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La "larga crisis" que anunció Claudio Tapia ya es histórica

Mientras en Europa la presión de los clubes de fútbol le puso fecha de retorno a fin de mes, en Argentina a Tapia le interesó más ser reelecto, transar con los grandes, no oír a los futbolistas y dejar desamparado al fútbol amateur

En sintonía con lo que desde esta columna observamos semana tras semana en plena cuarentena, en el mundo del fútbol la pandemia ya dejó de ser prioridad. En el sálvese quien pueda, los clubes profesionales se pelean por presionar para el regreso “a cualquier precio”.

Insistimos cuando, en pleno pico de contagios en Alemania empezó a entrenar Bayern Munich, en que era cuestión de días que su presión haría que la Bundesliga volviera. Aunque esa presión ejercida dio el okey para reiniciar la actividad la próxima semana (16 de mayo), pese a los 10 casos de coronavirus de futbolistas de clubes de Primera de Alemania que saltaron esta semana (tampoco a los casi 7.500 muertos y 170 mil contagios).

Varias ligas europeas se encolumnaron con esta determinación apresurada desde donde se la mire y, olvidándose de la prioridad por la salud, largarán con esta “locura” que es el fútbol sin público y con dudosos cuidados para los futbolistas profesionales.

Inglaterra, España, Francia e Italia reciben idénticas presiones de sus poderosos clubes (idénticas a las que recibió Alemania) y sólo será cuestión de días adoptar la misma incoherente determinación, pese a las 26 a 30 mil muertes que deparó en estas tierras de primer mundo el coronavirus, donde los futbolistas ya entrenan con protocolos poco claros.

¿Argentina quiere esto? Es que no existe seguridad alguna con respecto a esta pandemia. Nadie puede garantizar que existan rebrotes, ni los motivos por los que en verano o en invierno (en menor o mayor proporción) causa muertes en todo el planeta.

No hay garantías a consultas como si el contacto físico, la saliba o el sudor en las actividades físicas pueden ser controladas al 100%.

Contagio de fútbol

El fútbol se viene. No lo podrán controlar en Europa, como tampoco pudieron controlar al virus y les ganó por goleada a sus fuertes sistemas sanitarios. Los mató.

La AFA ya recibe las presiones de Juan Sebastián Verón (presidente de Estudiantes), quien explicó que “el fútbol es una industria que mueve alrededor del 3% del PBI mundial y eso representa trabajo para mucha gente”.

Como si eso contestara a la pregunta de si vale la pena morir por el regreso del fútbol. Con respecto al protocolo a crear, estima que el médico de Estudiantes ya le pasó el protocolo de Alemania para que empiecen a entrenar.

Como si Alemania fuera un buen ejemplo. Insiste en que “la nueva Liga Profesional y la AFA tienen que trabajar para que el fútbol vuelva”. Eso está bien. Lo que no significa que sea entendible que “la vuelta tiene que ser lo antes posible porque el club no es sólo entretenimiento, es trabajo”.

Lo que Verón no entiende es que el fútbol se frenó el 15 de marzo porque hay una pandemia que aún no hizo pico de contagio en el país.

El mundo del fútbol no trabaja, como no trabaja el mundo de la educación. Los futbolistas y los trabajadores del fútbol están desesperados al igual que tantos otros trabajadores que ven que se cierran sus fuentes de trabajo y los propios estudiantes que pueden perder el año.

Esta cuarentena es por una pandemia, no porque al Presidente se le ocurrió parar el fútbol. Es vida o muerte. No es lo óptimo, pero tampoco es lo óptimo que 2 meses después de parar la pelota vuelvan al ruedo con los mismos o más riesgos, en tiempos de mayores contagios y rumbo al mayor pico. Sólo porque en Europa empiezan a jugar. Sólo porque “el fútbol es una industria que mueve alrededor del 3% del PBI mundial”.

¡A contagiarse de fútbol! Lo pidió Verón. Copiarles a los europeos para arriesgar miles de vidas en Argentina. El fútbol profesional se viene en Europa y cuanto mucho tardará un par de meses más en Sudamérica. ¡Con o sin cuidados!

La fuerza del interior

En Argentina, el fútbol es propiedad privada de la AFA, que es el fútbol de Buenos Aires, que por su fuerza “tomó” al débil del interior.

Aunque existe el fútbol amateur en Buenos Aires, lo más grave e increíble es que el interior del país (donde surgen las principales figuras de los seleccionados argentinos plagados de estrellas mundiales) se consuele con las migajas de torneos que le tira la AFA.

La AFA los manda desde la creación del Consejo Federal (una gran mentira en un fútbol que no es federal en el país). Julio Grondona se perpetuó en el cargo, haciendo creer que le daba igualdad de oportunidades. Jamás fueron iguales la AFA y el fútbol del interior.

La crisis en el fútbol argentino no se desató cuando Grondona murió, sino que es histórica.

Los equipos de AFA les roban los jugadores a los del interior sin abonar una moneda. Ahora surgió un nuevo proyecto para que los clubes del interior reciban una moneda si estos jugadores robados son vendidos.

Pero ya hubo robo. ¿Y los numerosos futbolistas que no llegan?

Los viejos torneos Nacionales otorgaban chances a los clubes del interior a medirse en desigualdad con los de AFA (tenían otro roce durante gran parte del año).

Al menos prestigiaba a las Ligas, que se alimentaban de la ilusión de que sus clubes y futbolistas jugaban sus torneos locales para ir a los Regionales, que desembocaban en Nacionales en los que enfrentaban a los 5 grandes. Hoy lo hacen para ascender al torneo Federal “A”.

Esos torneos son una trituradora de carne, como también es llegar a Primera para un pibe del interior.

Hoy Tapia no es consultado acerca de po rqué no comparte con las ligas el dinero que AFA recibe de Fifa, Conmebol, TV y el Estado. Sólo habla de su reelección.

Anunció “una larga crisis en el fútbol” y ahora eligió mediante despacho a los dirigentes pagos del interior que lo acompañarán para que sigan sometiendo a sus ligas.

No oye a los futbolistas. Mata por poder. Sálvese quien pueda.