, las preguntas, las inquietudes que cada uno tiene; y es notable cómo los niños se enfocan en cuestiones de la aventura en sí como comer, dormir, ir al baño y cómo los adultos hacen hincapié en los miedos y en el dinero.

- ¿Cómo han notado al país después de casi seis años?

- La primera sensación fue que todo era hermoso, nos encantó ver a la gente, sentados en las reposeras en la vereda, la forma de hablar, el mate, en los pueblos la gente a caballo, vestidos de gauchos, los productos en los supermercados, la música en la calle. sentir que ¡estábamos de vuelta!

Venir pedaleando de Buenos Aires hasta casa nos permitió sumergirnos de a poco, nuevamente, en nuestra cultura y costumbres. Valió la pena cada kilómetro hecho, pese a que el paisaje no era el más entretenido, la gente fue increíble y llegar a los pueblitos y buscar un lugar para dormir. Nos reencontramos con la familia y amigos y salió exactamente como lo habíamos visualizado en nuestras mentes una y otra vez mientras pedaleábamos a miles de kilómetros lejos de casa.

Carla y Leo se bajaron de sus bicicletas pero las aventuras continuarán.