La líder de una red de prostitución y venta de drogas apodada "La Madrina" fue detenida en las últimas horas junto a dos cómplices en una serie de allanamientos realizados en el distrito bonaerense de La Matanza y en la Capital Federal, en los que se rescató a tres víctimas de explotación sexual.
Según informaron fuentes policiales, los tres operativos a cargo de la Dirección de Investigaciones contra el Crimen Organizado (División Trata de Personas), se llevaron a cabo en un domicilio de avenida San Martín al 1400 de Ramos Mejía, otro en Pozos al 150 de Lomas del Mirador, y el último en Homero al 2300 de Capital Federal.
"La Madrina", de 46 años, junto a otra mujer alias "La Chilly", de 38, y un hombre que actuaba de patovica, se dedicaban a explotar sexualmente a mujeres en "privados" de La Matanza y Capital Federal. Según las fuentes, las mujeres eran ofrecidas a través de páginas de internet, donde se las mostraba semidesnudas y en condiciones de vulnerabilidad.
Además, en el domicilio de Ramos Mejía, los acusados habían montado una cocina de droga, principalmente de cocaína. De la investigación surgió que a los clientes les ofrecían un "combo" que incluía servicios de acompañantes sexuales y cocaína o marihuana. Para ofrecer los servicios, hablaban por teléfono y utilizaban códigos: en caso que el cliente quisiese servicio sexual y cocaína, se hablaba de comprar "camisas".
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"La Madrina", de 46 años, junto a otra mujer alias "La Chilly", de 38, y un hombre que actuaba de patovica, se dedicaban a explotar sexualmente a mujeres en "privados" de La Matanza y Capital Federal. Según las fuentes, las mujeres eran ofrecidas a través de páginas de internet, donde se las mostraba semidesnudas y en condiciones de vulnerabilidad.
Además, en el domicilio de Ramos Mejía, los acusados habían montado una cocina de droga, principalmente de cocaína. De la investigación surgió que a los clientes les ofrecían un "combo" que incluía servicios de acompañantes sexuales y cocaína o marihuana. Para ofrecer los servicios, hablaban por teléfono y utilizaban códigos: en caso que el cliente quisiese servicio sexual y cocaína, se hablaba de comprar "camisas".