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"No hay margen para esperar ni improvisar, hay que tener un plan serio y consistente"

La exgobernadora bonaerense mostró en Córdoba su intención de ser candidata a presidenta, pero remarcó que, "antes que quién, son más importantes el qué y el cómo". Dijo que hay que cambiar las leyes laborales y combatir al narco con fuerzas nacionales

La exgobernadora de Buenos Aires y precandidata a presidenta de la Nación, María Eugenia Vidal, pasó tres días en Córdoba: llegó a Villa María el miércoles y luego estuvo en la capital y finalmente recorrió el norte provincial dentro de un plan nacional que ya la llevó antes por La Pampa y que continuará en otras provincias para promocionar su aspiración a suceder a Alberto Fernández.

Antes de poner un pie en el avión de regreso, desde el aeropuerto habló con Puntal sobre la lista de prioridades del próximo gobierno, la experiencia de la gestión de Mauricio Macri y sus errores y los tiempos escasos que tendrá quien asuma el 10 de diciembre. También opinó sobre el juicio político a la Corte, educación, seguridad y empleo.

“Todavía no me lancé a nada este año pero, cuando me preguntan qué me gustaría ser, claramente me gustaría ser presidenta. Pero no pongo el carro delante del caballo. Primero, porque siento que los argentinos no quieren escucharnos hablar de candidaturas sino que nos ocupemos de sus problemas y la verdad es que tampoco puedo hacer lo que critico. Veo un Gobierno discutiendo candidaturas en lugar de resolver con responsabilidad los problemas y hacer lo que tiene que hacer. Y, en segundo lugar, más importante que quién, es qué y cómo lo va a hacer. Fue una buena muestra lo que hicimos a comienzo de semana con la mesa nacional de Juntos por el Cambio, en la que estuvimos tres horas discutiendo con economistas e interiorizándonos para conocer la situación que vamos a heredar a fin de año si la gente nos elige. Estamos muy preocupados por la inflación y todo lo que aflige a los argentinos.

No habrá margen para llegar y ver qué se hace, las fuerzas políticas van a tener que mostrar una hoja de ruta...

Sin dudas. Argentina tiene un millón de nuevos pobres desde diciembre de 2019 a esta parte, tiene un 100% de inflación anual y sostenida. No hay espacio para esperar al 10 de diciembre ni para improvisar. Se necesita tener un plan serio y consistente que se ponga en marcha desde el primer día. Que les dé a los argentinos la certeza de cuál es el camino. Si algo logró este Gobierno es una enorme improvisación e incertidumbre permanente. No sabemos nunca hacia a dónde vamos ni por qué hacen lo que hacen. Y todo eso lo que logra es desordenar la vida de la gente. No solo con lo económico, porque no se llega a fin de mes y el que llega no sabe si ahorrar porque ese dinero vale cada vez menos y entonces termina gastando esos recursos. Hoy pensar en cambiar el auto o comprar la vivienda es imposible de imaginar. Pero sumemos el plano educativo luego de dos años de escuelas cerradas y políticas que ponen en discusión si un chico para pasar de año tiene que estudiar y aprobar. Y en la seguridad, porque en muchos lugares de Argentina las personas tienen que ver a qué hora entran y salen de sus casas en función de la seguridad, siempre pendientes de sus hijos si están afuera, con el mensaje de WhatsApp más utilizado, que es “¿Llegaste?”. No se puede vivir así con toda la vida desordenada y eso hizo este Gobierno.

En el gobierno de Macri se discutía si gradualismo o shock y terminó en un híbrido de pocos resultados. ¿Eso está saldado, hay que tomar medida de fondo de entrada?

Sin dudas. Los cambios que la Argentina necesita son profundos y no pueden esperar. No puede esperar que despleguemos una política en serio contra el narcotráfico, porque no es que volvimos a 2015, sino que estamos peor que en ese momento. Mientras los narcos avanzan y se llevan a nuestros hijos, no podemos decir, como dijo el ministro de Seguridad (Aníbal Fernández), que el problema de Rosario es solo del gobernador y que lo tiene que resolver con su Policía. Yo fui dos días a Rosario y no se necesita más para darse cuenta de que, si no se interviene con una fuerza de seguridad federal y de manera importante, además de hacer otras cosas como cuidar de nuevo en serio las fronteras, invertir en radares, reformar la Policía santafesina, Rosario no va a ser la única ciudad que termine así. Hoy el Gran Tucumán, el Gran Córdoba, el conurbano están muy comprometidos en materia de seguridad. Son cosas que no pueden esperar.

