“La situación del sector está muy delicada, han bajado notablemente los viajes y se produjo, económicamente hablando, como un cuello de botella”, asegura en declaraciones a este matutino un permisionario de larga trayectoria en la ciudad.
El escenario que describe el entrevistado aprieta a unas 650 familias que viven de lo que genera un sector que, en la actualidad, se encuentra seriamente comprometido y, según lo describen desde adentro, en una situación muy desigual con la competencia, a la que se accede desde una plataforma que ya lleva funcionando en la ciudad casi cuatro meses.
“La desigualdad con Uber es terrible”, hacen saber los taxistas. Y explican: “Sólo pretendemos que, si hay una empresa o un conjunto de vehículos que vienen a trabajar, que lo hagan en las mismas condiciones que nosotros”.
Las voces que llegan desde las paradas, esas que se ubican a metros de la Terminal, o frente a la Plaza Centenario, o sobre la Avenida Yrigoyen, afirman: “Existe una angustia que ya se está transformando en bronca”.
“Se hace lo que se puede. Hay colegas que han bajado la aplicación por desesperación. Son personas que tienen obligaciones, cuotas de auto que pagar y una familia que mantener”, reconocen.
A su vez, advierten que la empresa Uber “lo único que hace es destruir un sistema” y “realizar una fuga de capitales”, ofreciéndose como una opción potable, pero que vista desde la otra cara “no cuenta con seguros contra todo riesgo para la persona transportada, ni ofrece seguro contra valijas o bolsos”.
Según señalaron, en estos meses de crisis se registraron numerosas bajas en el sistema.
“Hay muchos trabajadores que han puesto en venta el auto, pero tampoco está fácil venderlo, porque la gente no quiere entrar al sistema por esta desregulación”, destacan.
Y amplían:“Los que más sufren las consecuencias son los choferes, porque un permisionario no puede seguir manteniendo una fuente de trabajo cuando da pérdida. A su vez, un chofer no puede seguir trabajando en el sistema porque su ingreso no llega al final del día a solventar los gastos de mantenimiento de una familia”.
“Hay una situación muy difícil que no sabemos cómo va a terminar, pero no vamos a bajar los brazos, vamos a seguir trabajando, vamos a ir a la legalidad, porque el Estado no se puede desentender de esta manera sin dar una solución al sistema; son alrededor de 650 las familias que viven del mismo, y han dejado librado al azar y desregulado de un día para el otro algo que lleva a la destrucción al transporte de pasajeros”, se explicó.
Según sostuvieron, en los últimos días se realizó una encuesta interna en la que se preguntó si hacía falta subir la tarifa. Por mayoría, taxistas y permisionarios dieron el visto bueno para que el precio del viaje aumente.
“Nosotros venimos atados a la tarifa de Córdoba y ya se pasó una nota al Concejo Deliberante solicitando una reunión para que a la brevedad den el aumento como corresponde”, dijeron.
Bajo la premisa de que no hay aumentos desde mayo, el sector pide ahora una suba que se aproxime al 30%. Esperan que la misma sea aprobada antes de que finalice el año. Mientras tanto, la pelota se encuentra del lado del Legislativo local.