La talla de Perón brilla en su rojo oro de cobre como un dios romano entre las tumbas. Es el único busto tallado en ese metal en todo el cementerio. Pero también es el único de alguien que no está enterrado en el camposanto. Aunque es como si lo estuviera. O al menos es lo que parece cada primero de julio; cuando una comitiva de “parientes” se dan cita a su alrededor, le dejan una ofernda florarl y tras un discurso cantan la marcha que los identifica.
Sin embargo, entiéndase, esos parientes no son sanguíneos sino algo más profundo; son “parientes espirituales” o acaso “ahijados ideológicos”, como les gusta definirse a muchos.
Son “los muchachos” de la marcha. Son las “mujeres” a las que hablaba Evita en los discursos o a las que se dirigía desde los libros de lectura o de doctrina.
Algunos peinan canas y entre esos, unos pocos tuvieron la suerte (“el privilegio”, corrigen) de haber conocido al general y a su primera esposa personalmente.
Pero todos, tanto los que lo conocieron y los que sólo oyeron o leyeron sobre él tienen algo en común: la certeza de que sus vidas fueron modificadas para siempre por ese hombre. Que descubrieron otro modo de ser y existir; un modo absolutamente original de ser “ontológicamente argentinos”. Como si aquella doctrina de la justicia social trascendiera lo meramente político volviéndose pura antropología.
Y allí, entre los panteones “vip” del cementerio, una dama de negro hace su ingreso. Pareciera llevar más luto que las demás viudas del dios romano. Se trata de Nora Bedano, exintendenta de la ciudad y actual presidenta del PJ. de Villa María.
Y así es como, en esa escenografía gótica de paredes tapizadas por hiedras y pasillos alfombrados de hojas secas, comienza esta entrevista entre las tumbas; pocos minutos antes de la ofrenda floral y la evocación de alguien que no ha muerto sino que, al decir peronista, como un dios romano “ha pasado a la inmortalidad”.
Breve charla entre las tumbas
-¿Qué significa, entonces, este primero de julio para un militante peronista?
-Para quienes nos sentimos parte de este proyecto nacional y popular que puso en marcha Perón junto a Evita, esta fecha es un símbolo; un día donde celebrar su memoria y su capacidad visionaria de proyectar el país. Pero para todos los peronistas es una obligación mantener vivo su legado y su doctrina.
-¿Cuál considerás el mayor legado de Perón?
-El haber instalado en la sociedad argentina la palabra “derecho”. Y no sólo el derecho de los trabajadores sino también el de la salud y la educación pública; el acceso a la universidad para los hijos de los trabajadores en la creación de las tecnológicas; y ni hablar del derecho al voto de la mujer, que todavía nos da voz y nos hace sentir libres.
-Hablabas de la obligación de mantener viva la doctrina de Perón. ¿De qué modo?
-Los que nos consideramos parte del Movimiento Peronista y, en segundo término del Partido Justicialista, que es su herramienta electoral, tratamos de poner en práctica cada día sus premisas. No sólo en nuestra vida cotidiana sino también en nuestra gestión. Y esas premisas son la soberanía, la independencia económica y la justicia social. Hoy pueden tener otros nombres pero su símbolo sigue tan vivo como en 1951.
Peronismo; división y después
-Se habla mucho de la división actual del peronismo. ¿Cómo ves la unificación del partido de cara a las próximas elecciones?
-Tengo fe que vamos a unificarnos porque tenemos las herramientas para hacerlo a lo largo y a lo ancho del país. Estoy segura que nuestros puntos en común podrán más que nuestras sutiles diferencias.
-¿Y qué se necesita para lograr esa unificación?
-Primero que nada, no hacernos eco de lo que sale publicado en los medios porque las cosas no son así; muchos se siguen jugando intereses que no son los del partido. Pero además de eso, hace falta trabajar de cara al 2019 sin pausa. Y no sólo por una mera cuestión electoral sino porque los peronistas somos responsables de todos los pobres del país.
