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Nada para reprocharse

El empate 1-1 entre Rivadavia y Colón dejó a los dos con sensaciones encontradas. El Rojinegro lo ganaba con gol de Benjamín López, pero en el complemento lo igualó Kevin Roda con un penal que le hicieron a Bendazzi

Colón lo ganaba con poco en el primer tiempo, pero Rivadavia lo empató con un penal.

El clásico de Arroyo Cabral finalizó 1-1 en cancha del Verde y no pasará a la historia como un duelo épico, sino por el homenaje a Berardo. El punto no los dejó conformes, pero los protagonistas no tendrán nada para reprocharse.

A pura pasión, con un muy buen marco de público, un buen arbitraje de Richard Moyano (aunque tuvo un par de jugadas en las que pudo expulsar), un entretenido y trabado duelo, les permite a los dos mantenerse en carrera en la lucha por acceder a una clasificación cómoda, pugnando por lograrla entre los 4 mejores de sus zonas.

Se quedaron con las ganas. Es evidente que Rivadavia hizo más, pero aunque lo buscó los 90’, no le terminó de encontrar la vuelta al partido, porque lo dominó, pero no lo resolvió y lo sufrió mucho.

Colón fue más práctico. Lo aguantó en el comienzo, lo jugó cuando pudo, lo iba ganando con la inteligencia de Julián Coria para quitarle un balón en la salida a Mignola y gestar una jugada en la que Berardo le negó el gol a Acosta, pero en el rebote Benjamín López no lo perdonó. Después, no lo supo ganar cuando “tuvo al rival en el buche”.

Entonces el corazón de Bendazzi encontró una pelota dividida en el área, a la que llegó con su oficio antes que Comba, que le tocó el botín al intentar despejar y al dejarse caer en el área encontró un penal, que Kevin Roda anotó. Lo buscó con el corazón, hizo más que su adversario, pero lo empató con sufrimiento y por poco no lo ganó en el final, al que llegó con sangre, sudor y lágrimas.

Esas lágrimas fueron de emoción, por el merecido homenaje que la dirigencia le realizó al arquero a Marcelo Berardo. El “1” es un grande de nuestra Liga y es necesario empezar con los homenajes en plenitud y no después. A los 40 años, Berardo está intacto, tiene aún mucho por aportar y es bueno que a los grandes deportistas se los reconozca en la previa de un clásico, ante mucha gente, y aún cuando están brillando.

A brillar

El duelo los encontró sin necesidades imperiosas de ganar y, cuando no se puede ganar, no hay que perder.

Le faltó brillo al partido, no lograron destrabarlo, pero hubo un marcado intento de Rivadavia por ser protagonista y un Colón que lo esperó, lo aguantó y le pegó.

Con poco se estaba llevando todo el premio y el Verde lo empató, que era lo menos que merecía.

Después del homenaje a Berardo, y en la previa del Día del Maestro, David Reano no podía dejar con las manos vacías a Jorge Peñaloza.

Colón llegó puntero y, aunque se bajó de la cima, está bien parado. Rivadavia sigue invicto y, aunque le está costando ganar, sigue siendo “duro de matar”.

El Verde dominó porque Franco Gozzerino (figura del partido) lo lleva e instala en campo enemigo. Allí, Nacho Córdoba mostró desequilibrio por derecha y al minuto abasteció con un centro atrás en el área a Tomás González, que tuvo la primera (también tendría la última), pero Emiliano Rodríguez empezó su buena tarde enviando al córner.

El empuje del Verde perdió claridad y, como consecuencia, profundidad. A Colón le costó por las bandas, donde además de Córdoba también ganó Biani. Sin embargo, resolvió bien parado, con Luciano Luppo como puntal de una defensa que “se las bancó”.

Empezó a jugar Chupetini y Colón levantó el asedio cuando se le asociaron Ostera y Luque. Entonces dejó de resistir y empezó a mostrar que con la gambeta de López y la inteligencia de Coria lo podía ganar, si llegaba a Acosta.

El exdelantero de la “U” entró muy pocas veces en acción, pero López y Coria le dieron dos oportunidades. Fueron las dos llegadas de Colón en esos 45’. En la primera, a López lo derribaron cuando se filtraba al área y Acosta elevó apenas el tiro libre (13’).

La segunda terminó en gol. Fue cuando a los 38’ Coria le quitó el balón en la salida a Mignola y se lo llevó al área, donde se lo entregó a Acosta, que definió rápido. Si bien Berardo tapó el misil, el rebote le quedó a Benjamín López, quien le dio un pase a la red. 1-0.

Aunque parezca poco para ganar, a Colón le alcanzaba para festejar.

Era un castigo a Rivadavia, que se equivocó una vez y lo pagó muy caro. Es que había sido protagonista, hizo el gasto y no tenía premio porque no acertó Córdoba (elevó a los 27’ y Rodríguez le tapó a los 42’), que ratificó que fue el más claro del partido y, al abastecer a Pérez, el delantero enganchó en el área y definió apenas ancho el tiro del final de la etapa inicial.

En el complemento, Peñaloza no dudó en enviar a sus dirigidos a insistir en su búsqueda, mientras Reano reacomodó a su equipo para que la resistencia no fuera su única opción. López por derecha, Ostera por izquierda y Luque más cerca de Chupetini, que clarificaba la salida, pero no podía hacerse cargo de que la pelota le llegara limpia a Acosta y Coria, que lucía más preparado para la contra.

Sin embargo, Colón no tuvo opciones para liquidar el pleito y dejar vivo a un “duro de matar” como Rivadavia, se fue transformando en una lucha sin claridad, en la que uno no podía (el local) y el otro lo soportaba (el visitante).

Cuando Peñaloza cambió el libreto, su equipo lo empató. El maestro dejó una línea de 3 con Indio Martínez, García y Roda. Apostó por Demarchi y Biani por las bandas, con Córdoba como enlace para acompañar al empuje de Gozzerino, que jamás claudicó y cuando metió el balón en el área Matías Bendazzi encontró en su sabiduría la fórmula de la felicidad.

Es que el Diablo de Hernando se dejó caer al sentir el golpe de Comba en su botín y a 2 metros de la jugada Moyano sancionó penal. Kevin Roda lo convirtió al medio.

El 1-1 abrió el duelo. Colón salió, pero no llegó. Rivadavia buscó, pero Rodríguez le tapó el tiro del final a González y luego a Pereyra.

Nada para reprocharse.