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EE.UU. ayudará a los refugiados venezolanos que están en Brasil

El vicepresidente Mike Pence visitó un centro de acogida en Manaos y anunció US$ 10 millones

El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, visitó ayer un centro de acogida para emigrantes venezolanos en Manaos, Brasil, y oró por ellos junto a su esposa Karen, tras anunciar una ayuda de 10 millones de dólares para los refugiados.
En la Casa de Acogida Santa Catarina, Pence alabó la "fuerza" de los refugiados ante el "devastador impacto de la dictadura en su país".
De dos a cuatro millones de venezolanos, según distintas estimaciones, han abandonado su país ante la crisis política y económica, con una hiperinflación de 13.800% (FMI), aguda escasez de efectivo, medicinas, alimentos y otros productos, así como elevados índices de violencia.
El vicepresidente, que conversó con algunas familias refugiadas, se mostró conmovido por "lo que han atravesado" para huir del "régimen de (Nicolás) Maduro" y, "aún así, la fuerza que muestran".
"Cada una de estas familias quiere regresar a casa pero, como nos dijo un estudiante, queremos que haya libertad para regresar", agregó Pence, quien afirmó que la "libertad y la democracia prevalecerán" en Venezuela.
Asimismo, elogió tanto a Brasil como a Colombia y otros países de la región que reciben emigrantes del país caribeño. Más de un millón de venezolanos migraron a Colombia en los últimos 16 meses y la mayoría pretende quedarse, según un balance oficial actualizado.
Luego, su esposa Karen dijo una plegaria: "Dios, te alabamos por esta hermosa gente" y pidió por la "libertad" del "pueblo venezolano".
El Centro de Acogida Santa Catarina, administrado por Cáritas de la Arquidiócesis de Manaos, capital de Amazonas, con el apoyo del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur), alberga a 86 emigrantes venezolanos, en su mayoría familias con niños.
Estos refugiados llegaron en mayo desde Boa Vista, la capital de Roraima, estado fronterizo con Venezuela y principal punto de ingreso, en el marco de un programa del gobierno brasileño de relocalización voluntaria de los emigrantes, dijo Acnur. Además de refugio, el centro ofrece comida, clases de portugués, apoyo psicológico, asesoría legal, vacunación, tramitación de documentos y permisos de trabajo, así como apoyo para que los refugiados consigan trabajo.
Miles de venezolanos comenzaron a llegar desde diciembre de 2016 a la capital amazónica, donde la situación es menos precaria que en Roraima, según Acnur.
Desde enero de 2017, la Policía Federal de Manaos ha registrado 7.080 solicitudes de asilo por parte de venezolanos.
Las autoridades de Manaos "respondieron rápidamente, de manera muy rápida y coordinada, a las necesidades de los venezolanos", elogió el portavoz de esa agencia de la ONU en Brasil, Luiz Fernando Godinho.
Según cálculos de las autoridades fronterizas brasileñas, a diario ingresan unos 500 emigrantes, aunque no todos se quedan.
Algunos pasan una temporada y vuelven a Venezuela con dinero y comida, en tanto que otros siguen hacia otros países.
Más de 32.000 venezolanos han pedido refugio en Brasil y otros miles residencia temporal en los últimos tres años, aunque los números aumentan a medida que se intensifica la crisis en el país vecino. En Boa Vista se estima que hay entre 20.000 y 30.000 venezolanos, mientras que en Pacaraima, ciudad limítrofe con Venezuela, se habla de unos 4.000.


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