-¿Por qué lo decís?
-Porque de esa faja social nacimos y porque sólo el peronismo es capaz de recuperar la dignidad del país, la dignidad perdida de todos los argentinos. Así fue a lo largo de toda la historia desde que el movimiento irrumpió en nuestra sociedad.
-¿Cuál es tu diagnóstico del presente nacional?
-Estamos atravesando un momento de crisis absoluta. Y como te decía antes, sólo un proyecto nacional y popular con todo el peronismo encolumnado tras una misma premisa, será capaz de recuperar el trabajo, combatir la desocupación y proteger la industria nacional. Además de volver a establecer una escuela pública respetable y poner a los trabajadores en el centro de la escena.
Santa Eufemia, julio de 1974
-¿Qué papel debe jugar el sindicalismo en esta unificación del peronismo?
-El mismo papel que jugó siempre. El peronismo está compuesto de distintos sectores y uno de los más importantes es, sin dudas, el sindicalista. Hoy, en momentos en que todo el peronsimo está tratando de dejar de lado las diferencias, el sindicalismo debe trabajar en defensa de los trabajadores y las fuentes de trabajo. Y creo que lo está haciendo.
-Seguro eras muy chica, pero ¿cómo recordás el primero de julio de 1974?
-No tan chica porque ya tenía 14 años (risas). Yo estaba en el colegio secundario de mi pueblo a la hora en que se dio a conocer la muerte del general Perón. Me acuerdo que el rector del colegio nos convocó en el patio y nos dijo que se suspendían las clases debido a la muerte del presidente.
-¿Y cómo lo tomaste?
-Para mí fue un shock porque recién empezaba a leer sobre el peronismo y sobre la historia de sus hombres y mujeres. Pero sobre todo por la consternación que generó en algunos estudiantes de cursos más avanzados, esos a quienes que yo más quería y admiraba.
-¿Cuál fue esa constatación?
-Me dije que si esos chicos tan inteligentes y talentosos sentían la muerte de Perón de esa manera, me tenía que preocupar por saber mucho más sobre quién había sido ese hombre. Y así fue como empecé mi camino dentro del peronismo. Un camino que no tiene fin.
Iván Wielikosielek. Redacción Puntal Villa María.
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Son “los muchachos” de la marcha. Son las “mujeres” a las que hablaba Evita en los discursos o a las que se dirigía desde los libros de lectura o de doctrina.
Algunos peinan canas y entre esos, unos pocos tuvieron la suerte (“el privilegio”, corrigen) de haber conocido al general y a su primera esposa personalmente.
Pero todos, tanto los que lo conocieron y los que sólo oyeron o leyeron sobre él tienen algo en común: la certeza de que sus vidas fueron modificadas para siempre por ese hombre. Que descubrieron otro modo de ser y existir; un modo absolutamente original de ser “ontológicamente argentinos”. Como si aquella doctrina de la justicia social trascendiera lo meramente político volviéndose pura antropología.
Y allí, entre los panteones “vip” del cementerio, una dama de negro hace su ingreso. Pareciera llevar más luto que las demás viudas del dios romano. Se trata de Nora Bedano, exintendenta de la ciudad y actual presidenta del PJ. de Villa María.
Y así es como, en esa escenografía gótica de paredes tapizadas por hiedras y pasillos alfombrados de hojas secas, comienza esta entrevista entre las tumbas; pocos minutos antes de la ofrenda floral y la evocación de alguien que no ha muerto sino que, al decir peronista, como un dios romano “ha pasado a la inmortalidad”.
Breve charla entre las tumbas
-¿Qué significa, entonces, este primero de julio para un militante peronista?
-Para quienes nos sentimos parte de este proyecto nacional y popular que puso en marcha Perón junto a Evita, esta fecha es un símbolo; un día donde celebrar su memoria y su capacidad visionaria de proyectar el país. Pero para todos los peronistas es una obligación mantener vivo su legado y su doctrina.
