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Comedores advierten que seguirá creciendo la demanda alimenticia

Estas organizaciones sociales debieron incrementar su ayuda. No sólo asisten a niños, sino también a sus padres. Referentes barriales aseguran que las consecuencias más duras de la pandemia se verán en los próximos meses

Las consecuencias de la pandemia se sienten, mayormente, en los sectores más vulnerables de la sociedad, a pesar de que no se escuchen sus reclamos de manera permanente en los medios. Otros, menos afectados, sí plantean críticas y objeciones sin percibir que la realidad de otros seres humanos es aún mucho peor, incluso en su misma ciudad.

Por eso, los comedores comunitarios y entidades barriales destinadas a la ayuda social son voces autorizadas para hablar de un momento crítico que atraviesan miles de familias en la ciudad. En este caso, Villa María tampoco es una isla.

Las voces consultadas por este diario dan cuenta de que la demanda alimentaria se profundizará en los próximos meses. El fin de la cuarentena no significará el fin de la demanda, ya que la recuperación llevará más tiempo en los sectores informales de la economía.

Tres referentes sociales, cada uno de distintos barrios, hablaron sobre la realidad de estas familias y sobre su propia realidad, que los obligó a buscar más alimentos (y otros bienes como vestimenta) en el sector público y privado para contener la demanda. Los testimonios son de Liliana Costabella, del merendero “Un Rayito de Esperanza” de barrio Las Playas; Juan López, de asociación civil “Protegidos por María”, del San Martín; y María Inés Rigaldo, de la biblioteca y comedor Eva Perón de Los Olmos.

La realidad

Costabella contó que en marzo, antes del inicio de la pandemia y posterior cuarentena, asistían a 45 chicos con la merienda diaria. Ahora ese número trepó a 77. Y también pusieron en marcha la cena dos veces por semana para ayudar a 120 personas.

“Nosotros llevamos 18 años y hacía mucho tiempo que no cocinábamos. Nos dedicamos sólo a la merienda para los chicos, más talleres y ropero comunitario. Pero la realidad nos obligó a volver a cocinar dos veces por semana. En modalidad vianda les damos la merienda todos los días a los chicos y con vianda ayudamos también a estas 120 personas”, precisó.

A su vez, agradeció a gremios, empresas y comerciantes del barrio por la permanente ayuda y destacó el trabajo de mujeres voluntarias del sector.

“A nuestro comedor viene gente de Las Playas, Los Olmos y los días que cocinamos se viene en bicicleta una persona de barrio Ameghino para llevarse la vianda. Después del aislamiento quedan las consecuencias, son familias que viven del día a día y se les cortó el trabajo por muchos días”, explicó Costabella.

Por su parte, López contó que asisten a más de 400 familias a través de la asociación. “El número no se incrementó, pero sí la ayuda. Si antes entregábamos dos kilos de leche, ahora son cuatro. Incluso a veces debemos racionalizar la entrega para que todos puedan tener. Gracias a Dios, tenemos ayuda de nuestros socios que nos permite seguir adelante. En estos meses no tuvimos que pedirle nada a nadie”, manifestó.

En esta línea, agregó: “Esto recién comienza. Al estar tantos meses sin trabajar, muchas familias se han endeudado. Y van a necesitar más ayuda. Cada vez que vienen a buscar algo, por suerte siempre tenemos”, resaltó.

En tanto, Rigaldo detalló que en la biblioteca cocinan tres veces a la semana (lunes, miércoles y viernes, por la noche) y los sábados al mediodía lo hacen integrantes del Jockey Club. La asistencia alcanza a unas 70 familias.

“Estoy pensando en cómo seguir, en el autoabastecimiento”, señaló y pidió el trabajo de todos para afrontar este duro momento. “Hay que agradecer el aporte del Municipio, de la gente a través de las redes sociales, empresas, gremios e instituciones”. En el lugar también trabajan con talleres, apoyo escolar y folclore.