Prevén que en julio próximo sube el precio que recibe el tambero

Jorge Giraudo, director del OCLA, indicó que la mayor competencia entre industrias comenzará a impactar en el valor de la materia prima.

El incremento en los costos por sequía y dólar golpearon fuerte a los productores lecheros. Con rentabilidad negativa, la preocupación no deja de crecer a medida que el billete norteamericano eleva su cotización en las pizarras de los bancos día a día. 

Según Jorge Giraudo, director General del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), la mejora de las condiciones para exportar comenzará a repercutir en el precio que recibe el productor a partir del próximo mes. 

La competencia entre industrias para aprovechar el nuevo tipo de cambio elevará el valor de la materia prima, hoy bastante lejos de sus costos. El promedio ponderado del litro para el mes de mayo dio $6,32 mientras que para equilibrar la balanza la producción requiere superar los $7. 

 “En más del 60 por ciento de los costos del tambo el dólar tiene incidencia. Y el impacto de la suba es inmediato. Analizando los ingresos, por supuesto que no es lo mismo exportar una tonelada de leche en polvo con el dólar a $21 o a $27; pero los tiempos son distintos. Entre que se hace el negocio, se concreta la operación, se efectiviza y eso se traslada al precio de la materia prima lleva un tiempo. La gente ve subas de costos en mayo y junio y empezará a tener una mejora en julio. La recuperación puede ser importante si el precio internacional sigue subiendo, pero no al ritmo que la gente necesita, que es superar la barrera de los $7 lo más rápido posible”, comenzó diciendo a PUNTAL VILLA MARÍA el directivo.

- ¿Ahí está el punto de equilibrio?

Hoy se tiene que lograr que la leche de exportación sea más atractiva que el mercado doméstico para secarla y mandarla afuera. Esa inflexión la da el precio por encima de los $7, que tiene un doble efecto: por un lado mejora el ingreso por vía de la exportación y, por otro, descomprime la sobreoferta que existe en el mercado interno. Los diarios mal intencionados dicen que la leche vale en góndola $35, pero en realidad eso cuesta en Capital Federal un cartón de empresa líder con agregados de hierro y demás. La que tomamos habitualmente vale $20 porque hay revoleos de $17 hasta $21. Lo mismo pasa con el cuartirolo; puede haber algunos de $220 el kilo, pero también hay de $110. Se ven esas cosas porque las empresas no exportan y todo queda en el mercado interno.  Con condiciones más atractivas para la exportación es probable que las empresas saquen más afuera y se descomprima.

- ¿Ese proceso es rápido para aquellas industrias que tienen capacidad exportadora?

Hay muchas multinacionales que poseen esa habilidad y también algunas nacionales que casi exclusivamente están dedicadas al mercado de exportación; automáticamente agilizan ese proceso. Si las empresas salen a buscar leche para atender ese mercado, el primer camión que se mueva de una industria a la otra tira los precios hacia arriba. 

- ¿Es de esperar que esa competencia suba?

Sí, pero la gente no tiene que esperar recibir los precios en dólares de otros momentos. Nosotros tuvimos precios de USD 0,34 el litro y si el dólar se mantiene en $28 habría que pagar la leche $9. Eso no va a ocurrir. Se puede recomponer en pesos, superar la barrera de los $7 e incluso hasta acercarse a $8 en algún momento, pero no pensar que con una devaluación como la que tuvimos los precios converjan en dólares. Eso puede ser muy a largo plazo.

- ¿Cuándo verá el productor esa vuelta?

A partir del mes que viene tienen que empezar a observarse algunas señales. Hay que pensar que arrancamos con una producción que estaba casi 15 por ciento por encima del año pasado en enero y actualmente está 6 o 7 por ciento. La diferencia era muy marcada porque comparábamos con un 2007 con Córdoba y Santa Fe inundadas. La producción se va a ir estacionando y no será tan alta con respecto al año pasado. Habrá más demanda por materia prima porque el mercado interno medianamente se va a sostener en su consumo y el externo traccionará mucho más por la exportación.

- ¿Cómo cree que este proceso se advierte en la góndola?

Si uno mira la serie de precios que publicamos en el OCLA los lácteos están atrasados en relación a la inflación. Cuando se ajusta por inflación el mix de ventas en el mercado interno que hoy está $23 llegó a estar en $31; le queda mucho por subir. Cuando uno dice esto genera reacciones, pero la verdad es que los números dicen eso. Después que la gente no tenga salario para pagarlo es otro tema. Sería razonable que un queso subiera 30 por ciento para acompañar a la inflación, pero una cosa son las estadísticas y otra las  posibilidades del mercado.

- ¿Hacia adelante puede ser conveniente para el sector el movimiento del tipo de cambio?

Como balance general una mejora del tipo de cambio para un país que llegó a exportar casi el 30 por ciento de su producción obviamente que tiene que ser favorable. Uno de los problemas es que acá pasamos de $8 a $14 y de $14 a $28 por dólar. No tenemos una curva que se mueva despacio y acompañando. Por ese motivo hay años donde no se puede exportar nada ya que el dólar está muy retrasado y otros donde vuela todo. Son shocks espasmódicos de devaluación que generan muchos problemas. Y después está la avivada criolla donde un tipo hace algo que no tiene ningún insumo importado, no lo exporta, pero igual lo sube por el dólar.

- Hace pocas semanas desde CAPROLEC reclamaron retenciones para que bajen los precios de los granos. ¿Qué opinión le merece?

Tal vez a la selección argentina le convendría que los equipos contrarios jueguen con 7 jugadores en lugar de 11 o que el arco del rival sea más grande. No se puede mejorar una actividad perjudicando a otra. Si le ponen retenciones al maíz qué pasa con quien se dedica a eso. El negocio tiene que ser viable sin embromar al resto. Tenemos que lograr que la lechería sea competitiva con la soja sin retenciones. Así funciona en todas partes del mundo; la lechería o la carne compiten con la soja en Estados Unidos y ninguna actividad tiene retenciones. Esa es mi reflexión.

- Pero esa propuesta refleja el estado de ánimo de los productores.

Es lógico la impaciencia porque tuvieron la tormenta perfecta durante dos años. Primero las inundaciones y, cuando se estaba recomponiendo el sector a finales de 2017, llegó la sequía y después la devaluación. Sin dudas que la situación es muy difícil y es entendible que estén enojados. Pero la plata no está hoy en la cadena; el valor neto generado en la cadena es negativo, pierden la industria y la producción primaria. Tienen que ganar y la única forma va a ser ésta, pero lleva su tiempo.

Pablo Correa.  Colaborador.

Comentá esta nota

Noticias Relacionadas