Un procedimiento policial llevado a cabo por la Fuerza Policial Antinarcóticos en los últimos días, pero hecho público este viernes, permitió la detención de una persona mayor de edad, acusada de comercialización de estupefacientes. La particularidad del caso es que la Policía ya había detenido por la misma causa a su hijo, en dos ocasiones, y a su nuera.
El operativo polical se llevó a cabo alrededor de las 23 del lunes, aunque salió a la luz ayer. Esa jornada, y tras una investigación que se inició luego de una llamada anónima al centro de denuncias, la FPA irrumpió en una vivienda ubicada en calle Rawson al 2200, y sorprendió a una mujer mayor de edad.
Para los pesquisas, según los datos a los que pudo acceder PUNTAL VILLA MARÍA, la aprehendida les resultó familiar ya que tiempo atrás habían detenido a dos familiares también por comercialización de estupefacientes.
La mujer tiene 65 años de edad y del interior de la vivienda se secuestraron diversos elementos que probarían la comercialización, entre ellos recortes de nylon que se utilizan para los envoltorios, como así también objetos vinculados al fraccionamiento. La mujer ocupaba la casa junto a otras personas, pero fue la única apresada.
Según pudo conocer este medio, extraoficialmente se trataría de Elsa Fumilla (65), quien en la actualidad continúa privada de su libertad y ya designó abogado defensor para la indagatoria.
Toda la familia entre rejas
La detención de Fumilla viene a “cerrar el círculo”, según confió una fuente cercana a la investigación, teniendo en cuenta que uno de sus hijos y la concubina de este también están privados de la libertad por el mismo delito.
En el repaso de las causas policiales, tiempo atrás la FPA detuvó a un sujeto de apellido Sánchez, quien se domiciliaba en barrio Bello Horizonte, en virtud de que al allanar su propiedad se constató la existencia de estupefacientes listos para ser comercializados.
Según reza en diferentes expedientes, con Sánchez preso, el “negocio continuó a cargo de su concubina, una mujer de apellido Cabrera. Nuevamente y tras una minuciosa investigación la FPA le allanó la vivienda y detuvo de inmediato. Quedó privada de su libertad, pero los abogados defensores solicitaron la prisión domiciliaria, ya que la mujer es madre de niños menores de edad.
La Justicia le otorgó ese beneficio, y la mujer fijó como domicilio una vivienda ubicada junto a la de su suegra. Es decir que se mudó de barrio Bello Horizonte hasta calle Rawson al 2200. A esta altura, Sánchez continuaba privado de su libertad, y Cabrera con domiciliaria. Pero este no fue un impedimento para continuar ligada a la comercialización de droga.
La FPA la sorprendió, y de inmediato fue revocado ese beneficio. Mientras la mujer se encontraba presa, Sánchez pudo recuperar la libertad, pero duró poco “en la calle” ya que en un control policial fue demorado. Viajaba en un rodado junto a otra persona, incautándosele entre sus pertenencias una importante cantidad de estupefacientes.
El resultado de las causas daban cuenta que tanto Sáchez y Cabrera ahora no podrían continuar con la venta de droga. Entonces fue Fumilla quien se hizo cargo “del negocio”, tal como graficó una fuente consultada por este medio en la noche del viernes.
La mujer comenzó a realizar las tareas que su hijo y su nuera habían hecho, “porque era un negocio que le dejaba buena plata”, precisó la misma persona.
Pero un llamado anónimo nuevamente puso en alerta a los investigadores. La comunicación daba cuenta de que la mujer se dedicaba a la venta. La investigación fue rápida y efectiva, al igual que la detención. La aprehendida no mostró resistencia en ningún momento del accionar policial. Ahora, comparte la prisión junto a su nuera y su hijo.
Comentá esta nota
Para los pesquisas, según los datos a los que pudo acceder PUNTAL VILLA MARÍA, la aprehendida les resultó familiar ya que tiempo atrás habían detenido a dos familiares también por comercialización de estupefacientes.
La mujer tiene 65 años de edad y del interior de la vivienda se secuestraron diversos elementos que probarían la comercialización, entre ellos recortes de nylon que se utilizan para los envoltorios, como así también objetos vinculados al fraccionamiento. La mujer ocupaba la casa junto a otras personas, pero fue la única apresada.
Según pudo conocer este medio, extraoficialmente se trataría de Elsa Fumilla (65), quien en la actualidad continúa privada de su libertad y ya designó abogado defensor para la indagatoria.
Toda la familia entre rejas
La detención de Fumilla viene a “cerrar el círculo”, según confió una fuente cercana a la investigación, teniendo en cuenta que uno de sus hijos y la concubina de este también están privados de la libertad por el mismo delito.
En el repaso de las causas policiales, tiempo atrás la FPA detuvó a un sujeto de apellido Sánchez, quien se domiciliaba en barrio Bello Horizonte, en virtud de que al allanar su propiedad se constató la existencia de estupefacientes listos para ser comercializados.
Según reza en diferentes expedientes, con Sánchez preso, el “negocio continuó a cargo de su concubina, una mujer de apellido Cabrera. Nuevamente y tras una minuciosa investigación la FPA le allanó la vivienda y detuvo de inmediato. Quedó privada de su libertad, pero los abogados defensores solicitaron la prisión domiciliaria, ya que la mujer es madre de niños menores de edad.
La Justicia le otorgó ese beneficio, y la mujer fijó como domicilio una vivienda ubicada junto a la de su suegra. Es decir que se mudó de barrio Bello Horizonte hasta calle Rawson al 2200. A esta altura, Sánchez continuaba privado de su libertad, y Cabrera con domiciliaria. Pero este no fue un impedimento para continuar ligada a la comercialización de droga.
La FPA la sorprendió, y de inmediato fue revocado ese beneficio. Mientras la mujer se encontraba presa, Sánchez pudo recuperar la libertad, pero duró poco “en la calle” ya que en un control policial fue demorado. Viajaba en un rodado junto a otra persona, incautándosele entre sus pertenencias una importante cantidad de estupefacientes.
El resultado de las causas daban cuenta que tanto Sáchez y Cabrera ahora no podrían continuar con la venta de droga. Entonces fue Fumilla quien se hizo cargo “del negocio”, tal como graficó una fuente consultada por este medio en la noche del viernes.
La mujer comenzó a realizar las tareas que su hijo y su nuera habían hecho, “porque era un negocio que le dejaba buena plata”, precisó la misma persona.
Pero un llamado anónimo nuevamente puso en alerta a los investigadores. La comunicación daba cuenta de que la mujer se dedicaba a la venta. La investigación fue rápida y efectiva, al igual que la detención. La aprehendida no mostró resistencia en ningún momento del accionar policial. Ahora, comparte la prisión junto a su nuera y su hijo.