¿Hay que bajar fuerzas nacionales a esos territorios?

No tengo ninguna duda porque hay parte de la Policía local que es parte del problema y no de la solución. Ahora, esas fuerzas federales no tienen que ir para siempre, van para que el gobierno local haga los cambios en la seguridad y la Policía que tenga que hacer y enfrentar el problema. Y también no depende de lo que haga solo el gobierno provincial, sino también el Nacional, que tiene que tener una política de fronteras; porque, si cercamos Rosario pero sigue entrando la droga por los límites, entonces no arreglamos nada.

¿Solo la Policía es parte del problema?

La ausencia del Estado también. El narco ocupa en muchos lugares los huecos que deja el Estado. Lo vi en el conurbano de la provincia de Buenos Aires. El narco es el nuevo puntero, el que paga las zapatillas cuando la familia no puede, el que da créditos, porque el Estado está ausente. Hoy no hay una oficina del Estado, algo que fue parte de lo que hicimos en la provincia y luego Mauricio lo hizo en todo el país con “El Estado en Tu Barrio” para volver a lugares en donde el Estado no estaba. Barrios enteros sin salud, sin escuelas, sin una oficina en la que la gente pueda ir a pedir ayuda sin necesidad de intermediarios. Y los narcos van tomando poder en esos lugares abandonados. Entonces también tiene que haber presencia con acceso a trámites para que una jubilación o un trámite de Anses no lo tenga que gestionar el puntero, sino que lo pueda hacer cada uno y que no sea tomar tres colectivos para llegar, porque hay mucha gente que no tiene ni los recursos para hacer eso y se tiene que someter a la lógica que domina su barrio. Hay que terminarlo y nosotros lo hicimos cuando estuvimos en la Provincia y hoy me da mucha lástima cuando recorro y veo que se volvió atrás.

En Juntos por el Cambio hay varios que anunciaron su intención de ser candidatos, ¿qué pasa si Macri se lanza?

Creo que Mauricio tiene que tomar su decisión y sobre la base de eso cada uno puede resolver qué hacer. Yo ya comuniqué públicamente que, si Mauricio compite, yo no voy a competir porque él fue una persona que me dio muchas oportunidades y empecé a hacer política porque él fundó un espacio político. Y me parece que es lo correcto, aunque puede haber otras posiciones y las respeto.

¿Se van a combinar estos nombres lanzados en una fórmula o en varias?

No tengo dudas de que sí, pero todavía no es momento para especular con eso. Insisto en que lo que más me preocupa hoy es que le digamos a la gente cómo los vamos a sacar de esta situación, qué vamos a hacer, qué proponemos, las oportunidades. Llegué al aeropuerto de Córdoba desde Jesús María en un camión de cereales y vine conversando con el camionero, que es dueño de una pyme familiar con tres camiones.Y me contaba que no se puede comprar un camión nuevo por las restricciones a las importaciones y los usados, entonces, salen más caros que los nuevos y los neumáticos y los repuestos son carísimos por los problemas de la economía argentina. Entonces, cuando uno escucha y ve al que trabaja y da trabajo en el país observa todas las dificultades diarias que tiene. Y me decía que había iniciado los trámites en el Consulado para irse con sus hijas a España. Yo no quiero más esa Argentina en la que un trabajador o un empresario pyme de tantos años se tenga que ir, quiero que sienta que puede progresar acá en Córdoba y en cualquier lugar del país. Tenemos que ser muy claros en cómo vamos a transitar ese camino más que pensar en quién será. Después la gente decidirá, pero lo más importante es decir cómo.

Esas historias del camionero reflejan también la decepción con la clase política, con este Gobierno, pero también con el anterior y el anterior por el estado de cosas actuales...

