En paralelo, el stock de vacas lecheras también mostró una recuperación significativa: de acuerdo con los tableros dinámicos del SENASA, en 2025 se registró un incremento del 5,3% respecto del año anterior, lo que refuerza la base productiva para sostener el crecimiento.
No obstante, el salto más notorio se dio en el terreno de la tecnología aplicada al tambo. El uso de robots ordeñadores se disparó: de 370 equipos instalados en 2023, se pasó a más de 550 en la actualidad , reflejando una adopción cada vez más extendida de sistemas automatizados que mejoran la eficiencia y el bienestar animal.
Asimismo, el número de rotativos o calesitas de ordeñe se duplicó, alcanzando las 40 instalaciones en todo el país, lo que optimiza los procesos y permite un manejo más ágil de grandes rodeos.
Estos avances marcan un cambio de paradigma en la lechería argentina, que no solo incrementa sus volúmenes de producción, sino que lo hace con un fuerte anclaje en la innovación tecnológica, el financiamiento, la mejora continua y la competitividad internacional.
En este sentido, se destaca que el sector lácteo nacional vive un momento de expansión tecnológica sin precedentes, acompañado por un crecimiento sostenido en sus principales indicadores productivos. El dato a contrapelo es que cada vez hay una cantidad más reducida de tambos, lo que muestra una concentración importante en el negocio primario en la Argentina, algo que no es excluyente del país, pero que sí está provocando el cierre de muchos pequeños establecimientos en el interior productivo.