Opinión | jorge-f_-legarda |

Austeridad y decencia en las entrañas de la patria grande

Por Jorge F. Legarda

Lunes 2.- “Yo dejé el salmón y volví a la mortadela”.- Culpa del malentendido que se generó cuando se refirió a la falta de austeridad del presidente, y por algún motivo inexplicable se entendió que le había endilgado falta de decencia (quizá porque pronunció la palabra “decente” en vez de la palabra “austero”, ¿será por eso?), pasó casi inadvertida la parte más jugosa de las declaraciones televisivas de Lilita, su descarnada (es un decir) confesión sobre un sutil cambio de hábitos alimentarios, inscripta en sus quejas sobre lo apretadas que están las clases medias con los aumentos de tarifas. Uno habría pensado que de los trescientos y pico mil pesos que cobró por el canje de pasajes podría haber destinado unos cientos a comprar pescado, pero parece que no, esa plata era lo mínimo imprescindible para no morir de inanición, a base de un embutido de fama injustamente dudosa. En realidad, con arroz pegoteado por la sobrecocción, yerba usada para reemplazar esas algas que igual no tienen gusto a nada y chimi en vez de salsa teriyaki, te hacés un sushi más austero e igual de decente con mortadela que con salmón. Podría presentarse en Cocineros Argentinos para contar la receta, iluminarnos con tips para que lleguemos más cómodos al segundo semestre y conmovernos con el sacrificio de una diputada que recorre el país en auto.

Martes 3.- Piden indagar a Cristina Kirchner por contratar su propio hotel para albergar a las tripulaciones de Aerolíneas Argentinas.- Otro capítulo del implacable complot del neoliberalismo que se sirve de sus esbirros mediáticos y judiciales para desacreditar a los líderes populares con el absurdo invento de que habrían utilizado su posición en el Estado para hacer ventajosos negocios personales. A quién se le ocurre. En realidad, eran los propios tripulantes los que pedían descansar en uno de los hoteles de Cris entre la ida y la vuelta a El Calafate, por la excelencia del servicio de un gerente de lujo como Lázaro Báez y porque tenían el establecimiento para ellos solos, porque como se sabe Lázaro alquilaba todas las habitaciones a huéspedes tan discretos que nadie recuerda nunca haberlos visto. Que la indaguen nomás, ella sabrá explicar todo con la claridad de siempre, denunciando la tenebrosa conspiración de los poderes concentrados con pelos y señales, sin aburrir a nadie con los detalles sobre cómo funciona el negocio hotelero o responder preguntas impertinentes acerca de dónde sacó los hoteles, los departamentos, las cocheras, los dólares precintados en cajas de seguridad y todo lo que Néstor y ella no tenían en 2003 cuando comenzó la epopeya por la liberación nacional que encabezaban.

Miércoles 4.- Escandaloso final de la exposición de Caputo en el Congreso.- Venía bárbaro la sesión. Ya el expositor nos había convencido de que tener plata en un paraíso fiscal es lo mismo que tenerla en una caja de seguridad (y quién no tiene una caja de seguridad aquí o allá, sin nada que ocultar), y que no es que sean cuevas ideales para evadir impuestos, sino “jurisdicciones impositivamente neutras”. Ya el altísimo nivel del debate había quedado marcado porque la principal espada opositora era… ¡Axel Kicillof!, que con una pregunta de 18 minutos demostró lo predispuesto a escuchar al ministro que había ido. Y entonces llegó el momento cumbre, digno sin duda de meterse en los anales de los momentos cumbres del Congreso (en línea con la ocupación de un escaño por parte de un diputrucho, o algún sopapo justiciero de una legisladora ofendida a un colega pasado de rosca), cuando Caputo le pidió por escrito a una diputada que no fuera “tan mala”, y la chica respondió a los gritos con acusaciones de misoginia y violencia de género, mientras mostraba el papelito como si fuera el último gran hallazgo de los Paradise Papers. La seriedad del tipo que coloca deuda de manera tan módica y juiciosa, y el equilibrio y sentido de las proporciones de quienes deben controlar su conducta, nos dejan mucho más tranquilos, luego de comprobar que este delicado tema está en tan buenas manos. Lo único que se extrañó fue un comentario sobre lo ocurrido de Natasha Jaitt.

Jueves 5.- Por corrupción, condenan a 24 años de cárcel a la expresidenta de Corea del Sur.- Terrible noticia, pero no del todo sorpresiva, si se me permite explicarlo. A ustedes a lo mejor les resulta difícil creerlo, viviendo como viven en este privilegiado rincón del planeta. Pero parece que existen países, retrasados moral e institucionalmente, donde líderes políticos se aprovechan de sus cargos para enriquecerse a costa del erario público. Incluso, y esto todavía les parecerá más inverosímil, hay mujeres dedicadas a la política que incurren en tan reprobables comportamientos. Desde aquí, donde la probidad y la transparencia en el manejo de la cosa pública son la norma (prueba de ello es que más allá de alguna escaramuza, alguna “casualidad permanente” como definió uno de nuestros ilustres condenados pero sin condena firme, condenas firmes no hay nunca), nos solidarizamos con el maltratado pueblo coreano traicionado en su buena fe por la venalidad de quien fue honrada con su voto para conducirlo, a la vez que nos congratulamos por no tener que pasar por tal calvario. Eso sí, se nos ocurre preguntarles: ¿están seguros de que Park Sung Hee no es víctima de una conspiración mediático judicial de los poderes concentrados?

Viernes 6.- Conmoción por la orden de detención contra Lula.- Bueno, más cerca también pican las balas. Desde aquí nos sumamos a todas las voces todas, las oleadas de solidaridad latinoamericana que despierta el calvario de una víctima con la que tantos pueden identificarse en la cintura cósmica de Odebrecht. Aunque hasta cierto punto, claro. Mientras en algunos lados florecen los hoteles y las estancias, brotan las sociedades y las cuentas off shore, circulan paquetes y bolsos llenos de plata por los aeropuertos, los baños de los ministerios o encima de los muros de los conventos, a Lula lo condenan por un humilde departamento de tres pisos, una bicoca que apenas si cubre los estándares de casa de fin de semana, o de bulo para actividades extracurriculares, para un expresidente que se precie. Ya lo dijo Lilita: lo que no te perdonan es la austeridad.

Comentá esta nota

Noticias Relacionadas