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A 16 años del caso Pomar, reaparecen las dudas por el llamado al 911 que no fue atendido

La desaparición y muerte de la familia sigue marcada por errores, hipótesis sin sustento y una advertencia clave que nunca fue tomada en cuenta

Este 14 de noviembre se cumplen 16 años de la desaparición y posterior hallazgo de la familia Pomar, un episodio ocurrido en territorio bonaerense que tomó relevancia nacional debido a la fallida investigación inicial, las teorías infundadas y un aviso al 911 que no fue considerado en el momento oportuno.

El 14 de noviembre de 2009, Fernando Pomar, su esposa Gabriela Viagrán y sus hijas María del Pilar y Candelaria emprendieron un viaje hacia Pergamino para visitar a parientes. Gabriela había hablado con su madre un día antes, comentándole la hora de salida y el posible horario de llegada. Pero la familia nunca arribó, y la preocupación creció rápidamente.

Tras radicarse la denuncia, se desplegaron operativos en distintas rutas y comenzaron las primeras líneas de investigación. En ese contexto, un trabajador rural notó un auto rojo volcado a la vera de la ruta 31. En una primera instancia creyó que se trataba de un vehículo abandonado. Días más tarde, al comprobar que seguía en el mismo lugar, decidió llamar al 911 para denunciarlo.

auto de la familia Pomar

Ese llamado —que hoy se considera decisivo— no fue tenido en cuenta. Mientras tanto, surgían teorías que luego quedarían descartadas: presuntos conflictos matrimoniales, deudas económicas, la presencia de un arma o incluso la posibilidad de que la familia hubiera dejado el país por cuenta propia.

A pesar de los rastrillajes sobre las rutas 7, 5, 6, 41 y 32, no hubo resultados. La incertidumbre se extendió durante semanas.

Recién el 8 de diciembre, 24 días después, la familia fue encontrada a solo 37 metros de una curva de la ruta 31, a unos 40 kilómetros de Pergamino. Allí estaba el mismo vehículo que el trabajador había informado semanas antes y que nunca fue verificado en profundidad, pese a que ese sector había sido revisado varias veces.

La autopsia determinó que Fernando Pomar falleció en el acto por un traumatismo de cráneo. Gabriela sufrió diversas lesiones y, según los peritajes, habría permanecido con vida durante un tiempo antes de morir sin ser asistida. Las niñas también murieron instantáneamente como consecuencia del vuelco.

A 16 años, el caso Pomar continúa siendo un ejemplo de cómo una investigación fallida, sumada a hipótesis erróneas y omisiones críticas, puede transformar una tragedia en un símbolo de errores institucionales que aún generan debate.