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El girasol se expande y busca recuperar sus mejores años

Un reflejo del proceso de crecimiento es el recorrido de la ruta 35, donde los lotes amarillos volvieron a ser protagonistas. Palomas, cotorras, retenciones y bajos precios afectaron fuerte en su momento

En Córdoba hay un viejo paisaje rural que volvió recuperar sus colores. Está ubicado en la columna sur de la provincia, en los 200 kilómetros que separan a Río Cuarto de Huinca Renancó; aunque ese corte es arbitrario y bien podría continuar su recorrido hasta la capital pampeana de Santa Rosa, todo sobre la ruta 35. Es el inigualable cuadro de los amarillos girasoles que se recortan vívidos en el horizonte y que se multiplican como hacía mucho tiempo que no se veía. En la ruta, la tentación de viajeros por detener su marcha para fotografiarse en los campos de girasol es una constante. Es otra postal de Córdoba que muchos se llevarán en estas vacaciones de verano. Pero, ¿qué hay detrás de ese regreso de uno de los cultivos más pintorescos del país? ¿Es un fenómeno de la zona o algo más general?

Enrique Moro es el presidente de AsaGir, la Asociación Argentina de Girasol, que reúne a todos los eslabones de la cadena de ese cultivo, y no duda en destacar que el fenómeno de recuperación del girasol sobre la ruta 35 es particular, pero que se enmarca en un contexto de expansión que intenta alcanzar los picos de producción que el grano tuvo hace años.

“La ruta 35 entre Río Cuarto y Santa Rosa tiene una historia girasolera muy rica y es lógico que así sea porque ahí está un poco la frontera agrícola. El girasol ha ido corriéndose de la zona núcleo desde hace ya muchos años porque allí fueron otros cultivos, especialmente la soja. El girasol fue hacia las orillas”, explica Moro a Tranquera Abierta.

“La ruta 35 es muy girasolera y más aún hace una década atrás o más. Después tuvo que replegarse por la situación general del girasol y luego porque fue la zona con mayor daño por pájaros, en particular palomas y cotorras”, indicó.

¿Cómo es eso?

En esa región se dio una situación muy particular con estas dos especies. En particular la torcaza tuvo una expansión poblacional increíble hace unos años atrás y si bien la ciencia intentó aportar desde el Inta y otros organismos, la naturaleza reguló sola y la cantidad de palomas descendió de manera significativa. El desequilibrio que se produjo en un momento se volvió a equilibrar. Pero mientras tanto fue tanto el daño que se produjo en los cultivos que por ambas razones fue desapareciendo.

Pero hay más razones que explican esta vuelta del girasol...

Sí, claro. Por otro lado ayudó también la tecnología dela genética que permitió que algunas especies volcaran más el capítulo y los granos quedaran menos expuestos, lo que hace más difícil el daño de los pájaros. También cambiaron algunas cuestiones culturales como la de dejar mucho el cultivo en el lote porque no tenía problemas, aunque quedara más tiempo expuesto; ahora se cosecha al momento de madurez o incluso se puede adelantar ese momento. Pero en definitiva hay una serie de motivos por los cuales el daño sobre la ruta 35 disminuyó y hoy volvió a esa zona con más fuerza, y ese regreso es uno de los más emblemáticos de todo el país para el girasol.

Más allá de este corredor de la 35, el girasol viene creciendo en superficie...

Argentina llegó a tener una producción total de 5,5 millones de toneladas. Después vino la debacle por las altas retenciones en el cultivo, y caímos a un área sembrada de 1,3 millón de hectáreas. Esta campaña irá a 1,8 millón de hectáreas sembradas; lo que habla de una muy buena recuperación pero muy lejos de aquellos buenos momentos porque con esta superficie llegaremos a 3 o 3,4 millones de toneladas. Por eso es una recuperación importante pero aún lejos de la producción máxima. Y en el medio hay una capacidad ociosa importante de molienda y producción. El girasol tiene la particularidad de ser el producto que más mano de obra y valor agregado tiene, porque se exporta casi el 100% en aceite o algún grado de elaboración. Es mínimo el confitero que se va en grano. Por eso hay un espacio muy fuerte sin aprovechar en Argentina.

¿Qué hace falta para que esta recuperación continúe?

Sin dudas que el productor va detrás de la rentabilidad. Cuando eso era garantizado por la soja, caía la producción de maíz y estrepitosamente la de girasol. Por distintos motivos, el girasol recuperó rentabilidad al igual que el maíz y empezó a revertirse esa ecuación. El girasol pasó de tener un valor de aceite en Rotterdam de 700 u 800 dólares la tonelada a 1.440 dólares. Eso mejoró la rentabilidad y a eso le podemos sumar que es un cultivo con más resistencia a sequía, un factor que está empezando a ser un problema en estos días en distintos puntos del país.