-¿Cuál considerás el mayor legado de Perón?
-El haber instalado en la sociedad argentina la palabra “derecho”. Y no sólo el derecho de los trabajadores sino también el de la salud y la educación pública; el acceso a la universidad para los hijos de los trabajadores en la creación de las tecnológicas; y ni hablar del derecho al voto de la mujer, que todavía nos da voz y nos hace sentir libres.
-Hablabas de la obligación de mantener viva la doctrina de Perón. ¿De qué modo?
-Los que nos consideramos parte del Movimiento Peronista y, en segundo término del Partido Justicialista, que es su herramienta electoral, tratamos de poner en práctica cada día sus premisas. No sólo en nuestra vida cotidiana sino también en nuestra gestión. Y esas premisas son la soberanía, la independencia económica y la justicia social. Hoy pueden tener otros nombres pero su símbolo sigue tan vivo como en 1951.
Peronismo; división y después
-Se habla mucho de la división actual del peronismo. ¿Cómo ves la unificación del partido de cara a las próximas elecciones?
-Tengo fe que vamos a unificarnos porque tenemos las herramientas para hacerlo a lo largo y a lo ancho del país. Estoy segura que nuestros puntos en común podrán más que nuestras sutiles diferencias.
-¿Y qué se necesita para lograr esa unificación?
-Primero que nada, no hacernos eco de lo que sale publicado en los medios porque las cosas no son así; muchos se siguen jugando intereses que no son los del partido. Pero además de eso, hace falta trabajar de cara al 2019 sin pausa. Y no sólo por una mera cuestión electoral sino porque los peronistas somos responsables de todos los pobres del país.
-¿Por qué lo decís?
-Porque de esa faja social nacimos y porque sólo el peronismo es capaz de recuperar la dignidad del país, la dignidad perdida de todos los argentinos. Así fue a lo largo de toda la historia desde que el movimiento irrumpió en nuestra sociedad.
-¿Cuál es tu diagnóstico del presente nacional?
-Estamos atravesando un momento de crisis absoluta. Y como te decía antes, sólo un proyecto nacional y popular con todo el peronismo encolumnado tras una misma premisa, será capaz de recuperar el trabajo, combatir la desocupación y proteger la industria nacional. Además de volver a establecer una escuela pública respetable y poner a los trabajadores en el centro de la escena.
Santa Eufemia, julio de 1974
-¿Qué papel debe jugar el sindicalismo en esta unificación del peronismo?
-El mismo papel que jugó siempre. El peronismo está compuesto de distintos sectores y uno de los más importantes es, sin dudas, el sindicalista. Hoy, en momentos en que todo el peronsimo está tratando de dejar de lado las diferencias, el sindicalismo debe trabajar en defensa de los trabajadores y las fuentes de trabajo. Y creo que lo está haciendo.
-Seguro eras muy chica, pero ¿cómo recordás el primero de julio de 1974?
-No tan chica porque ya tenía 14 años (risas). Yo estaba en el colegio secundario de mi pueblo a la hora en que se dio a conocer la muerte del general Perón. Me acuerdo que el rector del colegio nos convocó en el patio y nos dijo que se suspendían las clases debido a la muerte del presidente.
-¿Y cómo lo tomaste?
-Para mí fue un shock porque recién empezaba a leer sobre el peronismo y sobre la historia de sus hombres y mujeres. Pero sobre todo por la consternación que generó en algunos estudiantes de cursos más avanzados, esos a quienes que yo más quería y admiraba.
-¿Cuál fue esa constatación?
-Me dije que si esos chicos tan inteligentes y talentosos sentían la muerte de Perón de esa manera, me tenía que preocupar por saber mucho más sobre quién había sido ese hombre. Y así fue como empecé mi camino dentro del peronismo. Un camino que no tiene fin.
Iván Wielikosielek. Redacción Puntal Villa María.