El enojo y la decepción están justificados. Si después de 40 años de democracia y de distintos gobiernos retrocedimos, está claro que hay justificativo. Yo vengo de una familia clase media típica y cuando era chica me decían que si terminaba el secundario iba a tener trabajo y que si tenía trabajo no iba a ser pobre. Hoy terminás el secundario y no hay trabajo, pero, además, aun teniendo un trabajo y en blanco se puede ser pobre. Se perdió la idea del progreso en Argentina. Entonces creo que la decepción está justificada. Pero también les digo a los argentinos que no bajen los brazos. Porque el kirchnerismo habrá ganado realmente el día que pensemos que ya no podemos cambiar nada. El día que pensemos en Ezeiza como destino para todos, ese día será el que perdimos la pelea.

¿Por qué en este contexto el electorado debería mirar a Juntos por el Cambio, incluso los decepcionados por el anterior Gobierno?

Primero, porque hubo un aprendizaje de ese Gobierno. Gobernamos cuatro años y aprendimos, y uno aprende más de los errores que de los aciertos. Eso nos dio una experiencia que no teníamos en 2015. También somos más, tenemos más espacios políticos incorporados y vamos a ser un gobierno más fuerte con más diputados, más senadores, más gobernadores, con más capacidad de hacer reformas profundas en la Argentina. Esa fue una limitación en nuestro gobierno. Y, finalmente, porque somos la única opción real al kirchnerismo que le puede ganar. Y tenemos una coalición sólida para enfrentarlo.

Con el mercado laboral estancado en la generación de empleo privado durante 15 años y un crecimiento de categorías como monotributo, ¿qué hay que hacer?

Lo observo con mucha preocupación. De los empleos que el Gobierno se enorgullece de haber creado, la mitad son monotributistas y la mayoría es empleo informal. Argentina hace mucho que no crea empleo formal privado y la única manera de destrabar esa situación es cambiando las reglas de la legislación laboral vigente. Tenemos leyes laborales de cuando teníamos televisión en blanco y negro. Vino el color, llegaron el celular, internet y muchísimas formas nuevas de trabajo que no son contempladas. Mucha gente trabaja en plataformas, sin jornadas de 8 horas porque administra su tiempo para trabajar y que decide cuándo empieza y cuándo se desconecta. Sumemos las multas en los juicios que van a los abogados y no al Estado y eso constituye un gran negocio del juicio laboral y que lleva a que una pyme por un juicio de un millón de pesos se termine fundiendo. Y hablamos de la generación de empleo sobre todo de las pymes, que son las que más trabajo generan en el país, las grandes compañías no padecen estos problemas. El que sufre es el comerciante, el que tiene dos o cinco empleados y lo vive todos los días. Hay que cambiar las reglas de juego laboral y por supuesto mejorar el sistema educativo porque la mayor parte del sistema productivo, y estuve con más de 80 sectores de distintos puntos del país, padece la falta de mano de obra calificada. Y no hablamos de que sepan programación, hablamos de cuestiones básicas que se deberían aprender en el secundario. Yo presenté en el Congreso un proyecto para que haya prácticas laborales en los últimos dos años del secundario. Es importante incorporar la cultura del trabajo, los hábitos y el aprendizaje para el trabajo en la secundaria.

¿Qué evaluación hace del proceso de juicio político a la Corte Suprema que inició finalmente en Diputados?

Lo defino con una palabra: “circo”. Un circo para buscar la impunidad de la vicepresidenta y para intimidar a todos los jueces, no solo a los de la Corte. Un show que posiblemente el oficialismo intente que dure meses solo para el escarnio público de los jueces que pretende enjuiciar porque ese juicio nunca va a prosperar y el oficialismo lo sabe porque no tiene los votos. Y lo hace además para hablar de otros temas que no son los que a la gente le preocupan, porque no le puede dar una respuesta efectiva a la inflación, al deterioro de la educación y a la inseguridad.

¿Pero no hay que discutir y procurar mejorar la Justicia?

Creo que, con todas las cosas que hay que hacer y mejorar en la Argentina, esa no estaría en mi primera lista de prioridades.