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Se llevó a cabo la 9° Jornada Nacional de Forrajes Conservados

En el encuentro se desarrollaron disertaciones técnicas en dos salones simultáneos. Empresas del sector mostraron equipamiento específico. Por otro lado, se estima que concurrieron aproximadamente 1.500 personas

A pesar de las condiciones climáticas adversas y de los problemas que la producción agropecuaria viene sufriendo durante el año, la 9° Jornada Nacional de Forrajes Conservados que se desarrolló en el INTA Manfredi nucleó a una cantidad muy importante de público (desde la entidad calcularon más de 1500 personas) y de empresas relacionadas con el sector, además de presentar disertaciones técnicas de referentes nacionales y extranjeros en la temática.

Transformar granos en proteína animal agrega valor a la agricultura. Y la confección de forrajes de calidad implica dotar de mayor eficiencia a la ganadería. Esos ejes estuvieron presentes en Manfredi, junto a otros aspectos necesarios para impulsar la competitividad de la actividad en días complejos. Entre ellos cuestiones vinculadas a las nuevas tecnologías aplicadas a la nutrición animal, manejo de efluentes para potenciar forrajes, técnicas para la confección, insumos y -como no podía ser otra manera- también se debatieron estrategias para producir carne y leche en condiciones de sequía.

Mario Bragachini, referente en agregado de valor de esa Estación Experimental del organismo nacional, valoró la jornada indicando que estuvo presente “lo mejor de los forrajes conservados del mundo. La gente entendió que en Argentina tanto la producción de leche como de carne están inmersos en un proceso de intensificación sin retorno. Los que puedan seguir el ritmo solos lo harán de ese modo; y el resto tendrá que asociarse, buscando respuestas tecnológicas que sean acordes y competitivas a las necesidades actuales de altos costos de alimentos y energía. Hace falta mejorar la eficiencia productiva y quienes se resienten en ese aspecto son los que no pueden aplicar toda la tecnología y tienen baja escala. Por eso nosotros trabajamos para nivelar la información y el conocimiento”.

El reconocido profesional sostuvo que el contexto productivo es complejo a partir de las dificultades climáticas, ya que por la intensa sequía se resintieron pasturas, cría y retención de vientres. Como consecuencia de ello se “están liquidando terneros antes de tiempo, lo que hace que todos los feedlots estén ahora con un 77 por ciento de ocupación, algo que no ocurría. Esto tendrá un impacto el año que viene cuando falten terneros. Algunos están liquidando porque no tienen como darle de comer, ya que no han hecho las reservas; y por los elevados costos de la alimentación, como por ejemplo el maíz, que explica el 60 por ciento de la dieta en un establecimiento intensivo tanto de carne como de leche. Todo se debe a la sequía”, opinó Bragachini.

Como recomendación para tratar de pasar el momento, el técnico del INTA indicó que hay que potenciar la “eficiencia productiva y usar todas las posibilidades proteicas y de fibras que hay en las industrias, porque existen subproductos que se pueden utilizar para alimentación animal. También hacer foco en la parte nutricional para que no haya pérdidas, tratando que utilizar de la mejor manera posibles los recursos. Se debe hacer todo bien preciso, más que nunca; pero una vez que pasemos esto hay buenas perspectivas”.

Producción intensiva

Justamente en torno lo que marcaba el profesional, Darío Colombatto, de la Universidad de Buenos Aires, disertó sobre eficiencia en producción intensiva de carne bovina. En ese sentido, señaló que los establecimientos deben comenzar por analizar cuestiones básicas porque “en los feedlots la primera cuestión importante es consolidar muy bien los caminos por donde va el carro alimentador y ver que la comida caiga dentro del comedero. Cuando se hace el cálculo de conversión alimenticia se está midiendo la comida entregada, no la consumida, dividida por la ganancia de peso de los animales en un período dado. Si se tira la mitad de la comida afuera no es culpa del animal. Eso pasa por no ser suficientemente claro a la hora de enfatizar lo básico. Una vez que eso está satisfecho se puede trabajar con las cosas más finas dentro de la nutrición”.

El médico veterinario dijo que en muchos casos los productores siguen teniendo errores en las tareas, algo que ocurre también en los establecimientos más grandes. De todas maneras, admitió que tal situación tiene atenuantes, muchas veces por la incertidumbre que se plantea en la actividad o la falta de capacitación de los recursos humanos.

“Los que tienen esas cosas básicas resueltas si pueden dar un paso más adelante con la ganadería de precisión, identificar individualmente a los animales o estudiar como la genética impacta en la conversión. Igualmente somos muy optimistas porque cuando el grano está caro la gente empieza a darle más importancia a que la comida caiga dentro del comedero. Cuando en 2015, por distintas circunstancias, la tonelada de maíz no valía nada, el aliciente era ponerle más maíz. Hoy sucede todo lo contrario y parece que el alto costo del alimento vino quedarse por un tiempo”, señaló. 

Lo dicho anteriormente denota problemas en la gestión de los establecimientos. Para Colombatto los productores deben buscar minimizarlos porque “suficientes inconvenientes tenemos con los caminos rurales o con las escuelas que están lejos. Por eso cuando formamos a los chicos o visitamos campos tratamos de incentivarlos para que se prioricen las actividades más importantes y entre ellas está la gestión. No hay producción intensiva sin gestión, si medir todo lo que se hace”. 

Pablo Correa

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