¿Y cómo se consolida?

Para seguir en esta senda necesitamos que se mantenga la rentabilidad y que el Estado no quiera intervenir. Porque lamentablemente parecería que cuando algo tiende a mejorar, los gobiernos son especialistas en poner un palo en la rueda. Cuando uno ve el cierre de 2021 y toma toda la torta en valor de lo que Argentina produce y exporta se observa que hay un crecimiento interanual del 20% en general.Ahí vemos que el trigo está por debajo de ese promedio, porcinos, tabaco, muchos sectores frutícolas y vitivinícola también. Y el que lidera el crecimiento del 2021 con el 104% es el girasol. Ese porcentaje por supuesto que parte de un piso muy bajo. Y claro que el girasol tiene un 7% de retenciones contra el 30% de la soja y el 12% del trigo o el maíz. Seguramente ese combo de variables hace que el girasol esté en un momento de recuperación. Necesitaríamos años de esta manera o tal vez alguna década para volver a las 5,5 millones de toneladas de producción.

¿Por qué ese salto en la cotización del aceite?

En el mundo está creciendo desde hace unos años un interés muy importante por los aceites vegetales. Dentro de ellos, el de girasol es uno de los más distinguidos. Entonces el consumo está creciendo más rápido que la producción. Y además, la producción tuvo una caída importante en Ucrania y Rusia el año pasado, lo que llevó a un mayor desequilibrio que terminó por apuntalar más los precios. Entonces todos los aceites subieron, pero el de girasol un poco más. El valor pasó de 700 dólares hace dos años a 1.440 dólares en estos días. Todavía se mantiene para marzo y abril un precio de 1.350 que es nuestra época de cosecha y que es un muy buen valor para el aceite. Y hay un ingrediente extra que puede hacer subir un poco más los precios y es que el aceite alto oléico, que todavía no tiene una prima sobre el precio, que consume toda la red de hoteles de buen nivel, está alicaído por la pandemia; es un mercado en su mínima expresión. Si se recupera, traccionaría más aún los precios.

¿Cuál es la zona girasolera hoy después de los corrimientos de frontera agrícola?

Está muy marcada en los extremos y disminuida en el centro. Hay un norte productivo temprano que se ubica en Chaco, Formosa, Santiago del Estero, Norte de Santa Fe y norte de Córdoba. Es una zona muy marcada con un aporte grande y que provee básicamente al mercado interno, especialmente por la cuestión de fletes. Después hay una parte en Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba, baja por la 35, pasa por Carhué, Bahía Blanca y da la vuelta por Coronel Dorrego, Pringles, Mar del Plata que es una región muy fuerte. La exportación sale del sudoeste de la región productiva, que es La Pampa, Buenos Aires y sur de Córdoba más el sudeste de Buenos Aires.

Este es un año difícil desde lo climático, ¿cómo se comporta el girasol a la falta de lluvias?

Es la más rústica de todos sus cultivos primos hermanos. El maíz, con su baja densidad y la fecha tardía de siembra, logró tener una resistencia a sequía mucho mayor de lo que se conocía hace un par de décadas. Pero el girasol es el más rústico y por eso se mantuvo en las zonas periféricas sin problemas y ahora se afianza más en las semimarginales.

¿Y cómo está atravesando este momento?

Hoy todo lo que está en vegetación está sufriendo esto de que en una zona está relativamente bien, en otra muy bien, y a pocos kilómetros hay grandes deficiencias de agua. Es muy dispar. Pero el girasol es el que más banca una seca puntual.

Lamentablemente en el sur provincial cayó granizo e hizo perder muchos lotes...

Ante los casos de piedra hay seguro de granizo que el productor lo podría contratar. Pero Argentina es el único país del mundo entre los productores agrícolas que no tiene ninguna red de contención para eventos extremos como sequía o inundación con federalismo, que llegue a todo el país. Con cualquier otro que nos comparemos como México, España, Brasil, Estados Unidos, todos tienen un seguro o más para catástrofes, generalmente estatales, algunos mixtos, pero en definitiva hay una red de contención. En primer lugar para el Estado mismo porque por ejemplo hace unos años teníamos problemas de sequía en un lugar y de inundaciones en otro. Y para los productores especialmente porque muchos terminan desapareciendo. Si están jugados a una sola ficha y no tienen seguro, posiblemente desaparezcan. Ahora estamos trabajando incipientemente desde el Consejo Agroindustrial Argentino para presentar en 2022 un proyecto de ley muy tibio en relación a lo que necesita Argentina pero es hasta donde el Gobierno nos permite llegar. Es como un mojón, uno pone uno y luego va poniendo otros. Pero hoy no tenemos nada y como país grande todos los años nos pasan eventos severos.