La excéntrica e hilarante familia De La Mora, que dio vida el mexicano Manolo Caro, se despide de La casa de las Flores con la tercera y última temporada de la serie, que se estrenará hoy por Netflix, y en la que su creador promete "potencia" y "mucha nostalgia".
“Hay que saber despedirse de las cosas, no sé si es un adiós para siempre, pero en este momento para mí es importante dejar descansar a la familia De La Mora que me dio tantos momentos agradables”, reflexiona el joven realizador Manolo Caro, que acaba de firmar un contrato de exclusividad con Netflix, en diálogo con Télam.
En dicho sentido, el director, dueño de una estética narrativa que se nutre también con sus conocimientos sobre arquitectura, expresa: “Uno se va dando cuenta cuando los proyectos llegan a su fin. Fue tan sorpresivo el éxito de la serie que en algún momento también fue abrumador. Todos están contentos con el trabajo y se sintieron cómodos cuando en un comienzo planteé la idea de contar la historia en tres entregas”.
El autor de los filmes “No sé si cortarme las venas o dejármelas largas” y “La vida inmoral de la pareja ideal”, que actualmente se encuentra en México junto a su familia cumpliendo las indicaciones del Gobierno respecto de la pandemia de coronavirus, considera que este momento histórico “cambiará la forma de convivir, de integrarse a la naturaleza y también la definición de lujo”.
El éxito de “La casa de las Flores”, serie que se verá en 190 países, gira en torno a un tema universal: “No habla de una florería ni de una infidelidad. Habla de una familia y cómo se va transformando de acuerdo a los hechos, del amor entre hermanos más allá de no estar completamente de acuerdo”, enfatiza y agrega “Es una mirada crítica, te ves reflejado y te das cuenta de que también sos parte de una sociedad en la que a veces el único interés es encajar”
La escena final de la segunda temporada muestra a Paulina en la cárcel, a Elena en coma y a Julián lidiando con la inseguridad de Diego. La tercera, que se estrenará el jueves, suma a la ambiciosa abuela Victoria De la Mora y "flashbacks" de finales de los 70, cuando comienza la amistad entre Virginia, Ernesto, el Dr. Cohen y Carmela, dos detalles que según su hacedor marcan la "potencia y apelan muchísimo a la nostalgia".
Inspirado en una realidad que Caro encuentra muy cercana a su “dinámica familiar”, la serie, que hace desde el humor negro una puesta en común de varios elementos de la cultura popular del melodrama, transmite -afirma el realizador- “una libertad y un desenfado a la que la gente le tomó cariño”.
-¿Cuáles son tus planes post “La casa de las Flores”?
-“La casa de las Flores” significó tanto para mí que no me gustaría decir que nunca volveré, porque la industria del entretenimiento es tan cambiante que hay que estar abierto, pero tengo muchísimas ganas de indagar otros universos, nuevos formatos y géneros, porque hasta hace poco solo había hecho comedia.
-¿“Alguien tiene que morir”, próximo a estrenarse por Netflix, tiene algo que ver con la novedad que buscabas?
-Sí, es un drama casi con tintes de thriller donde no hay ni una sonrisa, ni medio chiste que de la posibilidad a sonreír. Contará la historia del ballet en 1950 y será protagonizado por Isaac Hernández, considerado el mejor bailarín de ballet del mundo. Es un formato distinto, tres capítulos de una hora sin posibilidad de otra temporada y un elenco maravilloso con Carmen Maura, Cecilia Suárez, Ernesto Alterio, Carlos Cuevas, Héctor Espósito y Alejandro Speitzer.
-¿Cómo fue la experiencia en este nuevo universo?
-Me sentí muy cómodo. Actores de esta talla hacen el trabajo más fácil. Y ahora, a la distancia, lo veo y me digo que tengo que volver a la comedia, no por el resultado sino por la sensación del momento que estamos pasando. Después de haber hecho “Alguien tiene que morir” tengo ganas de relajarme y divertirme como lo hice con “La casa de las Flores” (risas).
-¿Considerás que la comedia tiene una función social?
-Sí, y considero también que es un género devaluado. Da la posibilidad a una crítica feroz de lo que pasa en nuestra realidad, cuando te reís es porque algo se mueve en la cabeza y en los sentimientos. "La casa de las Flores” tiene esa posibilidad y hay que ser crítico a la sociedad porque es el núcleo de las mayores alegrías y peores problemas.
-¿Por qué considerás que la comedia se devaluó?
-Me llama la atención que la gente crea que hacer reír es fácil. Implica una habilidad mental y un ritmo muy particular, en el que también el creador debe saber qué exorcizar de sí mismo, cómo interpretar la comedia con verdad y que se transmita con el efecto que busca; es complicadísimo... Pero si ves una entrega de premios es muy raro que reconozcan una comedia o un actor de comedia porque parece que como es más accesible, tiene un grado menor. Creo que muchos comediantes podrían hacer drama, pero pocos actores de drama podrían hacer comedia.
"Las series respiran cada vez más la cultura de la región"
El creador mexicano Manolo Caro expresa que los realizadores latinoamericanos están “indagando en el universo audiovisual” y que “las series respiran cada vez más la cultura de la región”.
El director, que ganó popularidad en 2016 con “La vida inmoral de la pareja ideal”, que sigue la historia de dos personas que se reencuentran 25 años después de un apasionado romance de juventud, opina en diálogo con Télam que “llegará un momento en el que la narrativa nos pertenezca del todo”.
“Creo que nos fuimos ajustando hacia nuevos formatos americanos, aunque no voy a negar que a veces pienso que se intenta borrar la cultura latina de las narrativas. De a poco nos estamos permeando de nuestras historias, de nuestra forma de pensar, de nuestra idiosincrasia y manera de relacionarnos”, reflexiona el realizador nacido en 1985.
De esto da testimonio “La casa de las Flores”, que ensaya un gambito al modo tradicional de narrar los elementos de la cultura popular del melodrama con diálogos afilados y satíricos, como herramienta por excelencia en una búsqueda que también es enriquecida con una notable ambientación musical.
Realizador también de las comedias “Elvira, te daría mi vida pero la estoy usando” (2014), “No sé si cortarme las venas o dejármelas largas” (2013) o más recientemente “Perfectos desconocidos” (2018), Caro encuentra que “hay nuevos movimientos de talentos entre Argentina, Colombia, España y México" y resalta: "Esos intercambios nos ayudan a tener voz en las series. Algo que tal vez fuimos aprendiendo del mercado (norte)americano”.
En esa línea, el realizador que estrenará próximamente la miniserie "Alguien tiene que morir" por Netflix analiza: “La narrativa latinoamericana ha de estar porque los creadores somos latinoamericanos, y ahora el mundo es tan pequeño con el streaming que ya no importa de dónde salió el proyecto, si es bueno puede viajar y tener repercusión mundial".