La fuerte suba de los precios de la carne tendrán dos impactos contundentes: uno que importa más al Gobierno y que está vinculado con el efecto sobre el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que el Indec dará a conocer este viernes y al que le fijará un piso importante. Como se sabe, los cortes vacunos tienen un impacto significativo sobre la estadística de precios debido a la canasta alimentaria configurada para ese relevamiento estadístico. Allí, basado en la histórica relevancia que la carne tiene para “la mesa de los argentinos” su ponderación es elevada; aun cuando esa realidad cambió significativamente en los últimos años a partir del desequilibrio entre precios e ingresos. Y esto último será parte del segundo efecto esperado que es una mayor retracción del consumo. Cuando los ingresos intentan acompañar la inflación, aquellos precios que rompen con la media quedan más lejos del alcance y por ende son menos consumidos. Es lo que ocurre habitualmente en cada escalada de los cortes vacunos. Al menos por un tiempo, la demanda se resiente. La sensación de los últimos años es que, cada vez que eso ocurre, la recuperación nunca es total y va quedando un desnivel cada vez mayor entre lo que fue el consumo histórico de carne vacuna en Argentina y el contexto actual.
La fuerte suba de la carne saca de escuadra la baja inflacionaria
Los incrementos ocurridos en las últimas tres semanas impactarán en el Índice de Precios al Consumidor que emitirá el Indec este viernes. Pero no es lo único que sube, aunque sí lo hizo de manera más significativa